• Ahí se conservan alrededor
de 400 metros de capas de sedimentos que contienen la información
climática y ambiental de, por lo menos, el último
medio millón de años en la cuenca de México
• El proyecto internacional también será útil
para el estudio del acuífero y de las propiedades mecánicas
del subsuelo
La Universidad Nacional, a través
de los institutos de Geología (IGL) y Geofísica (IGf),
encabeza el Proyecto de Perforación del Lago de Chalco, sitio
donde se conservan alrededor de 400 metros de capas de sedimentos
que contienen la información climática y ambiental de,
por lo menos, el último medio millón de años
en la cuenca de México.
Cómo varía el clima en tales
escalas de tiempo y cómo afecta a los ecosistemas es de gran
interés científico, pero este proyecto internacional,
donde colabora de forma cercana la Universidad de Minnesota, también
tiene un impacto social importante: la extracción de agua ha
provocado una subsidencia –hundimiento– diferencial que
afecta a las construcciones que ahí se asientan.
Esta investigación también
puede ser útil para conocer el funcionamiento del acuífero
de la cuenca de México y de las propiedades mecánicas
del subsuelo; es decir, tiene un interés más allá
de los aspectos paleoambiental o paleoclimático, explicaron
Margarita Caballero y María del Socorro Lozano, integrantes
del IGf e IGL, respectivamente.
Asimismo, serviría para documentar
cómo funciona el clima y modelar cómo será en
el futuro. “Queremos conocer el cambio climático natural,
sin efecto antropogénico, cuál es su variación,
qué efectos puede tener, a qué ritmos ocurre, qué
ciclos presenta; ¿cómo saber si el actual es un calentamiento
significativo si no tenemos datos para comparar?”, explicó
Caballero.
Recientemente se realizó en la UNAM
un taller financiado por el International Continental Drilling Program
(ICDP), donde se reunieron alrededor de 40 expertos nacionales y extranjeros
para argüir el potencial de la secuencia sedimentaria del Lago
de Chalco, invitar a la comunidad científica de diferentes
países a participar, y discutir los métodos, estrategias
y técnicas por incluir para que el estudio tenga un mayor impacto.
Chalco
La cuenca de México se cerró
hace alrededor de 800 mil años por la actividad volcánica
del Chichinautzin, explicó Lozano. El de Chalco (palabra de
origen náhuatl que significa “lugar arenoso”) era
uno de cinco lagos –junto con los de Zumpango, Xaltocan, Texcoco
y Xochimilco– que formaban un sistema lacustre.
Las cuencas lacustres tienen una vida corta
en términos geológicos: alrededor de 10 mil años.
Muy pocas en el mundo son más longevas, y una de ellas es la
del Valle de México, con sedimentación de cientos de
miles de años.
La investigadora del IGf explicó que
el lodo en el fondo de un lago se forma mediante un proceso de acumulación
de partículas; ese depósito está ordenado en
el tiempo, y a cada capa corresponde una época distinta.
En los lagos se preserva diferente tipo de
información, como la actividad volcánica (cenizas) que,
en este caso, hace 15 mil años moldeó la zona y cambió
sus características.
O bien granos de polen, que indican el tipo
de vegetación que hubo en cierto momento y, en consecuencia,
cómo era el clima. En el sedimento también hay minerales
o diatomeas (algas), que responden preguntas como si el lago era profundo,
somero, salobre o de agua dulce. “Con el estudio integral de
estos indicadores podemos reconstruir con más o menos precisión
las condiciones ambientales”, aseguró Caballero.
En 400 metros de sedimentos existentes en
Chalco, también hay esporas y otras evidencias de la vegetación
pasada, añadió Lozano. “En el penúltimo
interglaciar, hace 125 mil años, habían comunidades
de plantas con composiciones diferentes a las que se registran en
épocas más modernas”.
La idea es comparar el registro del interglaciar
pasado y el actual, correspondiente a la era que vivimos (llamada
Holoceno), para ver si fue más cálida o no, por ejemplo.
Hoy en día el Lago de Chalco está
prácticamente seco, sólo una pequeña zona ejidal
está libre de construcciones y queda un cuerpo de agua muy
pequeño, de unos cuantos centímetros de profundidad;
“aún en épocas de lluvia, lo que queda es un charco”,
dijo Caballero.
Con la idea de que esa zona era potencialmente
explotable, se construyeron canales desde la época de Porfirio
Díaz para extraer el agua de la cuenca. No obstante, ese terreno,
con vocación de lago, se inunda con frecuencia en la época
de lluvias. Ahora, podría ser un interesante objeto de estudio
internacional.
Perforación profunda
Los universitarios han analizado al lago
desde hace muchos años. María del Socorro Lozano comenzó
trabajar ahí en 1987, por lo que ahora cuenta con “antecedentes
importantes de lo que ha sido el cambio climático y ambiental”.
También, han hecho perforaciones,
con secuencias más cortas, de 20 e incluso 120 metros (esta
última realizada en 2008) en la zona ejidal, abundó
Caballero.
Pero ahora “queremos ir más
profundo, a los 400 metros”, y para ello se requiere la colaboración
con el consorcio ICDP. Luego de la discusión en el taller,
el proyecto será sometido a aprobación a inicios del
próximo año.
Para las diversas acciones con los núcleos
obtenidos (una especie de cilindros que contienen los sedimentos)
también se necesitará el financiamiento de otras instancias:
la propia UNAM, el Conacyt, la National Science Foundation de los
Estados Unidos, y todas aquellas que deseen participar y que fueron
representadas en el taller, entre ellas, las universidades de Florida,
Nuevo México, Estocolmo y Oxford, así como el Georgia
Tech.
Lozano García puntualizó que
además de integrantes de esta casa de estudios, se invitó
a representantes de la Comisión Nacional del Agua y del Sistema
de Aguas de la Ciudad de México. Los asistentes eran expertos
en acuíferos, sismología, vulcanología, cronología,
dinámica de la vegetación tropical, modelación
matemática y geoquímica, entre otras áreas.
En caso de aprobarse el proyecto, las muestras
obtenidas se enviarán a la Universidad de Minessota; ahí
existe un Centro de Documentación de Núcleos, donde
se procesarán de forma inicial con equipos especiales, y desde
ahí, se enviarán a los diferentes laboratorios en diversos
países para hacer análisis específicos.
Las perforaciones podrían durar alrededor
de dos meses, y el estudio completo de los datos puede abarcar años.
No obstante, en alrededor de dos más se espera obtener los
primeros resultados para ser publicados, aclararon las universitarias.
Una vez concluido el taller, se han identificado
las preguntas científicas por resolver y se hará la
propuesta formal para hacer la perforación, con millones de
dólares de inversión, en enero de 2013. “Existen
altas probabilidades de que el proyecto sea aprobado por el ICDP y
ser exitoso. Ello dará a la UNAM una presencia internacional
importante”, consideró Lozano.
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