• Si todo el recurso del planeta
pudiera colocarse en un recipiente de 20 litros, una cucharada correspondería
al agua potable disponible, ejemplificó Luis Marín
Stillman, del IGf de la UNAM
• La cosecha de agua de lluvia es una forma de enfrentar los
problemas de esta índole que aquejan al Distrito Federal,
y al país en general
No es que el agua se acabe, el volumen total
que existe en el planeta es el mismo, lo que ha cambiado son los sitios
donde hay disponibilidad. En la última época de los
glaciares se recargaron los acuíferos, labor que llevó
entre 10 y 15 mil años; actualmente, en menos de 100 años
esos niveles han bajado considerablemente.
Si todo el recurso del planeta pudiera colocarse
en un recipiente de 20 litros, una cucharada correspondería
al agua potable disponible, indicó Luis Marín Stillman,
académico del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
En el marco del Día Mundial del Agua,
que se conmemora este 22 de marzo, consideró que la cosecha
de agua de lluvia es una forma de enfrentar los problemas de esta
índole que aquejan al Distrito Federal, y al país, en
general. Con esta opción, se “puede reproducir de manera
artificial del ciclo hidrológico; la idea es captar parte del
líquido, no enviarlo directamente al drenaje, y usarlo en diferentes
aplicaciones.
En México se reconocen dos tipos de
agua: la de lluvia y la residual, sea municipal o industrial. En Estados
Unidos, existe uno tercero: agua de tormenta, que puede tocar pisos
o pavimentos y es muy fácil de contaminar con aceites y grasas;
en poco tiempo se convierte en recurso de mala calidad, detalló
el investigador.
Al señalar que la recarga de acuíferos
puede ser un proceso lento que lleva incluso miles de años,
dijo que la principal zona respectiva está localizada en el
Ajusco; no obstante, las perforaciones en esos sitios son, además
de incosteables económicamente, complicadas en el aspecto técnico,
porque es el punto en que más lejos se encuentra el espejo
de agua.
Realidad
Marín Stillman aseguró que
hay acciones que pueden hacer las personas para colaborar con el ahorro,
como “la reforestación. Sin embargo, si plantas un árbol
se requieren 40 años para que pueda dar agua al ecosistema”.
Asimismo, comentó que en 1976 autoridades
del Distrito Federal reconocieron la existencia de 36 acuíferos
sobreexplotados, y para 2002, la cifra superaba los 100.
Por lo que hace a México, en algunos
acuíferos –de Querétaro hacia el norte–,
se ha datado la edad de las aguas. Las de Tlaxcala son las más
jóvenes, con medio siglo; las de León, Guanajuato, de
mil 200 años; de Aguascalientes y Chihuahua, de 20 mil años”.
“Si cuidamos el recurso, nos ayudará
a tener sustentabilidad hídrica. El agua que se utiliza puede
tener 10 ó 15 mil años, y la que llueve hoy, no llegará
rápido a los acuíferos”, añadió.
Mientras la cantidad disponible va a la baja,
el crecimiento poblacional va a la alza. A nivel mundial, en el momento
en que se pasó de mil a dos mil millones de seres humanos,
el uso del agua se triplicó; al alcanzar los tres mil millones,
se cuadriplicó. Cada día más gente demanda servicios
de esta índole, la cuestión es saber cómo abastecerla
si cada día hay menos disponibilidad.
Para contribuir a solucionar el problema
hídrico, la UNAM, a través del IGf, celebrará
el Día Mundial del Agua con un seminario sobre sustentabilidad,
en el que participarán representantes de la industria, entidades
gubernamentales y de esta casa de estudios.
Las actividades para conmemorar esta efeméride
comenzaron el año pasado, y asistieron especialistas europeos
y de América, que trataron como tema central la reforestación.
Las de este año involucrarán
más a las empresas, y se pretende que giren alrededor de debates.
“La gente está cansada de diagnósticos, quieren
soluciones, por eso vamos a poner en la mesa los temas, a ver cómo
nos va”, subrayó Marín Stillman.
Origen
El Día Mundial del Agua se conmemora,
desde 1993, cada 22 de marzo. El lema de este año es “Agua
y seguridad alimentaria”, que engloba en forma simultánea
la alimentación y el líquido.
Nació en la Asamblea General de las
Naciones Unidas, después de la Conferencia de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada del 3 al
14 de junio de 1992, en Río de Janeiro, Brasil.
-o0o-