• No pueden considerarse transacciones
mexicanas, sino negocios entre empresas que asientan movimientos
de capital, al importar parte de los insumos, ensamblarlos y regresarlos
al exterior, consideró Arturo Ortiz Wadgymar, del Instituto
de Investigaciones Económicas
El 80 por ciento de las ventas externas de
México son productos manufacturados por empresas transnacionales
en el país. Es uno de los obstáculos que impiden que
la nuestra, sea una nación exportadora no transnacional, aseguró
Arturo Ortiz Wadgymar, del Instituto de Investigaciones Económicas
(IIEc) de la UNAM.
Los sectores exportadores tienen los elementos
técnicos, conocen la logística, pero el modelo de monopolios
obstaculiza las transacciones, especialmente, de la pequeña
y mediana industria. Son las grandes empresas corporativas las que
se benefician de los tratados de libre comercio, explicó.
No pueden considerarse transacciones nacionales,
sino negocios entre compañías que asientan movimientos
de capital, al importar parte de los insumos, ensamblarlos y regresarlos
al exterior, explicó en la conferencia Debate sobre el
comercio exterior de México en la nueva faceta de la globalización.
El panorama se complica por la recesión
global, porque todas las economías del orbe aplican restricciones
más severas al intercambio. “Es una fase de globalización
fallida”, estableció el autor de El libre comercio:
la ruina de México, en la sala José Luis Ceceña
Gámez de la citada instancia.
Este año, dijo, será grave
porque existe la posibilidad de que el modelo toque fondo y no disponga
de elementos para sustentarse. Ante el proteccionismo desbordado y
una competencia mundial más agresiva, México tendría
que aplicar alzas arancelarias, solicitar permisos previos de importación
y prohibir la entrada de ciertos productos; un país que no
se proteja, tendrá más problemas.
Son necesarias medidas mínimas para
afrontar una oleada de restricciones al intercambio, en un contexto
de recesión, detalló.
El integrante de la Unidad de Investigación
Economía Mundial del IIEc aludió a la revisión
exhaustiva de Estados Unidos a sus socios comerciales y su exigencia
a China para que aprecie la cotización del yuan, al considerar
la subvaluación del tipo de cambio una práctica de comercio
desleal que favorece a los productores asiáticos, ejemplificó.
El también profesor de la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) destacó que
será cada vez más difícil exportar. Sin embargo,
el país se empecina en firmar tratados, como el más
reciente con Perú y el instrumento sobre petróleo, que
está lleno de dudas, al no explicar cómo se informará
del hallazgo de nuevos yacimientos. “No se entiende que viene
un periodo proteccionista”, sostuvo.
Por su parte, Joaquín Flores Paredes,
de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuatitlán, consideró
que las posibilidades de las pequeñas y medianas empresas son
limitadas, pero el negocio no está anulado. Los productores
de aguacate de Michoacán, a través de alianzas estratégicas
con los importadores de la Unión Americana, penetraron con
éxito en el mercado del vecino país del norte, dijo.
Aún existen oportunidades para incursionar
con perspectivas positivas en el mercado mundial, con mercancías
con las que no compiten los productores de territorios desarrollados,
como joyería, artesanías, muebles, artículos
agrícolas, entre otros, consideró el autor del libro
El contexto del comercio exterior de México. Retos y oportunidades
en el mercado global.
Además, se deben cuidar aspectos de
logística para exportar con éxito, vigilar que lleguen
sin deterioro de calidad a su destino, entregar a tiempo, cumplir
los compromisos adquiridos en la transacción, y establecer
los mecanismos que aseguren el cobro, a través de los medios
de pago internacionales.
Es indispensable que la exportación,
de primera vez, sea la que abra brecha, y pensar que si el producto
cumplió las expectativas del comprador, las posibilidades de
exportar se incrementarán, finalizó.
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