Boletín UNAM-DGCS-170
FES Aragón.
11:00 hrs. 17 de marzo de 2012


Roberto Pliego Martínez

           


EL XOCHICALCO PREHISPÁNICO REVIVE EN MUNDOS VIRTUALES

 

• Un equipo multidisciplinario de la FES Aragón y arqueólogos del INAH recrearon esta mítica ciudad a través de técnicas como la inmersión y el 3D, que permiten al público caminar, literalmente, por el sitio y apreciar cómo era hace cientos de años, durante su época de mayor auge

De su recorrido por México en 1803, Alexander von Humboldt sólo lamentó una cosa, “no haber visitado Xochicalco ni comprobar con mis ojos lo que se dice del lugar”, según se lee en su libro Vistas de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América

Haber pasado tan cerca (cabalgó la ruta de Acapulco a Cuernavaca) y privarse de caminar por el sitio arqueológico fue algo que el explorador alemán se reprocharía de por vida, y todo fue, simplemente, porque ignoraba dónde se localizaba el asentamiento.

“Hoy, muchos siguen sin conocerlo, pero por razones muy distintas: las prisas de la vida diaria, compromisos familiares o la imposibilidad de viajar. No obstante, para quien no desee quedarse con el pendiente (o para quien tan sólo quiera regresar a ese enclave en Morelos), desarrollamos una reconstrucción virtual del lugar”, señaló el profesor Roberto Pliego Martínez, coordinador técnico por la FES Aragón del Proyecto de Reconstrucción de Zonas Arqueológicas de México.

Mediante un convenio —actualmente en etapa de protocolización— entre la UNAM y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y con base en investigaciones de arqueólogos adscritos a la zona, un grupo de especialistas, profesores y alumnos trabajan para recrear, a través de computadoras, técnicas de tercera dimensión y cámaras fotográficas y de video, cómo era este poblado en su época de esplendor.

El objetivo es que se aprecien estos escenarios a través de modelos reconstructivos en realidad virtual, es decir, mediante una serie de imágenes proyectadas en un monitor, o con procesos de inmersión, que permiten explorar el pasado a través de mundos digitales y, además, interactuar con el entorno, como si efectivamente el sujeto estuviera ahí.

“Para concretar este proyecto siempre hubo una noción clave: multidisciplina, concepto que en la FES-A practicamos a diario y que, al aplicarse a trabajos específicos, arroja resultados como éste. Fuese asunto de digitalizar fotografías, interpretar mapas o crear material didáctico, contamos en todo momento con un grupo de arqueólogos, arquitectos, diseñadores industriales, antropólogos e incluso con alumnos y docentes de Comunicación y Periodismo, y Pedagogía”, refirió.

Tras años de trabajo, ahora es posible tomar unos lentes estereoscópicos y, literalmente, viajar cientos de kilómetros y de años atrás y transportarse al Xochicalco vivo, a ése donde los estilos artísticos mayas, teotihuacanos, mixtecos y zapotecos conviven armónicamente en las fachadas de cada edificio, y en el que los muros en relieve relatan el mito de un dios llamado Quetzalcóatl.

“Esto es lo que llamamos inmersión y equivale a que el individuo se adentre en otra realidad, en una que hemos creado para él, para que camine, suba y baje por donde le plazca, siempre de la manera más fidedigna, pues detrás hay un sólido trabajo en equipo y mucha investigación”.

Desde el principio, al personal docente y a los alumnos prestadores de servicio social de la FES Aragón les entusiasmó estrechar lazos más allá de la UNAM y hacer mancuerna con arqueólogos del INAH, “especialmente con aquellos que no eran teóricos, sino de campo; con esos que se ensucian las manos en las excavaciones y conocen el lugar desde sus entrañas. Son ellos quienes aportaron los datos que nosotros, acto seguido, interpretaríamos en la computadora, el equivalente a un paso de estafeta, pues justo ahí fue donde nosotros retomamos el reto”.

Una ciudad en elevado

Xochicalco fue edificado en un cerro de 130 metros de altura, probablemente para complicar a sus enemigos cualquier intención de ataque. “Aunque nuestra pretensión es muy diferente, esta localización también nos ha dificultado un poco las cosas, porque hablamos de una superficie cerrada y en desniveles que nos hace replantear las estrategias de reconstrucción. Afortunadamente contamos con mapas topográficos y lecturas precisas para hacer nuestras interpretaciones tridimensionales, que tarde o temprano van a dar a un ordenador”.

El equipo de trabajo de la FES Aragón ha visitado en numerosas ocasiones la zona para entender mejor sus características, porque “no es lo mismo ver las cosas desde tu escritorio, en el monitor de tu computadora, que en vivo”, expuso el arquitecto y doctor en Pedagogía, quien confesó que a últimas fechas ha recorrido diferentes espacios para constatar si las recreaciones virtuales están en el lugar preciso o si emulan las texturas de las construcciones.

“A veces te llevas sorpresas, como descubrir de último minuto que te habías equivocado en alguna interpretación, o te das de bruces con detalles que no imaginabas. A mí me tocó ver cosas tan peculiares como la manera en que los espacios habitables se comunicaban: tenían unas estructuras que permitían caminar de azotea a azotea, y para descender había escaleras construidas ex profeso”.

El asombro que provocan las ruinas de Xochicalco es de viejo cuño, tanto que hace más de 200 años Alexander von Humboldt escribía: “Cuantos viajeros han examinado esta obra de los pueblos indígenas de América, han admirado el pulimento y elegante corte de las piedras de que está construida, que tienen todas formas de paralelepípedos, y se han maravillado del cuidado con que han sido unidas sin necesidad de cemento en las junturas, y de la ejecución de los relieves que la adornan”.

Precisamente es éste uno de los aspectos que requieren más cuidado: las texturas, pues dan el terminado fino a la reconstrucción. “Trabajamos a partir de imágenes y datos que introducimos a un ordenador, pero también disponemos de un arqueólogo que nos señala cómo eran esas superficies durante el esplendor xochicalca, y además nos dice qué colores ostentaban sus paredes e incluso si contaban con alguna representación pictográfica. Es así como, tono a tono, esta ciudad regresó progresivamente a la vida”.

Experiencia en evolución

La colaboración entre la FES Aragón y el INAH se remonta a 2007, año en que comenzaron a trabajar en un proyecto similar, pero enfocado a la zona arqueológica de Teotihuacan, recordó el pedagogo Jesús Escamilla Salazar, coordinador general de este trabajo.

“El resultado de aquella experiencia nos brindó las herramientas que tenemos hoy. Al principio pensamos en diseñar productos exclusivamente para especialistas, o que sirvieran como material de apoyo para clases a nivel superior, pero al desarrollar estos recursos constatamos que resultaban sumamente atractivos para el público en general”.

En 2009 concluyó la primera etapa y el resultado se tradujo en más de 600 archivos computacionales, material pedagógico, diversos recorridos virtuales y un programa de inmersión que actualmente se exhibe en el Observatorio Virtual Ixtli, de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Computación de la UNAM.

“Fue un trabajo inédito de alcances inesperados, y quizá el más notable sea que los recorridos virtuales elaborados por nuestro equipo fueron integrados a la exposición Teotihuacan, ciudad de los dioses, que no sólo se presentó en México, sino en lugares tan lejanos como Berlín, Roma, París y Madrid, donde recibimos respuestas entusiastas. Lo virtual logró lo imposible: que uno de nuestros centros arqueológicos más representativos cobrara vida y no sólo eso, sino que lo hiciera del otro lado del mundo”.

“Ignoramos si una vez concluido el proyecto Xochicalco el vínculo con el INAH continúe, pero lo logrado es precedente y punto de partida para emprender esfuerzos similares. Hemos corroborado que mediante estas técnicas podemos recrear el pasado y, lo más importante, que es posible abrir nuevas perspectivas hacia futuro”.

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Fotos


Para hacer las representaciones tridimensionales, el equipo de la FES Aragón viajó al sitio arqueológico.


Las recreaciones virtuales describen cómo era la ciudad en su momento de máximo esplendor.