• Algunas tienen una sobrepoblación
de hasta 200 por ciento; Estado de México, Baja California,
Sonora, Distrito Federal y Puebla, las entidades con mayores niveles,
dijo Emma Mendoza Bremauntz, de la Facultad de Derecho de la UNAM
El sistema penitenciario mexicano, con un registro
de 224 mil 246 personas a finales del año pasado, presenta
una sobrepoblación de más de 40 mil internos, es decir,
del 21.7 por ciento, aseguró la académica de la Facultad
de Derecho (FD) de la UNAM, Emma Mendoza Bremauntz.
Sin embargo, consideró que la solución no es construir
más cárceles, porque son una bomba por injusticias,
abusos, y porque la mayor parte del personal no cuenta con la preparación
suficiente. Además, la corrupción se presenta con facilidad
y se convierte en caldo de cultivo para la actividad delictiva.
Por ello, se pronunció porque los legisladores entiendan que
son los jueces quienes tienen que decidir, y no ellos de manera vertical,
con una ley que obligue a los impartidores de justicia a someterse
a esa reglamentación.
Es indispensable, admitió, “reformar la norma, pero
eso nadie quiere entenderlo, porque es un ámbito que no otorga
votos, pues si se sigue con la estrategia de enviar gente a las cárceles,
será necesario cerrar ciudades, para que todos estén
presos”.
En los seis u ocho centros más grandes del país se
concentran las mayores cantidades de internos, lo que propicia hacinamiento,
enfermedades e infecciones, entre otros.
De hecho, algunas entidades federativas tienen estos reductos con
una sobrepoblación de hasta 200 por ciento, y otras del 80
por ciento. No obstante, aquéllas que registran niveles inferiores
ya no se consideran sobrepobladas, aunque las condiciones de vida
no son las adecuadas.
Las más sobrepobladas se encuentran en el Estado de México,
Baja California, Jalisco, Sonora, Distrito Federal y Puebla, subrayó.
“Los centros de readaptación social por sí mismos
son terribles, pero empeoran si los internos viven amontonados, sin
buen alimento, sin oportunidades de vida, y con la idea social de
que los delincuentes no merecen nada, como si no fueran seres humanos
y carecieran de derechos”.
Pero el problema no sólo radica en la sobrepoblación,
sino en ser consecuencia de una política penitenciaria equivocada,
que pretende encerrar a todos aún por delitos “leves”.
La ex directora del Centro Femenil de Rehabilitación Social
para procesadas y sentenciadas de Tepepan, mencionó que México
tiene entre 415 y 430 cárceles de diversos tipos, desde las
federales de máxima seguridad, hasta las más pequeñas,
municipales, y las estatales, para la ejecución de las penas
de orden común.
En particular, señaló, hasta los últimos años
del siglo pasado en el territorio sólo había tres de
máxima seguridad, y antes de que se modificara el estatuto
político del Distrito Federal, albergaban presos federales
y del orden común. Sin embargo, recientemente se han incrementado
y hoy se cuenta con 10 de carácter federal.
Ante esta situación, la opción es emplear los sustitutivos
de la pena que están previstos en la ley; es decir, que efectivamente
se vigile que los sentenciados cumplan con sus sanciones, que se les
den las conferencias, que trabajen, y que haya un área que
inspeccione el cumplimiento, concluyó.
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