• Con fotografía aérea
infrarroja se puede saber el estado de salud y estrés de
los árboles de ese reservorio; esta técnica permitirá
hacer una evaluación y elaborar un catálogo de las
zonas más afectadas, explicó Pablo Leautaud Valenzuela,
del IGg de la UNAM
• El proyecto fue reconocido en el Concurso Nacional de Trabajos
Recepcionales y de Titulación sobre Bosques y Humedales 2011
de la CONANP
En la plenitud del invierno mexicano, una
gigantesca cortina natural pigmenta de naranja los bosques de oyamel
en los estados de México y Michoacán. Los santuarios
de la mariposa Monarca, considerados entre las cuatro bellezas naturales
reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en suelo
nacional, cuentan ahora con una estrategia más de protección,
que permitirá identificar las plagas que descortezan sus árboles.
Con la tesis de licenciatura “Evaluación
del estrés hídrico en Abies religiosa (Coniferophyta:
Pinaceae) mediante el uso de fotografía aérea infrarroja,
en la Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca”, Pablo
Leautaud Valenzuela, del Instituto de Geografía (IGg) de la
UNAM, desarrolló un método para detectar plagas forestales
en ese reservorio.
“Esta técnica hace uso de fotografías
aérea infrarrojas (IR), con la que es posible percibir el estrés
hídrico en el follaje de oyamel, que por lo general se asocia
a una infección por plaga forestal. Con estas imágenes
se tiene una perspectiva completa del paisaje, y con sus propiedades
espectrales se puede distinguir entre una vegetación sana y
otra que no está en esa condición, sea por algún
patógeno, plaga o daño físico; con esta percepción
remota es más fácil localizarla de manera eficiente
y relativamente a bajo costo”, explicó.
El Método
Cada año, entre noviembre y marzo,
las mariposas Monarca (danaus plexippus) encuentran en los
bosques mexicanos las condiciones para desarrollarse y aparearse:
altitud, temperatura, humedad y exposición a los rayos solares.
Por ello, es prioritario proteger su hábitat del descortezador
del oyamel.
“Aunque aún no es un problema
grave, se empiezan a notar brotes considerables, por lo que este método,
comparado con el que usa actualmente la Comisión Nacional Forestal
(CONAFOR), que es el sobrevuelo en helicóptero, ofrece mayor
eficacia al momento de detectar la plaga, hasta del 100 por ciento”,
subrayó.
El levantamiento aéreo fotográfico
IR lo realizan el Fondo Monarca y el IGg, junto con la World Wide
Fund for Nature (WWF), que proveen las imágenes para después
corregir colores, georreferenciarlas, crear un mosaico y, a la postre,
extraer la información.
Asimismo, precisó que el desarrollo
del método se limitó al área norte de la reserva,
en la Sierra Chincua; el muestreo se realizó en un recuadro
de dos mil hectáreas. “Elegimos ese sitio porque tenemos
un gradiente altitudinal considerable, parte cae en zona núcleo,
parte en amortiguamiento, es un bosque conservado típico, representativo
del resto de la vegetación”.
El proyecto se encuentra actualmente en evaluación
de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas
(CONANP) para ser aplicado en toda la reserva, pero según Leautaud,
“puede extrapolarse a otras regiones de México, como
el Sistema Neovolcánico, donde existe una población
considerable de oyamel”.
La tesis del universitario fue reconocida
en el Concurso Nacional de Trabajos Recepcionales y de Titulación
sobre Bosques y Humedales 2011 de la CONANP, con el tercer lugar en
la categoría de Conocimiento.
Scolytus mundus
El descortezador del oyamel (Scolytus
mundus), que también afecta las poblaciones del cerro
de las Cruces y del Parque Nacional Izta-Popo, tiene una relación
estrecha con el impacto de las actividades humanas, pues se observa
un patrón de ataque en áreas fragmentadas o deforestadas,
indicó el estudiante del IGg.
“En nuestra zona tenemos aproximadamente
180 árboles plagados, hubo una tendencia a que la mayoría
se encontrara en la región núcleo. En realidad, el daño
es poco si se compara con Canadá, donde las infecciones son
de millones de hectáreas. La plaga es un organismo endémico,
no introducida, ni es una especie invasora; es parte de la naturaleza”,
precisó.
Leautaud cuenta con una aliada: una cámara
réflex, con la que escruta el firmamento y los desplazamientos
de las aves. “Inicié con la fotografía como pasatiempo,
pero es una herramienta muy útil para la biología y
su divulgación. Las aves son muy fotogénicas, estéticamente
agradables, te ofrecen mucha flexibilidad desde ese punto de vista,
se puede jugar mucho con las exposiciones y los enfoques”, concluyó.
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