• El rector José Narro
Robles aseguró que persisten violencia física y psicológica,
discriminación en muchos ámbitos profesionales, y
prejuicios
• En el marco del Día Internacional de la Mujer, la
Universidad entregó el Reconocimiento Sor Juana Inés
de la Cruz a 76 destacadas académicas
La violencia física y psicológica,
la discriminación en muchos ámbitos profesionales, y
la persistencia de prejuicios, hacen necesario que continúen
los esfuerzos para que las mujeres tengan las mismas oportunidades
de desarrollo que los hombres, planteó el rector José
Narro Robles.
En un mensaje con motivo del Día Internacional
de la Mujer, señaló que con esta fecha, en todo el mundo
se rememora la lucha por lograr la igualdad de géneros.
“Deseo, junto con todas ustedes, que
llegue el tiempo en que no sea necesario celebrar un día para
recordarnos a todos que la desigualdad existe todavía en nuestro
mundo”. A pesar de que es mucho lo que se ha avanzado, también
queda mucho por hacer, sentenció.
El rector dijo a las presentes que cuentan
con el compromiso y empeño por lograr que en la Universidad
Nacional haya cada vez más posibilidades en ese avance y en
el desarrollo de este segmento que forma parte de esta comunidad,
así como en el conocimiento sobre su situación en México.
En el marco de la conmemoración, esta
casa de estudios entregó el Reconocimiento Sor Juana Inés
de la Cruz a 76 destacadas académicas, en el Teatro Juan
Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario.
Silvia Torres Castilleja, coordinadora del
Consejo Académico del Área de las Ciencias Físico
Matemáticas y de las Ingenierías, expuso que las merecedoras
de la distinción han sido seleccionadas por su destacada labor
en sus respectivas tareas.
La astrónoma señaló
que dentro de esta institución son mujeres el 43 por ciento
del personal académico, 56 por ciento de estudiantes de bachillerato,
55 por ciento de licenciatura y 49 por ciento de posgrado. “Significa
que se han alcanzado niveles de equidad en cuanto a la matrícula”.
Torres Castilleja instó a las premiadas
a seguir en su esfuerzo educativo en los salones de clase, laboratorios,
talleres y los foros posibles; las convocó a continuar con
la formación de jóvenes con la mejor preparación,
vocación de servicio y sentido crítico, para que se
conviertan en agentes de cambio de la sociedad.
En representación de las galardonadas,
Nelia Tello Peón, de la Escuela Nacional de Trabajo Social,
dijo que la realidad del país es compleja, y aún el
sector padece graves rezagos. La muerte de mujeres en el embarazo
y el parto constituye un grave problema de salud pública; la
mortalidad materna relativa es nueve veces mayor que en Estados Unidos,
y el riesgo de deceso es más del doble entre quienes habitan
comunidades rurales.
A pesar de los progresos en materia educativa,
en México tienen sólo siete años de escolaridad
promedio. Aquí, ser mujer y trabajar en una maquiladora significa
estar en peligro de muerte, abundó.
La violencia contra ellas es una realidad
que se impone. Algunas de sus formas son sutiles, pero socialmente
graves, como no dar a las hijas las oportunidades de estudio que se
otorgan a los varones.
Los análisis muestran que el indicador
más certero del aprovechamiento de un joven en todo el mundo
es el nivel de preparación de la madre. Ella es el primer maestro,
el más constante, y muchas veces, el único, acotó.
Ser universitaria reviste una responsabilidad
especial, por haberlo logrado, por serlo día a día,
con la enseñanza y la investigación. “Llegar a
donde estamos ha significado una larga cadena de actos de rebeldía,
donde las libertades eran negadas. Pero sería paralizadora
ceguera no darnos cuenta de los muchos espacios que aún nos
faltan por conquistar, incluso en el ámbito universitario”.
-o0o-