Boletín UNAM-DGCS-149
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 7 de marzo de 2012


Ana Buquet Corleto

           


EN MÉXICO, LAS MUJERES GANAN ENTRE CUATRO Y 12 POR CIENTO MENOS QUE LOS HOMBRES

 

• Según el INEGI, esas diferencias salariales promedio se profundizan por sectores y llegan hasta 52 por ciento en el sector comercio, dijo Ana Buquet Corleto, del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM
• En el Día Internacional de la Mujer, la académica opinó que acabar con la división sexual del trabajo y modificar la concepción cultural de lo femenino y lo masculino son dos retos para alcanzar la equidad

En México las mujeres ganan, en promedio, entre cuatro y 12 por ciento menos sueldo que los varones, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) correspondientes a 2011.

“Esta cifra se profundiza por sectores. Por ejemplo, en las ocupaciones relacionadas con el comercio, de acuerdo al Índice de Discriminación Salarial, las mujeres deberían incrementar su salario en 52.2 por ciento para emparejarse con los hombres que trabajan en ese sector”, afirmó la investigadora Ana Buquet Corleto, del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la UNAM.

Respecto a los puestos de funcionarios y directivos, tanto del sector público como privado, para que hubiera igualdad entre los sexos las mujeres deberían tener un aumento del 24.9 por ciento, añadió la Secretaria de Equidad de Género del PUEG.

La diferencia salarial es una clara muestra del desequilibrio que, con todo y los avances logrados por varias generaciones de mujeres en las últimas décadas, prevalece en muchos espacios de la vida diaria y reproduce un modelo cultural de desigualdad.

Buquet explicó que aunque ellas laboran en muy diversos sectores productivos, la mayoría aún está lejos de ocupar puestos de mando y ejercen, mayoritariamente, roles de apoyo y asistencia a los varones.

“Esto nos muestra que hay un reto muy grande todavía a nivel nacional, aunque no es una situación exclusiva de México, ocurre en todo el mundo”, añadió.

El Día Internacional de la Mujer, que se celebra este 8 de marzo, es importante para enfatizar lo que falta por hacer a favor de la equidad.

El caso de la UNAM

Buquet coordina en el PUEG el proyecto Equidad de Género en la UNAM, esfuerzo que parte de establecer la situación entre hombres y mujeres universitarios, y considera al estudiantado, al personal académico y al administrativo para combatir la desigualdad.

La institución es ejemplo y referencia para investigaciones en la materia, “pero esto no significa que la inequidad pase sólo en la Universidad o que sea su responsabilidad. Esa condición es un fenómeno de carácter mundial y la UNAM toma diversas acciones, una de ellas es este proyecto”, aclaró.

A nivel disciplinario, ellas tienen mayor presencia en las carreras menos valoradas social y económicamente. Se agrupan más en las áreas de humanidades, y menos en las de investigación científica, lo que también afecta su salario.

Respecto a la matrícula estudiantil, la distribución es muy diferenciada. “En carreras como Enfermería, Trabajo Social, y Pedagogía hay concentraciones altísimas, mientras que los hombres se ubican mayoritariamente en las ingenierías, física y matemáticas”, acotó.

Si egresan y se incorporan al mercado laboral, resulta que los ingresos en enfermería son mucho más bajos que en ingeniería, así que éste es otro factor que repercute en lo salarial.

Trabajo doméstico no reconocido

Las mujeres se agrupan aún como secretarias, trabajadoras domésticas, cuidadoras, enfermeras. “Son oficios y profesiones que la sociedad no valora, porque siempre se han asociado con el espacio doméstico, un lugar donde hay que hacer mucho trabajo, pero no se paga”.

Buquet destacó que en el espacio doméstico se satisfacen necesidades básicas, como alimentación, higiene, cuidado de la salud, descanso y crianza. “Es otro tema que interviene en la desigualdad laboral, y que implica a ellas trabajar adicionalmente varias horas en casa”.

Elegir profesiones y oficios relacionados con este género es lo apropiado con las identidades que culturalmente hemos heredado, pero replican la inequidad.

“Las mujeres y los hombres reproducimos el sistema de relaciones de género, según como nos conformamos en tanto sujetos. A las niñas se les educa de una forma particular para que se reconozcan y se sepan niñas y mujeres, y con los niños pasa lo mismo, con sus referentes masculinos”, señaló.

Por eso hay juegos diferentes, que los relacionan con esa identidad y que más adelante repercuten en la orientación vocacional de los y las jóvenes.

“El mensaje del sistema de relaciones de género en que vivimos es que ellos y ellas son diferentes en prácticamente todos los ámbitos de la vida humana. Entonces, tenemos funciones sociales, formas de pensar y capacidades intelectuales desiguales. Desde mi punto de vista, es una idea completamente equivocada”, destacó.

Somos distintos sexualmente, pero a nivel de capacidades, en el sentido humano, tenemos la misma posibilidad de desarrollarnos, de trabajar en cualquier lugar y desplegar habilidades para incorporarnos en distintos ámbitos, reiteró.

Desde luego, en el modelo actual las mujeres que destacan adquieren ciertas características identificadas con lo masculino, como la fortaleza y la capacidad de liderazgo.

Modificar la concepción cultural

Para que ambos géneros se integren en igualdad, se requiere un cambio en la concepción cultural, en los significados y las mentalidades, modificar roles arraigados por generaciones, precisó.

La investigadora consideró que actualmente se enfrentan dos grandes retos: acabar con la división sexual del trabajo y cambiar la concepción de lo femenino y lo masculino. En la medida que se modifique, podremos avanzar más rápidamente hacia esa meta, finalizó.

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Fotos


Ana Buquet Corleto, del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM.