• En total, siete investigadores
recibirán el apoyo; se busca dar un impulso a su ya destacada
labor científica
• Recibirán la subvención con la que desarrollarán
un proyecto de investigación original “que se espera
contribuya de manera importante al desarrollo científico
del país”, destacó Manuel Torres Labansat, director
del Instituto de Física de la UNAM y director de la Fundación
respectiva
Para reconocer a jóvenes científicos
destacados en su área de especialización y dar un impulso
a sus carreras, la Fundación Marcos Moshinsky otorgó,
por primera ocasión, siete cátedras de investigación,
de las que tres son para académicos de la UNAM, y cuatro para
miembros de instituciones de varios estados de la República
Mexicana.
En la primera convocatoria, lanzada en 2011,
se recibieron 73 solicitudes. Con base en sus méritos académicos
y la originalidad de sus proyectos, se seleccionaron siete: cuatro
en ciencias químico-biológicas, dos en ciencias físicas
y uno en matemáticas.
Los académicos de la UNAM que fueron
seleccionados para recibir las Cátedras de Investigación
Marcos Moshinsky son: Tamara Luti Rosenbaum Emir, del Instituto de
Fisiología Celular; Florian Luca, del Centro de Ciencias Matemáticas
en Morelia, y José Roberto Zenit Camacho, del Instituto de
Investigaciones en Materiales.
Asimismo, Jorge Ancheyta Juárez, del
Instituto Mexicano del Petróleo; José López Bucio,
del Instituto de Investigaciones Químico Biológicas
de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; Elías
Manjarrez López, del Instituto de Fisiología de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, y Luis Arturo Ureña
López, del Instituto de Física de la Universidad de
Guanajuato.
Los galardonados fueron seleccionados por
reconocidos científicos mexicanos y recibirán un apoyo
económico con el que desarrollarán un proyecto original
“que se espera contribuya de manera importante al desarrollo
científico del país”, dijo Manuel Torres Labansat,
director del Instituto de Física de la UNAM, y director de
la Fundación.
Marcos Moshinsky fue una figura fundamental
de la física y la ciencia mexicana y siempre se caracterizó
por apoyar y formar a jóvenes investigadores. A su muerte,
esta labor trascendió al hacer un bondadoso donativo para continuar
con el apoyo a estos nuevos científicos, destacó.
Con el apoyo y la colaboración de
la Universidad Nacional y del CONACYT se pudo instituir la Fundación,
cuya mesa directiva está formada por científicos, como
Alejandro Frank, Jorge Flores Valdés, Guillermo Monsivais,
Octavio Novaro, Thomas Seligman, Pier Mello y el propio Torres Labansat.
La agrupación tiene como misión
impulsar la ciencia en México a través de distintas
estrategias. Una de ellas es la creación de las cátedras
que buscan constituirse en un homenaje permanente a la labor del físico
universitario, subrayó.
Torres Labansat detalló que los jóvenes
científicos podrán potenciar su trabajo ya destacado,
y hacer uso de los recursos con amplia libertad tanto en tiempo como
en forma.
Al término de los dos años
de vigencia de la cátedra reportarán sus logros a la
Fundación, así como los productos de su trabajo: desde
libros, hasta nuevos experimentos y modelos teóricos y experimentales.
Los ganadores
En el área de ciencias químico-biológicas,
Tamara Luti Rosenbaum Emir obtuvo la cátedra por su proyecto
“Regulación de la Actividad del canal TRPV1 por progesterona”,
en el que propone estudiar el funcionamiento del canal iónico
TRPV1, responsable de la percepción al dolor.
En una etapa inicial del proyecto, Rosenbaum,
del Instituto de Fisiología Celular, descubrió que el
funcionamiento de este canal está afectado por una hormona
femenina (progesterona). Sugiere una explicación al conocido
efecto de mayor tolerancia al dolor por las mujeres que por los hombres;
este trabajo tiene perspectivas para la fisiología del dolor.
En el área de ciencias físicas,
se otorgó al proyecto “Bio-mecánica de fluidos”,
de José Roberto Zenit Camacho, del Instituto de Investigaciones
en Materiales, que plantea explorar la mecánica de fluidos
en sistemas biológicos como las válvulas cardiacas o
el nado de peces. Este tema multidisciplinario ha cobrado gran importancia
en la comunidad científica en años recientes, pero su
desarrollo es incipiente en México.
El proyecto de Florian Luca, del Centro de
Ciencias Matemáticas, está ubicado en esta área
y está referido a las llamadas Ecuaciones Diofánticas
y la teoría analítica de números.
También en el área químico-biológica,
Elías Manjarréz, jefe del Laboratorio de Neurofisiología
Integrativa del Instituto de Fisiología de la BUAP, desarrollará
un proyecto para caracterizar un sistema reticular para el avance
en el conocimiento de la fisiología del sistema nervioso central,
con repercusión internacional relevante.
Por su parte, José López Bucio,
investigador en la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, estudiará la comunicación química entre
plantas y bacterias. Mientras que Jorge Ancheyta Juárez, del
Instituto Mexicano del Petróleo, desarrollará modelos
matemáticos para la simulación, diseño y optimización
de reactores durante la conversión de los crudos pesados.
En ciencias físicas, Luis Arturo Ureña
López, del Instituto de Física de la Universidad de
Guanajuato, presenta un ambicioso proyecto para avanzar en el entendimiento
del origen de la materia oscura y la energía oscura.
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