• Sideralia López es
originaria de San Juan Colorado, en la Costa Chica de Oaxaca; en
sus planes está estudiar una especialidad perinatal
• En su tesis dio seguimiento al embarazo de una adolescente,
pues considera que casos como éste permiten entender mejor
qué hacer ante el cada vez mayor índice de jóvenes
en estado de gravidez
Sideralia López Pérez es originaria
de San Juan Colorado, en la Costa Chica de Oaxaca, y becaria mixteca
del Programa Universitario México Nación Multicultural
(PUMC). Obtuvo su título de licenciatura en la Escuela Nacional
de Enfermería y Obstetricia (ENEO), con mención honorífica.
La sustentante presentó el trabajo
Cuidado a una adolescente embarazada con déficit en la
asunción del rol maternal, en la sala de juntas de la
dirección de la ENEO, con Sofía Rodríguez, como
presidente; Armando Sánchez, secretario, y Miltón Granada,
sinodal.
La investigación es resultado del
trabajo de campo realizado entre agosto y octubre del año pasado,
en el Centro de Salud tipo III de Iztapalapa, Dr. Guillermo Román
Carrillo, así como en el domicilio de la paciente.
La elección del tema central de la
tesis responde al alto índice de embarazos entre los jóvenes
del DF. Para respetar la identidad de la paciente, en ningún
momento menciona su nombre ni el del padre.
Feliz por titularse con mención honorífica,
López Pérez comentó que se apoyó en el
programa Hacia una Nueva Generación de Mexicanos, que en este
caso beneficiaron a los padres adolescentes y bebés. Entre
sus planes está continuar sus estudios, en la especialidad
de enfermería perinatal, siempre que los recursos económicos
familiares lo permitan.
Objeto de estudio
Para cuestiones de la investigación,
Sideralia utilizó el periodo del 15 de agosto al 14 de octubre
de 2011, en el Centro de Salud de Iztapalapa, donde realizó
el servicio social, y en seis ocasiones visitó el domicilio
de la adolescente, que en ese momento cumplía el tercer trimestre
de embarazo. Se trata de una mujer de 17 años, con secundaria
completa y dedicada al hogar. Vive en casa de sus suegros, en unión
libre con su pareja de 19 años.
En cuanto a los hábitos, en las primeras
visitas, la paciente sólo se lavaba boca y manos una vez al
día, desconocía valores nutritivos de los alimentos,
bebía un litro de agua, presentaba riesgo de déficit
de calcio y, en promedio, dormía cuatro horas.
Pese a que mostró poco conocimiento
acerca del embarazo y mínima voluntad para asesorarse, hacia
los últimos contactos la paciente reportó avances e
interés, y también el padre, que en ocasiones acompañó
a su pareja a consulta médica.
Otros aspectos positivos detectados fueron
el fortalecimiento de lazos afectivos a través de la comunicación
en la pareja, incluso con familiares del adolescente. A la paciente
le dieron un diagnóstico de sífilis, situación
que provocó ansiedad y desconcierto ante la posibilidad de
que el bebé naciera ciego o sordo.
Tras verbalizar el problema con su pareja
y de una prueba confirmatoria que resultó negativa, los adolescentes
se sintieron más tranquilos.
Examen y conclusiones
Por la experiencia, la becaria resaltó
la importancia de dar cuidado integral a los pacientes, buscar los
motivos que provocan afecciones y tomar en cuenta cuestiones sociales,
culturales e incluso religiosas.
Además, señaló que las
enfermeras deben racionalizar los cuidados a los pacientes, pensar
cómo hacerlo y, si es necesario, recurrir a los libros para
encontrar la mejor forma de aplicarlos.
Tras las prácticas en hospitales y
por la investigación llevada a cabo con adolescentes embarazadas,
López Pérez es partidaria de las sugerencias más
que de las imposiciones en la relación paciente-enfermera.
Al margen de la brecha generacional, trabajar
con menores de edad le permitió entender las problemáticas
inherentes al cuidado integral en las diferentes etapas de la gravidez.
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