Boletín UNAM-DGCS-076
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 6 de febrero de 2012


Andrómeda Valencia Ortiz

           


UTILIZAN EN LA UNAM TRATAMIENTO EFECTIVO PARA ATENDER EL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO

 

• Quienes lo presentan son apoyados con fármacos y terapia psicológica, con pronóstico favorable, informó Andrómeda Valencia Ortiz, responsable del Centro de Servicios Psicológicos Guillermo Dávila, de la FP

Las fobias específicas y sociales, trastornos más comunes entre la población -según la última Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica en México, casi 12 de cada 100 entrevistados respondieron haber padecido alguna en un momento de su vida-, hoy pueden ser apoyadas de forma efectiva con la combinación de un tratamiento farmacológico y atención psicológica, en particular con terapia cognitivo-conductual.

Así lo explicó Andrómeda Valencia Ortiz, responsable del Centro de Servicios Psicológicos Guillermo Dávila, de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, quien señaló que los casos severos son atendidos por un médico psiquiatra, que orienta sus prescripciones al control de los niveles de neurotransmisores. En tanto, el terapeuta facilita al paciente estrategias para distinguir qué alternativas son saludables para aminorar su ansiedad, informó.

El enfoque cognitivo-conductual implica que los especialistas del comportamiento y de los procesos de pensamiento conjuntan estrategias y técnicas para el aprendizaje de patrones de conducta. A nivel internacional, esta fórmula presenta el más alto nivel de efectividad, con respecto a otros tratamientos.

Ansiedad y control

Los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) tienen dos componentes fundamentales, el primero relacionado con las ideas repetitivas y recurrentes, y el segundo, con el comportamiento, explicó.

El individuo desarrolla pensamientos falsos respecto a que si realiza ciertas actividades puede controlar su entorno, como cerrar 10 veces una puerta para aminorar el temor de que un extraño entre a su hogar, ejemplificó.

Esas actitudes se vinculan con situaciones de estrés o ansiedad, provocadas por algún evento en particular. Son consideradas un problema de salud mental; el sujeto puede llegar a abandonar sus labores y responsabilidades cotidianas y genera un malestar individual, familiar o social importantes.

“Un obsesivo sufre por no tener el control y actúa en consecuencia, aunque esto implique faltar a la escuela o al trabajo por dedicar tiempo a los rituales que establece para disminuir su ansiedad”, abundó.

Las personas diagnosticadas con TOC pueden ser atendidas de forma adecuada para mejorar su calidad de vida; además, se apoya a los familiares del paciente, que no comprenden que alguien pueda dedicar tiempo a los rituales que realiza para controlar su temor, en detrimento de la convivencia con los seres queridos, destacó.

“Se le enseña al paciente a permitir ciertas discrepancias entre sus ideas y lo que sucede en su entorno. Si piensa que debe lavarse las manos, se le brindan herramientas para que antes aminore la conducta, a fin de posibilitar un cambio en su comportamiento y en sus pensamientos”, explicó.

Ansiedad y control

El aviador, cinta de Martin Scorsese acerca de la vida de Howard Hughes, productor cinematográfico y precursor de la aviación, presenta diversos episodios en los que el personaje, abrumado por las circunstancias, se aísla de las personas o lava sus manos de manera repetitiva, incluso hasta lastimarse.

Valencia Ortiz subrayó que muchas personas presentan rasgos de personalidad obsesiva, sin que ello signifique un problema de salud mental. En cierto momento, son muy cuidadosas en tener su casa limpia, ordenan sus prendas de vestir de acuerdo a ciertos patrones, son metódicos en su trabajo, características que resultan positivas en su vida diaria.

“Si se presenta malestar, incomodidad, enojo o frustración por no tener el control sobre las situaciones, es momento de reflexionar acerca de si hemos rebasado el límite”, concluyó.


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Fotos


Andrómeda Valencia Ortiz, responsable del Centro de Servicios Psicológicos Guillermo Dávila, de la Facultad de Psicología de la UNAM.