• Para lograrlo, es indispensable un rumbo distinto al que
proyectan los líderes mundiales en el Foro Económico
Mundial 2012, en Davos, expuso Guadalupe Mantey de Anguiano, académica
de la FES Acatlán
• México, subrayó, está expuesto a salidas
de capital por las perspectivas de bajo crecimiento, deterioro en
la balanza de pagos y dependencia de importaciones de alimentos,
entre otros
Para afrontar los graves desequilibrios que
aquejan a la economía global, es necesario establecer un nuevo
modelo, distinto a la vía propuesta por los líderes
mundiales en el Foro Económico de Davos, Suiza, sostuvo Guadalupe
Mantey de Anguiano, académica de la Facultad de Estudios Superiores
(FES) Acatlán.
Una verdadera transformación del panorama
económico y social imperante, caracterizado por el lento crecimiento,
aumento en el desempleo e inestabilidad financiera, requiere incrementar
el gasto público para estimular el ingreso y el empleo.
En este contexto, mencionó la académica,
no se promovería la reducción de los salarios, pues
la fortaleza del mercado interno es fundamental para estimular mayor
inversión física, obtener las ventajas derivadas del
progreso técnico y generar nuevas plazas.
“Este nuevo esquema precisa de la intervención
del Estado en la regulación del volumen de crédito y
su asignación, que es lo que rechazan los líderes que
se congregan en Davos, y que responden a los intereses de las mayores
instituciones financieras”, afirmó.
Las reformas contempladas en el Resumen Ejecutivo
de la cumbre, coinciden con las políticas que el Fondo Monetario
Internacional (FMI) recomendó en el Informe para la Reunión
de Primavera 2011, aseguró.
Entre las medidas destacan: implantación
de la consolidación fiscal como regla de política, flexibilización
del mercado laboral para estimular a la iniciativa privada, y reforma
de los sistemas de pensiones para atenuar la presión financiera
sobre los gobiernos.
Además, contempla la exigencia de
una mayor participación de los países emergentes en
el salvamento financiero de las economías desarrolladas, a
cambio de un incremento en el poder de voto dentro del FMI; freno
al crecimiento de las naciones en vías de desarrollo, para
liberar recursos y transferirlos a las economías más
influyentes, protección de los derechos de propiedad intelectual
y la libre comunicación de ideas y conocimientos.
“Llevamos tres décadas con la
aplicación de estas políticas y no se recuperan los
ritmos de avance económico, se advierte un deterioro persistente
en la distribución del ingreso en contra del factor trabajo
a nivel global, y la mayor participación de las utilidades
en el ingreso no se ha visto correspondida con un aumento relativo
en la inversión”, advirtió Mantey de Anguiano.
Países emergentes
Respecto a las economías en desarrollo,
destacó que la globalización productiva y la apertura
financiera con desregulación, han tenido altos costos pero,
en buena medida, son procesos reversibles.
Las naciones emergentes, dijo, pueden ser
los acreedores del FMI y de las potencias económicas en desgracia.
Registran niveles de crecimiento más rápidos que las
industrializadas y en varios países de ingresos medios existen
movimientos muy favorables hacia una mejor distribución del
ingreso.
En naciones como Argentina, Chile, Perú
y Uruguay se recibirán grandes flujos de capital externo, que
darán estabilidad a sus tipos de cambio y les permitirán
mantener su crecimiento. Los procesos de integración productiva
en el cono sur, además, difundirán los beneficios en
esa región, estableció.
En territorios latinoamericanos con menor
avance, y menos integradas a esa región, pueden registrarse
volatilidad del capital externo y de tipos de cambio, que desalentarían
la inversión y dificultarían aún más su
crecimiento, agregó.
Respecto a México, subrayó que está expuesto
a salidas de capital por las perspectivas de bajo crecimiento, deterioro
en la balanza de pagos, por la dependencia de importaciones de alimentos,
e inestabilidad política, que puede verse agravada por el año
electoral; alta dependencia de la economía norteamericana,
y el incierto desenvolvimiento de esta última.
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