• María Sitges, del IIBm
de la UNAM, descubrió que la vinpocetina tiene gran potencial
anticonvulsivo y neuroprotector
• Era utilizada para tratar disfunciones cerebro-vasculares
leves y sin contraindicaciones
María Sitges, neurocientífica
del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM,
descubrió que la vinpocetina (fármaco utilizado para
tratar disfunciones cerebro-vasculares leves y sin contraindicaciones)
controla mejor (a dosis mucho menores que las requeridas por un tratamiento
con cualquier antiepiléptico disponible) las convulsiones de
quienes padecen epilepsia, y no causa efectos secundarios adversos.
Sitges, experta en fisiología de terminales
nerviosas cerebrales aisladas, caracterizó –en colaboración
con Vladimir Nekrassov, del Instituto Nacional de Rehabilitación–
el mecanismo de acción de la vinpocetina en modelos in
vivo e in vitro.
De esta manera, se estaría a un paso
de tratar y curar ese padecimiento, que hasta ahora sólo puede
ser controlado. “En efecto, los mal llamados fármacos
antiepilépticos realmente no curan, sólo controlan las
convulsiones en 70 por ciento de los casos; el resto de los pacientes
es refractario a ellos”, aclaró la universitaria.
Además, las dosis altísimas
de antiepilépticos que se administran de por vida ocasionan
efectos secundarios adversos, como alteraciones en la cognición,
a veces en la memoria, sordera en algunos casos y daño hepático,
entre otros.
Sitges se dedicó a indagar, a diferentes
niveles de complejidad, los efectos simples y combinados de la vinpocetina
y de varios antiepilépticos clásicos. Fue así
como comprobó que el primero es 100 veces más potente,
efectivo, y mejora la audición (no sólo en pacientes
epilépticos, sino en general) y la memoria.
Debido a que su mecanismo de acción
(actúa sobre los canales de sodio sensibles al voltaje) es
similar al de muchos antiepilépticos, llevó a cabo estudios
comparativos del fármaco; tanto en terminales nerviosas cerebrales
aisladas in vitro, como en modelos experimentales de daño
neuronal y epilepsia in vivo.
En estudios in vitro de terminales
nerviosas cerebrales aisladas, descubrió que controla mejor
las convulsiones que los antiepilépticos, porque su efecto
en la disminución de la permeabilidad de los canales de sodio
es mucho más potente y efectivo.
Asimismo, encontró que la inhibición
que produce la vinpocetina y la carbamazepina (un antiepiléptico
clásico) sobre los canales presinápticos de sodio es
aditiva.
Esto sugiere que, administrada con otros
antiepilépticos clásicos en politerapia, tendría
el mismo efecto a dosis menores, con la ventaja de que entonces disminuirían
los efectos secundarios adversos de la carbamazepina.
Por lo que se refiere a los estudios
in vivo (en cobayos), la universitaria descubrió que el
tratamiento crónico con vinpocetina mejora la percepción
auditiva, mientras que la carbamazepina y otros antiepilépticos,
como la fenitoína y el valproato, incrementan el umbral auditivo,
lo que indica pérdida de esta percepción.
Asimismo, demostró que a la pérdida
del oído que acompaña a las convulsiones, se suma la
generada por los antiepilépticos clásicos, y reportó
que, a diferencia de éstos, la vinpocetina previene el aumento
del umbral auditivo producido por las convulsiones.
En otro estudio in vivo, Sitges
y Nekrassov expusieron que el tratamiento crónico con el medicamento
referido previene las convulsiones, incluso un mes después
de terminado aquél, mientras que la carbamazepina (a una dosis
10 veces mayor) no es capaz de prevenirlas.
“Estos hallazgos, publicados en 2008
en la revista Clinical Neurophysiology, sugieren que la vinpocetina
puede curar la enfermedad”, dijo la investigadora.
Actualmente, se realizan otros dos estudios
con el apoyo de la compañía Psicofarma SA de CV. Uno,
en colaboración con Nekrassov, determina el potencial en el
control de la pérdida del oído en pacientes sordos.
El otro, junto con Saúl Garza, del
Hospital Infantil de México Federico Gómez,
determina la capacidad en el control de las convulsiones en niños
epilépticos que no responden a los fármacos convencionales.
Hasta la fecha, los resultados han sido excelentes.
Con dosis muy bajas se controlan en pacientes refractarios a antiepilépticos
clásicos, tales como la carbamazepina y el ácido valproico.
Así pues, debido al gran potencial
anticonvulsivo y neuroprotector de la vinpocetina, se tramitó
una patente internacional para usarla como antiepiléptico.
“Desde hace mucho tiempo se recurría
a ese fármaco para tratar disfunciones cerebro-vasculares leves
y sin contraindicaciones. Hay muchos que se usan para una cosa y luego,
si se ahonda en su mecanismo de acción, se encuentra que pueden
tener otras aplicaciones médicas, como en este caso”,
indicó Sitges.
Ya se otorgaron las patentes para la vinpocetina
en Rusia, China, Nueva Zelanda, Hong Kong y México. Se espera
próximamente la respuesta de Estados Unidos y de la Comunidad
Europea.
“Se comercializará una vez que
se hayan hecho todos los estudios en pacientes y se obtengan todos
los permisos, que gestiona Psicofarma SA de CV”, finalizó.
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