• Si se exponen a ese proceso,
establecido con un artefacto que simula una pantalla de tela, los
neonatos consolidan el sueño, descansan mejor, gastan menos
energía y tienen mayor ganancia de peso, descubrieron universitarios
• Al acortar su estancia intrahospitalaria, se reduce el riesgo
de contraer enfermedades nosocomiales
Un estudio sobre los efectos del ciclo de
luz-oscuridad en bebés prematuros podría ser la puerta
de acceso para lograr su pronta recuperación y estabilidad
fisiológica.
Mediante la exposición al proceso,
establecido con un simple e inofensivo artefacto que simula una pantalla
de tela, los neonatos sanos mostraron tolerancia al alimento y un
notorio aumento de peso, suficiente para que los pediatras consideraran
su alta médica.
El trabajo, encabezado por Carolina Escobar
y Manuel Ángeles Castellanos, investigadores de la Facultad
de Medicina (FM) de la UNAM, con la colaboración de Gervasio
Samuel Vázquez, pediatra egresado del Hospital Juárez
de México de la Secretaría de Salud, se someterá
a arbitraje científico.
Los investigadores apoyaron su protocolo
en el conocimiento de frontera generado en los laboratorios de Cronobiología
Clínica y Ritmos Biológicos de la propia FM, relacionado
con el reloj biológico y el sistema circadiano.
Se conoce que en medios hospitalarios las condiciones de luz artificial
constantes provocan eventos de desincronización que atentan
contra la salud. No hay alternancia entre la luz-oscuridad que permita
una señal temporal hacia el cerebro, explicó Ángeles
Castellanos.
Este mismo fenómeno se observa en
ciertas salas de los hospitales, de manera particular en las áreas
de cuidados intensivos, tanto de adultos como de neonatos.
Por otra parte, dijo, que en el momento que
los bebés están en el útero se encuentran en
condiciones de oscuridad tenue, donde reciben información temporal
de la madre a través de dos hormonas: la melatonina y cortisol;
de esa manera, el ritmo del no nato se sincroniza con el de ella.
Sin embargo, si se rompe esa unión
biológica, por parto u otra causa, las señales endocrinas
se pierden y el ser se ve ante el reto de adaptarse al medio. Si no
hay señales temporales específicas, tardará en
adaptarse aproximadamente dos meses, tiempo en que los pequeños
sanos consolidan el sueño y hay buena liberación de
hormonas.
De acuerdo con el investigador, este fenómeno
se acentúa en los prematuros que permanecen en las unidades
de cuidados intensivos neonatales (UCIN), sin señales temporales
y bajo la luz constante.
Para aplicarles el sistema, utilizaron unas
pantallas de tela que disminuyeron los periodos de luz intensa (249
luxes) a oscuridad (27 luxes de intensidad).
Esta diferencia, refirió Ángeles
Castellanos, fue significativa porque los sujetos a luz constante,
en comparación con los expuestos al ciclo, retrasaron su recuperación.
Para el día 21 del estudio, estos últimos empezaron
a egresar porque tenían el peso adecuado para reunirse con
la madre.
Al hacer el análisis de la causa
por la que los bebés crecieron o ganaron peso, los investigadores
concluyeron que la exposición adecuada a la luz estimula la
maduración del sistema circadiano y, por tanto, también
algunas señales o vías de señalización;
por ejemplo, podría ser a través la melatonina.
“Con base en conclusiones de otras
observaciones de nuestro laboratorio, podemos afirmar que los niños
consolidan mejor el sueño si se someten al proceso referido.
Además, suponemos, -porque no lo hemos medido-, que tienen
mejor liberación de melatonina. Todo indica que descansan mejor
y gastan menos energía, a diferencia de los que están
en luz constante porque no duermen ni alcanzan la consolidación
del sueño.
“Aún más, con este simple
sistema, al acortar su estancia intrahospitalaria, reducen el riesgo
de contraer enfermedades nosocomiales; pero, sobre todo, regresan
con la madre a los cuidados propios del recién nacido”,
consideró.
Ahora bien, si el beneficio principal es
la salud de los prematuros, no es menor en términos financieros
por el ahorro del costo-tiempo de la estancia hospitalaria en las
UCIN, señaló.
Tras saber de las ventajas médicas
y administrativas de este proceso, instituciones públicas y
privadas se han interesado en replicarlo.
“Se ha iniciado un estudio multicéntrico
donde podrían participar los hospitales ABC, 20 de Noviembre
del ISSSTE y Manuel Gea González de la Ciudad de México,
así como el General de Pochutla, de la Niñez, y Aurelio
Valdivieso, de Oaxaca.
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