• Revela el estudio que la oscilación
hace decrecer hasta en un 14 por ciento la producción de
atún, pero ese fenómeno oceanográfico también
renueva esa especie y la mantiene por arriba de sus proporciones
• Se observó que su advenimiento hace que las poblaciones,
incluso pelágicas, aumenten en el orden de 40 por ciento,
dijo Walter Ritter Ortiz, jefe de del Departamento de Bioclimatología
de esa entidad
Un estudio realizado en el Centro de Ciencias
de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, reveló que la dinámica
de las poblaciones de atún está vinculada por el fenómeno
de ENOS, es decir, los eventos oceánicos conocidos como El
Niño y La Niña (calentamiento y enfriamiento atípico
de las aguas tropicales).
En la investigación Efectos climáticos
en la abundancia pelágica atunera, se encontró
que el efecto de El Niño hace decrecer hasta en un
14 por ciento la población atunera; sin embargo, se constató
que tras ese trastorno oceanográfico se produce un rejuvenecimiento
de la misma, de tal forma que se forman rizos de recuperación,
explicó Walter Ritter Ortiz, jefe del Departamento de Bioclimatología
del CCA.
El universitario, junto con Sergio Guzmán
Ruiz, realiza modelos matemáticos sobre los recursos naturales,
sean pesqueros, o vinculados a los bosques o pastizales, entre otros.
Ritter Ortiz recordó que el Océano
Pacífico oriental es la zona más productiva del mundo
en atún aleta amarilla, que beneficia a más de 20 países.
Se trata, dijo, de un recurso valuado en miles de millones de dólares,
y es también el sitio donde se forman climáticamente
todos los fenómenos atmosféricos del hemisferio norte.
Si el evento es muy grande, como el de 1982
(momento en que el caudal de la especie llevaba más de 14 años
por debajo de su nivel de equilibrio), los cardúmenes rejuvenecen
y se mantienen por arriba de sus proporciones. Entonces se observó
que el advenimiento de El Niño hizo que las poblaciones, incluso
pelágicas, aumentaran en 40 por ciento.
En simulaciones se han reproducido varios
fenómenos de ENOS y se ha pronosticado su presencia con el
empleo de índices de biomasas atuneras, en lugar de los niveles
de calor o frío, comentó el maestro en climatología.
Estos bancos de peces son “muy sensibles a las temperaturas,
lo que permite utilizar su abundancia como un indicador de la existencia
de este fenómeno, reiteró.
De esta forma, puntualizó el especialista
en simulación y manejo de recursos naturales, no sólo
la temperatura, sino la presencia atunera, puede usarse para pronosticar
la presencia de El Niño. “Los hemos estudiado,
pero con una visión de una matemática y una física
nueva denominada Análisis de Sistemas Dinámicos
Complejos.
A este procedimiento también se le
conoce como Teoría del Caos con Sistemas Dinámicos,
con el que se han llegado a determinar los rejuvenecimientos poblacionales
y, además, es otra forma de predecir futuros eventos.
“Hemos propuesto una nueva visión
en la modelación matemática de estos recursos, a través
de Sistemas Dinámicos Complejos, que hacen una mejor representación
del fenómeno natural que las fórmulas tradicionales”.
Ello, añadió Ritter, presenta
ventajas, como un mayor conocimiento de la física; “nos
percatamos que los métodos clásicos son necesarios,
pero no suficientes, y necesitamos una nueva visión transdisciplinaria
e interdisciplinaria que permita hacer una mejor administración”.
Si se siguen estas metodologías y se complementan con las ya
existentes, los beneficios serán muy importantes –pueden
incrementarse, algunas veces, hasta en un 40 por ciento, lo que representa
cientos de millones de dólares–, porque actualmente se
abre una temporada de captura y otra de veda, y según el volumen
obtenido, que es una cantidad constante, se cierra el área
a la pesca.
Con este modelo, la variabilidad del recurso
determina qué tanto se explota; también, representa
mayor seguridad en que no será afectado y llevado a la extinción,
concluyó.
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