Boletín UNAM-DGCS-771
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 31 de diciembre de 2011


           

EN EL CELE, LINGÜÍSTICA APLICADA EN LA ENSEÑANZA DEL INGLÉS

 

• También se enfoca a propósitos o contextos sociales específicos con resultados innovadores

Al hacer un balance sobre la lingüística aplicada en la enseñanza del inglés, Diana Jenkins, profesora del Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras (CELE) de la UNAM, aseguró que hay una buena noticia en el proceso de instrucción: aprender es fácil.

“Lo importante es alentar el contacto permanente entre el estudiante y la lengua. Si se usa una, es difícil no aprender, es imposible no hacerlo. Algunos alumnos lo hacen más rápido, y otros, de mejor manera, pero siempre se asimila”, agregó.

La enseñanza forma parte de la lingüística aplicada, campo de estudio que se desarrolló hacia 1963, que unida a la traducción y a la patología del habla, conforman una tríada multidisciplinaria por definición.

Empezó a aplicarse en el CELE a mediados de la década de los 70, como refuerzo a las técnicas pedagógicas. Desde entonces, se concibe como parte teórica de la adquisición, organización y diseño de cursos y materiales para apropiarse de un idioma, en este caso, el inglés.

También puede utilizarse para la instrucción de las matemáticas y el español, materias conocidas como “problema”.

De acuerdo con Jenkins, parte del éxito del Centro se encuentra en el acierto de apoyar su trabajo en la teoría y la enseñanza. “No es un instituto de lenguas, pero es muy serio, aunque si me perdonan mis prejuicios, se ha puesto un poco más teórico. Hay otros lugares semejantes en el mundo dedicados a este tema: en Israel, en Harvard y en California”.

La especialista pondera el enfoque en el “significado” sobre el método comunicativo para una mejor comprensión de la lectura. “De hecho, el CELE fue uno de los lugares más reconocidos en el mundo por su enseñanza de la lectura. Aún más, nuestro récord en inglés no es tan impresionante como en otras lenguas, como el chino", advirtió.

Recientemente, el aprendizaje en la entidad universitaria se ha enfocado a propósitos o contextos sociales específicos, que consisten en introducir al alumno en “situaciones reales”, de acuerdo con requerimientos personales (ciencia y tecnología, negocios, inglés legal) con resultados innovadores que reflejan la importancia del uso en la apropiación de una lengua.

Todo cambia si el estudiante tiene que preparar una conferencia en inglés o una participación en congresos. De ese modo, no se enfrentan a un doble aprendizaje, pues tienen conocimientos sólidos de su materia. “Entonces, hay que enseñarles a manejar la lengua. No se trata de traducir, sino de organizar su producción”, puntualizó la también integrante del grupo de tutores fundadores de la maestría en Lingüística Aplicada en el CELE.

“La práctica oral es central en mi curso de Inglés Legal. También hay ejercicios en el salón y fuera. Si identifico dificultades en el discurso, se alienta la práctica; si se ve un hueco, diseño una actividad para que ellos imaginen una situación, por ejemplo un problema legal. Lo deben describir y deben acompañarlo de detalles y explicarlo oralmente. El resultado es satisfactorio”.

El método, abundó, es detectar el objetivo general: los alumnos pensaron su meta, se enfrentaron a las dificultades y entraron muy bien en ese espacio.

“Además, se debe ajustar el tipo de actividad en la clase para cubrir las necesidades manifiestas o aquello que se desea que se exprese en la clase. Lo que hay detrás es teoría. Hacemos actividades para hacer un efecto comunicativo.

Uno no lee una página para pronunciar las palabras. Se trata de obtener contenidos. ¿Para qué?, puede ser para uno mismo, pero en general son para compartirlos, hablarlos, incluirlos en un artículo. En la enseñanza hablamos de textos auténticos.

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Fotos


Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras de la UNAM.