Boletín UNAM-DGCS-770
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 30 de diciembre de 2011


Juan Miguel Abdo Francis
           

PADECE COLITIS NERVIOSA 18 POR CIENTO DE LA POBLACIÓN MEXICANA

 

• Se trata de una de las enfermedades más comunes del aparato digestivo y daña principalmente a personas de entre 35 y 50 años de edad, indicó Juan Miguel Abdo Francis, de la FM de la UNAM

Se estima que en México 18 por ciento de la población padece síndrome de intestino irritable, y que por cada tres mujeres con colitis nerviosa, un hombre la presenta, afirmó Juan Miguel Abdo Francis, profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

El también llamado colón irritable, además del reflujo, constituyen las dos enfermedades más importantes del aparato digestivo. Un punto importante de la primera, es que afecta principalmente a la población de entre 35 y 50 años de edad, económicamente activa; por ende, es causa de ausentismo laboral y el impacto económico es alto, subrayó.

Estudios han determinado que en países en desarrollo, el gasto que se destina a tratamientos es tan importante como el que se dedica a la insuficiencia cardiaca congestiva, indicó el gastroenterólogo.

Asimismo, abundó, en Estados Unidos se dan más de dos y medio millones de prescripciones al año por esta enfermedad y se gastan millones de dólares en recetas surtidas.

Síndrome de intestino irritable

El también director General Adjunto de la Dirección Médica del Hospital General, explicó que el síndrome de intestino irritable es una alteración esencialmente funcional, es decir, no es un daño orgánico como tal, sino la afectación en el movimiento y sensibilidad del tubo digestivo.

“No es un padecimiento único, es un síndrome, y como tal, se compone de un conjunto de signos y síntomas que se manifiestan de manera similar, pero que pueden tener muchas causas. Entonces, si se pretende buscar un daño como tal, no se encontraría, porque no hay úlcera ni cáncer, sólo una mala función”, explicó.

Se ha asociado al estrés, estados de angustia o depresivos; con infecciones gastrointestinales previas, y con la ingesta de alimentos a los que se es intolerante, como la leche, algunos cereales y exceso de fibra.

El tubo digestivo es como un cerebro intestinal complejo, que tiene conexiones directas con mediadores bioquímicos presinápticos y postsinápticos, lo que hace que variados factores modifiquen la respuesta intestinal, explicó.

Así, los nervios previos a un examen, un problema o una pena, café en demasía, fumar en exceso, comer alimentos muy condimentados, o tener un día de poco descanso, pueden desencadenarlo, alertó.

Los síntomas que se presentan se dividen en tres grupos: los que tienden a estreñirse, quienes padecen diarrea, y los que alternan ambos, refirió.

Además, sienten dolor o malestar en la región del abdomen bajo por tres meses en el último semestre, y otra señal característica es la mejora del paciente si evacua. Lamentablemente, destacó, es muy frecuente y se estima que una tercera parte de la consulta al especialista es por esta causa.

Aunque no es mortal, sí afecta de manera importante la calidad de vida, porque se presentan muchas molestias, a las que no se les da importancia; de hecho, prosiguió, de cada 100 personas que sufren por esta causa, un máximo de 20 van al médico, y el resto, recurre a remedios caseros o a la automedicación.

En sus inicios, puede encubrir síntomas de cáncer, enfermedad inflamatoria, problemas de intolerancia, e incluso, se confunde con afecciones ginecológicas.

La persona va a consulta en el momento que tiene dolor muy fuerte que le causa incomodidad física, psicológica y social. “La diarrea, la inflamación y los gases afectan la calidad de vida, por lo tanto, estos síntomas no son normales y deben atenderse”, recomendó.

No obstante, advirtió, si se presentan signos por la noche, si hay sangrado, si se pierde peso o apetito, se percibe una masa en el abdomen, si cambia el patrón normal de evacuación, si los malestares inician después de los 50 años, o si se tienen antecedentes familiares de cáncer de colón o enfermedad inflamatoria, se debe acudir al médico.

Tratamiento

El universitario señaló que no existe tratamiento único o específico; debe ser individualizado, porque la diarrea y el estreñimiento se abordan de manera diferente, aunque inicialmente el procedimiento es similar; lo primero es establecer una adecuada relación terapéutica con el paciente, pues la orientación es básica para lograr la recuperación.

“El enfermo debe reconocer y entender que se trata de un padecimiento funcional, y puede trabajarlo con terapias de distracción como la caminata o ejercicio; además, necesita aprender cómo manejar su dieta y estrés”.

Asimismo, debe haber continuidad del manejo y establecer límites, porque no se cura, sólo se controlan los síntomas. “Habitualmente se recomienda tomar agua, fibra, probióticos que favorecen la flora intestinal y mejoran la digestión, además de medicamentos que regulan el movimiento intestinal o quitan el espasmo”.

Hasta el momento, añadió, no se ha logrado documentar ningún factor dietético, ambiental o cultural como determinante, porque igual se presenta en ciudades grandes y pequeñas. “Es inherente al ser humano, pero lo primero que deberíamos hacer es aprender a vivir y a cuidarnos”, concluyó.

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Fotos


Juan Miguel Abdo Francis, de la Facultad de Medicina de la UNAM.