• Un foco rojo son quienes laboran
más de 12 horas al día, o alrededor de 50 ó
60 a la semana, indicó Rodrigo Peniche Amante, profesor de
la FP de la UNAM
• Esta situación estalla si se presentan problemas
vasculares, endocrinos, respiratorios o dermatológicos graves,
alertó
Entre cinco y ocho por ciento de la población
mexicana puede ser adicta al trabajo, condición que se caracteriza
por una dedicación excesiva en el empleo, no sólo durante
la jornada laboral, sino también en el momento en que el individuo
la termina y se encuentra en su tiempo libre, explicó Rodrigo
Peniche Amante, profesor de la Facultad de Psicología (FP)
de la UNAM.
Se considera igual de dañina a la
que se tiene al alcohol u otro tipo de sustancias, pues las personas
empiezan a desligarse de otras actividades, también importantes,
como el descanso y la convivencia familiar, advirtió.
Tener empleo se ha constituido en una actividad
privilegiada y se tiene la idea de que la empresa aprecia y admira
a la gente trabajadora, busca conservar su puesto y no se percata
que su conducta llega a ser patológica, explicó el especialista
en psicología del trabajo.
Esta adicción, precisó, se
caracteriza porque ya no se establece una separación entre
las tareas personales y familiares, y las ocupacionales remuneradas;
aunque presente cansancio, está permanentemente conectado mediante
la tecnología, deja de lado las vacaciones, y si las toma,
atiende sus asuntos laborales desde el lugar donde se encuentra.
Un foco rojo, señaló, son quienes
ejercen jornadas de más de 12 horas al día, o alrededor
de 50 ó 60 a la semana; esto se asocia, además, con
el consumo de estimulantes, desde aspirinas, analgésicos y
café, hasta sustancias ilegales, para soportar las jornadas.
La adicción se potencia porque lo
común es que muchas empresas exigen y fomentan esos patrones
de trabajo; es un fenómeno mundial, pero en una economía
como la mexicana, donde sobra la oferta de mano de obra, se hace más
evidente, comentó.
“Si alguien no está dispuesto
a permanecer hasta las nueve ó 10 de la noche, ni a responder
a un llamado o correo electrónico a la una de la mañana,
pues muchas veces, se prescinde de los servicios de un empleado o
trabajador, con el argumento de que sobran candidatos”.
Consecuencias
Por lo regular, una persona adicta al trabajo
es común que también presente problemas vasculares,
endocrinos, respiratorios o dermatológicos graves; incluso,
se han documentado predisposiciones al cáncer, alertó
el psicólogo.
En otras naciones existen programas de salud
o de conciencia organizacional que brindan la posibilidad de vacacionar
en el momento que ocurre una inestabilidad emocional o física,
pero en una economía como la mexicana, es impensable, reconoció.
Peniche Amante aseguró que las personas
con predisposición a las adicciones son más propensas
a que se enganchen en este tipo de conducta; además, en el
ámbito psicológico una de las consecuencias es la insatisfacción,
porque se incrementa paulatinamente.
Los también llamados workaholics,
presentan rasgos narcisistas y empiezan a relacionarse con los demás,
no para compartir experiencias interpersonales gratificantes, sino
para ver qué beneficio inmediato les reportan, y si ya no les
sirven para ascender, las desechan.
También, hay desgaste en las relaciones
interpersonales, como en la vida de pareja, pues al estar permanentemente
pendientes del trabajo, la intimidad deriva en insatisfacción.
Con los hijos, indicó, se genera un
distanciamiento, es por ello que cada vez más niños
crecen con padres que los abandonan su educación y desarrollo,
ocupados en la fantasía del logro económico.
Aunque las organizaciones fomentan este tipo
de conductas, al final desgastan su fuerza laboral, y al cabo de dos
o cinco años, tendrán empleados agotados e insatisfechos,
que desechan con la consecuente pérdida de la inversión
en capital humano, recalcó.
De hecho, aseveró, aunque se esté
en el lugar más de 12 horas, o conectado permanentemente, se
deja de ser productivo, porque con este tipo de estrategia se labora
en función del tiempo, no por metas u objetivos.
“Si un empleado se percata que puede
ser recompensado si se queda hasta las nueve de la noche, prolongará
su estancia para ser distinguido, pero en realidad termina su labor
productiva a las seis”, ejemplificó.
Tratamiento
Sería importante que la red social
que lo rodea asuma un papel guardián, en el que informen que
ese comportamiento no es sano y que se trata de un problema grave,
dijo la especialista.
“Se debe aprender a poner límites
para apagar el teléfono a determinada hora, no atender llamadas
o estar conectados de manera continua a la computadora. También,
se debe valorar qué se desea en la vida y para qué,
con la idea de lograr un balance personal en los distintos ámbitos
de un individuo. concluyó.
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