• A pesar de su importancia en
el actual contexto de crisis energética y caída de
las reservas de petróleo, hasta hoy no se cuenta con información
confiable al respecto, afirmó Mauro Germán Valdés,
investigador del IGf
• Para enfrentar esta situación, la UNAM, con financiamiento
de la Secretaría de Energía, se encargará de
hacer la calibración de los sensores de radiación
solar instalados en 133 estaciones meteorológicas, a cargo
del Servicio Meteorológico Nacional, ubicadas en todo el
territorio
Para México es urgente evaluar los
recursos solares, porque a pesar de su importancia en el actual contexto
de crisis energética y caída de las reservas de petróleo,
hasta hoy no se cuenta con información confiable al respecto,
afirmó Mauro Germán Valdés, investigador del
Instituto de Geofísica (IGf).
Para corregir esta situación, explicó
el científico, la Universidad Nacional, con financiamiento
de la Secretaría de Energía (Sener), se encargará
de hacer la calibración de los sensores de radiación
solar instalados en 133 Estaciones Meteorológicas Automáticas
(EMA’s) a cargo del Servicio Meteorológico Nacional (SMN),
ubicadas en todo el territorio.
“Para evaluar estos elementos solares
primero hay que medirlos, conocer cuánto, cómo, cuándo
y, sobre todo, dónde llega, porque de ello depende aprovecharlo
en aplicaciones de ‘baja temperatura’, y determinar zonas
probables para aprovechamientos de ‘alta temperatura’
o industriales”.
El integrante de la Sección de Radiación
Solar del IGf explicó que mientras la red no se calibre “su
información no sirve como referencia”. Y hasta el momento,
a pesar de que ha habido diversos intentos, no existe una sola evaluación
confiable.
Mauro Germán Valdés recordó
que la Sener abrió una convocatoria a través del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología para apoyar trabajos relativos
a energías. “El SMN y la UNAM hicimos una propuesta conjunta
para obtener información verídica de los sensores de
todas las estaciones del país. El proyecto implica sustituir
los equipos de las 133 estaciones por otros, calibrados”.
Además, abundó el experto,
sería estadísticamente probable rescatar los datos que
se han recabado desde hace una década en las EMA´s y,
con ello, crear una gran base de datos. Vamos a tener información
sistematizada en diferentes puntos del país que será
útil para la industria, físicos de la atmósfera,
arquitectos y biólogos, entre otros.
Ello traerá múltiples beneficios
porque hasta para los usos más simples (como un calentador
de agua, cuyo funcionamiento varía con la ubicación
geográfica o la época del año, por ejemplo),
los sistemas requieren información. “Se deben adquirir
de acuerdo con la cantidad de energía disponible en el sitio
de aprovechamiento y la eficiencia del equipo”.
Germán Valdés precisó
que en distancias muy cortas dentro del territorio nacional existen
grandes variaciones altitudinales. Eso implica, a la vez, la existencia
de una gran variedad de climas por lo que el régimen solar
también varía mucho en distancias cortas del terreno.
Sin necesidad de colocar tantas estaciones,
se podría monitorear todo el país mediante imágenes
de satélite, con una resolución de un kilómetro
cuadrado. Pero, una vez más, se requieren sensores calibrados.
Se trata de los llamados piranómetros,
que miden la radiación solar, la cual se descompone en radiación
solar directa y difusa –esta última, en el momento en
el que interactúa con partículas, nubes, etcétera,
y es absorbida, reflejada o dispersada-. La suma de ambas es la radiación
solar global.
Dentro de los piranómetros, la termopila
es la parte encargada de medir. Produce una cantidad de energía
eléctrica proporcional a la radiación solar que recibe,
esta porción dada es la llamada constante instrumental. Por
ejemplo, por cada watt por metro cuadrado un instrumento puede producir
10 microvolts.
Sin embargo, los disponibles se han deteriorado
con el paso del tiempo y esa relación puede cambiar. Por ello,
deben ser calibrados periódicamente, aclaró el universitario.
El proyecto se realizará en tres años.
En el primero, se calibrarán casi la mitad de los equipos,
y el resto, en el segundo, debido básicamente a que son diferentes
tipos de estaciones meteorológicas. “Una vez concluido
ese proceso tendremos la metodología para, colocar los 133
en el tercer año”.
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