Boletín UNAM-DGCS-761
Ciudad Universitaria.
06
:00 hrs. 26 de diciembre de 2011


Fernando Lozano Ascencio
           

VIVE MÉXICO UN NUEVO ESCENARIO MIGRATORIO HACIA ESTADOS UNIDOS

 

• Se caracteriza por una desaceleración del ritmo de crecimiento de la población mexicana que vive en el país vecino del norte, señaló Fernando Lozano Ascencio, investigador del CRIM de la UNAM
• En la última década, el número de hogares con migrantes de retorno aumentó de uno por ciento, a 2.2

A partir de la crisis de 2008, la migración entre México y Estados Unidos ha tenido diversas transformaciones en los ámbitos sociodemográfico, económico y político, que podrían derivar en un nuevo escenario de movilidad, explicó Fernando Lozano Ascencio, integrante del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.

Esto implica una serie de desafíos en el terreno teórico, metodológico y político, específicamente en el de las políticas públicas, destacó, pues este momento se caracteriza por una desaceleración del crecimiento de la población mexicana que reside en la Unión Americana; entonces, en contra de los augurios de un aumento exponencial, hoy es cercano a cero.

Aunado a ello, indicó, está el hecho de que desde hace cinco años nuestro país ha empezado a ser también un territorio de destino, y no sólo de tránsito.

Ello ha derivado en un incremento del flujo de retorno, que se ha hecho más evidente en la última década; el número de hogares con migrantes de retorno creció de uno por ciento, a 2.2, destacó el demógrafo.

Lo mismo pasa con las remesas, pues aunque han aumentado, ya no lo hacen al mismo ritmo que en las décadas de los 80 y 90. Según datos del último censo, en el año 2000 el porcentaje de viviendas que recibieron esos recursos provenientes de Estados Unidos, fue de 4.5, y en 2010, esa cifra disminuyó a 3.6 por ciento, precisó.

A la par de esta situación, se puede observar un incremento en las remesas nacionales, es decir, hogares que cuentan con el apoyo económico de parientes que radican en otra entidad de la República.

Estos envíos aún tienen un papel muy importante para las familias, pero se les ha asignado una función muy utilitarista, pues se ha adoptado la idea que deben ser invertidos en negocios que contribuyan al desarrollo de México.

Sin embargo, son recursos como otros, y expresan una relación íntima entre el migrante y su familia. Entonces, por tratarse de ingresos propios, ningún gobierno tiene el derecho de decidir en qué deben ser empleados, opinó.

Según la Encuesta de Gasto de los Hogares, en las viviendas que en 2006 recibían remesas el aporte equivalía a 32 por ciento de su ingreso, y en 2008, disminuyó a 20 por ciento. “Lo interesante es que donde dejaron de recibir remesas, los ingresos por trabajo aumentaron de 23.9, a 28 por ciento, lo que significa que frente a la reducción del apoyo buscaron la manera de obtener recursos en el mercado laboral local”.

A nivel nacional, apuntó, en los últimos años los flujos disminuyeron en todos los estados, pues de acuerdo con el Banco de México, el país dejó de recibir, entre 2007 y 2010, 18.3 por ciento de lo que habitualmente percibía por este concepto.


Causas y consecuencias

El sociólogo explicó que la criminalización, la xenofobia, la proliferación de leyes anti inmigrantes, el reforzamiento del control fronterizo (físico y militar), y el aumento de las deportaciones desde Estados Unidos, son las principales causas del cambio de escenario migratorio hacia Estados Unidos.

También destacó que en su conjunto, todos esos factores sociales y políticos han propiciado que descienda el predominio hacia la Unión Americana como una estrategia de supervivencia de muchas comunidades mexicanas, quienes a su vez, buscan incorporarse cada vez más al mercado laboral local, regional o nacional, acotó el autor de Encuentros disciplinarios y debates metodológicos. La práctica de la investigación sobre migraciones y movilidades.

Esto tiene repercusiones incluso a nivel de políticas públicas, porque en los últimos tres sexenios se veía a la migración como una tabla de salvación de los problemas económicos y sociales de México, por ende, buena parte de las estrategias de desarrollo descansaban en torno a esos flujos, recalcó.

En este sentido, se puede hablar de una nueva geografía de este fenómeno, aunque se debe aclarar que el actual momento migratorio no implica una ruptura respecto de las pautas anteriores, sino que se configura con elementos de continuidad y cambios en el mercado laboral, además de la oferta y demanda de servicios de educación y salud, concluyó.

 

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Fotos


Fernando Lozano Ascencio, integrante del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM.