• Aarón Sánchez
Juárez e Ignacio Salvador Torres Alvarado, del Centro de
Investigación en Energía de la UNAM, propusieron usar
opciones fotovoltaicas y geotérmicas
Con el agotamiento de combustibles fósiles
como el petróleo, el uso de fuentes alternas de energía,
entre ellas la solar fotovoltaica y la geotérmica, se ha vuelto
un asunto impostergable.
Aunque aplicadas en el país, se necesita
impulsar esta tecnología, coincidieron Aarón Sánchez
Juárez e Ignacio Salvador Torres Alvarado, del Centro de Investigación
en Energía (CIE) de la UNAM.
Al respecto, Sánchez Juárez
señaló que 73 por ciento de la contaminación
en México se deriva de los combustibles fósiles, mientras
que las opciones solares siguen sin aprovecharse como debiera.
Tan solo en Chihuahua y Sonora hay un promedio
anual de cinco kilowatts por hora por metro cuadrado de captación
y, de acuerdo a la tecnología fotovoltaica aplicada, el promedio
de efectividad varía del seis al 18 por ciento por las horas
diarias pico de radiación solar.
Como ejemplo, estableció que un cuadrado
de 10 metros por lado cubierto con celdas solares, con una eficacia
de 12 por ciento, puede generar alrededor de 50 kilowatts por hora
al día, suficientes para electrificar 10 departamentos en zonas
urbanas, con cinco habitantes y tres recámaras.
En cuanto a las aplicaciones, separó
los pros y contras. En el primer caso, no consume combustibles fósiles,
la generación es directa, no hay procesos intermedios, emisiones,
ruidos, ni contaminantes; el mantenimiento es prácticamente
nulo y los fabricantes garantizan los módulos por 20 años.
Entre las desventajas, figura la dependencia
del recurso solar y el desconocimiento de la tecnología, por
lo que se necesita capacitación. Desde el punto de vista económico,
la inversión inicial es alta. En el aspecto tecnológico,
la generación es intermitente. Se requiere almacenamiento,
aunque esto no es una desventaja en el medio urbano para los sistemas
fotovoltaicos interconectados a la red.
En México se usa energía solar
fotovoltaica en zonas rurales, para sistemas de electrificación
doméstica, especialmente para iluminación básica,
servicios comunitarios, comunicación y educación a distancia.
También se aplica para bombeo de agua,
abrevaderos e irrigación de cultivos controlados, como invernaderos
o pequeñas parcelas productivas. En México, existen
alrededor de cuatro mil instalaciones de este tipo para uso doméstico
o agronegocios.
En la zona urbana se han incrementado las
instalaciones fotovoltaicas tanto en aplicaciones domésticas
como comerciales y en algunos proyectos industriales. La tendencia
es hacia una demanda fuerte en sistemas interconectados a la red.
Manantiales termales y volcanes
Por su parte, Ignacio Salvador Torres Alvarado
estableció que la energía geotérmica es una alternativa
renovable que garantiza un desarrollo sustentable. Actualmente, sólo
aporta el 2.71 por ciento del total nacional del consumo de energía
eléctrica, mientras que el petróleo alcanza el 79.97.
Después de la solar, este tipo energético es con el
que el hombre está más familiarizado, porque se encuentra
en todo el planeta. Se le puede hallar en fosas termales, géiseres
e incluso volcanes.
Pese a que hoy no está en explotación,
la primera perforación con fines geotérmicos en el continente
americano se realizó en Pathé, Hidalgo, y se remonta
a la década de los cincuenta.
La generación geotermoeléctrica
a nivel mundial, de 35 naciones contempladas, señala a México
en cuarto lugar, atrás de Estados Unidos, Filipinas e Indonesia.
De los 958 megawatts producidos en nuestro
país, uno de los principales generadores está ubicado
en Cerro Prieto, cerca de Mexicali; otros son: Tres Vírgenes,
en Santa Rosalía, Baja California Sur; los Azufres, en Michoacán,
y Los Húmeros, en Chignautla, Puebla.
En ese mismo sentido, han detectado que hay
por lo menos 35 puntos con potencial para ser aprovechados: uno está
en el Chichonal, al sur del país; otro al norte, en Ojinaga.
Para cuantificar los recursos geotérmicos
es necesario llevar a cabo estudios de geofísica a nivel regional,
de transferencia de calor y pruebas petrofísicas. La intención
es aumentar la explotación de los enormes recursos geoenergéticos
de México en beneficio de la población y del medio ambiente.
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