• Es la colección más
importante del país, y de América Latina, aseguró
su curador, Fernando Cervantes Reza, del Instituto de Biología
• Están representadas 90 por ciento de las especies
conocidas en la nación, y posee ejemplares del resto del
continente y algunos de Europa
Para conocer el inventario y la difusión
del conocimiento de los mamíferos mexicanos, así como
apoyar la investigación y la docencia con el fin de resguardar
los recursos faunísticos, el Instituto de Biología (IB)
de la UNAM resguarda el acervo más importante de estos animales
en América Latina.
Compuesta por más de 46 mil ejemplares,
la Colección Nacional de Mamíferos, fundada de manera
formal en 1947, es la más antigua de la región. Continúa
en crecimiento, porque aún hay lugares de la República
que no han sido explorados, informó su curador, Fernando Cervantes
Reza.
Hay especies que ya desaparecieron en estado
silvestre, o que sólo sobreviven ejemplares en cautiverio;
en este muestrario están representados en forma de piel, cráneo,
esqueleto o tejidos congelados, como el lobo mexicano, del que sólo
hay unos pocos en zoológicos o en alguna área natural,
o la vaquita marina, también en peligro de desaparición.
Con casi 65 años de vida, prosiguió,
se trata del acervo más importante, porque tiene el mayor número
de ejemplares que cualquier otro; además, cuenta con una diversidad
muy amplia de grupos taxonómicos: roedores, carnívoros,
venados y mamíferos marinos, entre otros.
Asimismo, reúne los estándares
internacionales de curación; es decir, los mecanismos para
hacer acopio, traslado, la forma en que se tratan, rotulan, organizan,
preservan, identifican, guardan y protegen contra polvo, agua e insectos
para su funcionamiento, y cómo se proporciona la información
a los usuarios.
Por mucho, dijo Cervantes, es la más
consultada para tener datos acerca de estos animales en nuestro territorio.
“Todo lo que está en nuestro catálogo está
computarizado en forma de base de datos, y disponible para todo el
público en la página web del instituto”.
Se trata de una iniciativa de hace muchos
años; ahora se decidió reunirla y ponerla a disposición
–de manera gratuita y sin ninguna cortapisa–, junto con
otros portales de la Universidad Nacional, para todos los usuarios,
no sólo de México, sino del mundo entero.
Distintas formas de conservar
Cervantes Reza explicó que la colección,
donde está representado el 90 por ciento de las especies de
mamíferos del país conocidas hasta hoy, cuenta con especímenes
conservados de distinta manera, como piel (desde un ratón hasta
un jaguar), o esqueleto (éste, más la piel), un cráneo,
la piel y el cráneo, la piel y el esqueleto junto con el cráneo.
Además, estos mismos forman parte
de colecciones anexas, sea de tejidos congelados, báculos (hueso
que se encuentra en el pene de la mayoría de los mamíferos,
más precisamente en insectívoros, roedores, carnívoros
y primates) y huellas en moldes de yeso.
Los grupos mejor descritos son los roedores
y murciélagos, aunque también son abundantes los mamíferos
marinos, los carnívoros, las liebres, conejos y las musarañas.
Además, las áreas geográficas mejor representadas
son las tropicales de las vertientes del Océano Pacifico y
del Golfo de México. También hay piezas procedentes
del resto del continente, y algunas de Europa.
En especial, detalló el universitario,
este acervo contiene una colección anexa de tejidos congelados,
con tres mil 500 muestras de mamíferos de toda la nación.
En la actualidad, al estudiar la fauna silvestre,
la ciencia involucra herramientas moleculares. Por ello, si se guarda
un ejemplar en piel, cráneo o esqueleto, también se
debe hacer lo mismo con una muestra de tejido (músculo, hígado,
corazón o riñón), a una temperatura de congelación
de menos 80 grados centígrados, en recipientes especiales que
resisten esas condiciones.
Ello permite tener un acopio (se utiliza
para hacer estudios de biología molecular y son tan importantes
como la piel o cráneo), lo que en el pasado se conocía
como banco de germoplasma, y que en el ámbito de las plantas
equivale a uno de semillas.
De Ensenada a Chetumal
La colección es nacional porque tiene
la obligación de preservar muestras de todas las especies que
habitan a lo largo y ancho del país, desde Ensenada y Mexicali,
hasta Chetumal. También, porque es la más antigua.
Se ha convertido en fuente de consulta obligada
para quien esté interesado. Se actualiza de manera cotidiana
y además del presupuesto institucional, se concursa para obtener
apoyo de instituciones como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
Por lo general, los usuarios envían
su solicitud por correo electrónico para obtener información
específica, y se les provee por el mismo medio. Si maestros,
investigadores, profesores y estudiantes solicitan ver un ejemplar,
la piel o el cráneo, se les brinda el servicio de manera gratuita.
Es fundamental contar con un acervo de este
tipo, porque es la única forma de documentar la riqueza que
ya no existe o está a punto de desaparecer. “No basta
con tratar de conservarlas en las zonas naturales protegidas, sino
saber cómo son”, sostuvo.
“Éste es el único en
América Latina que cuenta con un Laboratorio de Biología
Molecular Asociado, además de ser un sustento de la información
para los tres niveles de gobierno interesados en desarrollar sus planes
de trabajo en política ambiental”, concluyó.
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