Boletín UNAM-DGCS-754
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 22 de diciembre de 2011


Berenice Ramírez López
           

ANALIZAN UNIVERSITARIOS EL TRABAJO INFORMAL Y SU IMPACTO EN LA POBLACIÓN LABORAL

 

• Actualmente, menos del 20 por ciento de quienes son mayores de 65 años disfrutan de una pensión, señaló Berenice Ramírez López, del IIEc de la UNAM
• Se observa una fuerte participación de las mujeres en actividades informales vinculadas a talleres familiares, labor doméstica y comercio ambulante

De concretarse en el país una eventual reforma laboral que no garantice seguridad social, habría amplios sectores de la población en pobreza extrema y podría elevarse el riesgo de desarticulación social, advirtió Berenice Ramírez López, especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

Luego de considerar algunas prerrogativas del trabajo asalariado en México, como el derecho a una pensión, señaló que actualmente menos del 20 por ciento de la población mayor de 65 años disfruta de esa prestación, que ha favorecido a trabajadores formales urbanos con empleos estables; sin embargo, aquellos que laboran en la informalidad, no cuentan con ningún tipo de protección.

En el país no hay una identificación clara entre el trabajo formal e informal, aunque organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo han avanzado en su precisión, que incluye del clásico sector de los ambulantes, por cuenta propia y domésticos, entre otros, a los que, aún en el sector formal, no tienen seguridad social ni prestaciones.

Muchos de los asalariados, subordinados a un patrón, son informales, por carecer de estas últimas condiciones que, frente a riesgos de enfermedad, incapacidad o accidentes, no tienen ninguna protección, precisó Ramírez López.

De acuerdo con la investigadora, al finalizar 2010, se contabilizaron 17 millones de trabajadores formales y 26 millones informales. Esto los hace aún más vulnerables, no sólo por su bajo ingreso –que no ha tenido crecimiento real en los últimos 30 años–, sino por carecer de posibilidades reales para cubrir riesgos.

De esos 26 millones, 13 millones son de la vía pública, de las empresas micro familiares o por cuenta propia. Hay una cifra aún más grande, que rebasa los 13.5 millones de asalariados sin protección, en todos los sectores, desde el manufacturero hasta el gubernamental, cuya contratación es por obra determinada o por honorarios, que ha crecido en los últimos años.

Asimismo, prosiguió, otro factor que alienta la informalidad es la contratación vía outsourcing, que tampoco ofrece prestaciones.

Mujeres en el empleo informal

Otro rasgo es el crecimiento de la incorporación de las mujeres al trabajo asalariado. Debido a que por su condición no realizan jornadas completas y son más susceptibles de contratarse por tarea específica u honorarios, aumenta su vulnerabilidad. Además, se observa una fuerte participación en las actividades vinculadas a talleres, trabajo doméstico o al comercio ambulante.

Al aumentar su incursión en el empleo informal, deben considerarse los efectos de la reforma a las instituciones de seguridad social (como al IMSS, donde están inscritos los empleados del sector privado), y hacer frente a requisitos de mil 250 semanas de cotización para tener derecho a una pensión garantizada. Con la desprotección y movilidad laboral actual pocas cubren los requisitos.

Si no tienen una ocupación que les permita cotizar, llegará el tiempo del retiro, pero no podrán acceder a la prerrogativa, advirtió la economista.

En el caso de las mujeres, la capitalización individual profundiza la inequidad, porque se les pide menor tiempo de trabajo, aunque su esperanza de vida es más alta.

De continuar ese tipo de contratación y de no rectificarse el modelo adoptado (capitalización individual, administrado por empresas privadas que buscan rentabilidad), esta prestación, además de menor, no la obtendría quien no reúna los requisitos de tiempo y montos, abundó.

Esa situación podría agudizar la desarticulación social y la pobreza en la vejez, un riesgo de no visualizar el impacto de reformas como las que han sufrido las pensiones, en un mercado de trabajo segmentado y en una sociedad desigual, concluyó.

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Fotos


Berenice Ramírez López, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.