• El rector de la UNAM, José
Narro Robles resaltó el interés conjunto por estrechar
los vínculos entre República Dominicana y la Universidad
Nacional
• El mandatario de esa nación, Leonel Fernández
Reyna, evocó la figura democrática y de unidad regional
del escritor y estadista
Con una remembranza a la vocación
democrática, pensamiento y afinidad a la unidad regional de
América Latina del escritor, político y estadista dominicano
Juan Bosch, se inauguró la Cátedra de Estudios Latinoamericanos
que lleva su nombre, auspiciada conjuntamente por la UNAM y el gobierno
de República Dominicana.
Al recibir al presidente de esa nación,
Leonel Fernández Reyna, en el Salón El Generalito,
de San Ildefonso, el rector José Narro Robles agradeció
al mandatario su simpatía por esta casa de estudios, e interés
por estrechar las relaciones académicas entre ese país
y la Universidad, especialmente a través de una fundación
creada por el propio gobierno dominicano, que propicia el intercambio,
la movilidad estudiantil y el acervo bibliográfico.
Narro Robles destacó la deferencia
del presidente al inaugurar la cátedra, que se suma al legado
de Pedro Henríquez Ureña, en una estrecha relación
entre la autoridad dominicana y la Universidad Nacional.
Escritor y político
Al ofrecer una conferencia en torno a la
vida de Bosch, Fernández Reyna evocó que el intelectual
tuvo, en la primera etapa de su vida, inclinación por la literatura,
especialmente por la escritura de cuentos cortos de tipo costumbrista,
cuyos protagonistas fueron los campesinos de pequeñas comunidades
rurales, como en la que él nació, en 1920.
Decidido a ser escritor, desarrolló
una facilidad para explicar conceptos abstractos con un lenguaje sencillo,
que más tarde desarrolló en su vida política.
Marcado por el exilio durante la dictadura
de Leónidas Trujillo, se interesó en la política
como un rechazo al régimen. A esa inclinación se sumó
la de la historia, la filosofía y las ciencias sociales.
Con una fructífera vida intelectual
desarrollada en Puerto Rico, se relacionó con la familia de
otro gran pensador dominicano, Henríquez Ureña, junto
a cuyo pensamiento completó su vocación democrática
y de respeto a los derechos humanos.
En 1947, con una clara necesidad de incursionar
en la política, y por su afán democrático, participó
desde el exilio en una expedición para derrocar a Trujillo,
lo que se logró en 1961.
A finales de ese año, continuó,
Bosch retornó a República Dominicana para iniciar su
campaña rumbo a las elecciones de 1962. Se trata, recordó
Fernández Reyna, de una empresa memorable, que cambió
la dinámica de la política y revolucionó el discurso,
al modificar la retórica, basada en la política clásica,
por un lenguaje directo de conexión con el pueblo.
Aunque la experiencia política de
Bosch fue corta y concluyó con un golpe de Estado, su legado
intelectual es recordado con esta cátedra, que fomenta la unidad
latinoamericana, concluyó.
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