• El astrobiólogo colabora
en el Mars Science Laboratory de la NASA, que lanzó al espacio
hoy el robot Curiosity, con un laboratorio portátil
• El artefacto tocará la superficie marciana el 5 de
agosto de 2012; tomará muestras de suelo y rocas en busca
de materia orgánica, esencial en todas las formas de vida
conocidas hasta ahora
En busca de materia orgánica que ofrezca
pistas sobre la existencia de vida pasada o presente en Marte, la
misión del Mars Science Laboratory de la NASA, con el robot
Curiosity a bordo, fue lanzada hoy al espacio, dentro del
cohete Atlas V 541, con destino al planeta rojo.
En esta aventura científica participa
un solo científico latinoamericano, el astrobiólogo
mexicano Rafael Navarro González, investigador del Instituto
de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM.
“Me siento muy emocionado. El proyecto
se pospuso una vez, por problemas con las ruedas del robot, que tardaron
tres meses en ser reparadas, y ocasionaron un retraso de dos años
en el lanzamiento, pues es el tiempo que tarda Marte en darle la vuelta
al Sol”, explicó antes de viajar a Estados Unidos para
presenciar el lanzamiento en el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral,
Florida.
SAM, análisis in situ
Navarro detalló que el robot Curiosity
lleva varios equipos, entre ellos, el instrumento SAM (siglas en inglés
de Análisis de Muestras en Marte), un laboratorio muy compacto
que contiene un sistema de fracción para obtener los compuestos
orgánicos, que se tratarán en un horno para hacerlos
volátiles y luego serán detectados por un cromatrógrafo
de gases y un espectrómetro de masas.
Aunque parece de ciencia ficción,
con SAM se podrán realizar análisis químicos
automatizados in situ, para luego enviar los resultados a
la Tierra y detectar la presencia, o no, de materia orgánica,
un elemento fundamental de todas las formas de vida conocidas en el
planeta que habitamos.
“En SAM participamos varios científicos.
Mi tarea es ayudar, junto con otros investigadores, a interpretar
los resultados que vamos a obtener en el momento que el robot comience
a analizar las muestras del suelo, a partir de agosto del próximo
año”, precisó.
Correcciones a las misiones Viking
Navarro recordó que las misiones Vikingo
I y Vikingo II, lanzadas por la NASA en 1976 al planeta rojo, ya habían
buscado, sin éxito, materia orgánica.
Sin embargo, recientemente, un grupo científico
encabezado por Navarro encontró evidencia de que los experimentos
que habían llevado a cabo las misiones no eran adecuados para
detectarla.
Con la utilización del Desierto de
Atacama, en Chile, como modelo para estudiar al planeta, el investigador
del ICN realizó indagaciones que fueron determinantes para
el diseño de la prueba que hará SAM.
“Descubrimos qué fue lo que
impidió que se detectara materia en las misiones anteriores.
Nuestra colaboración hizo que se modificara el diseño
para evitar incurrir en las mismas fallas”, precisó.
Análisis de rocas y suelo
El viaje a Marte tardará ocho meses
y medio en llegar a su destino. Curiosity descenderá
el 5 de agosto y, a partir de esa fecha, analizará durante
dos años muestras de roca y de suelo en el cráter Gale,
ubicado cerca del ecuador marciano, de unos 150 kilómetros
de diámetro y con un montículo central de cinco kilómetros
de altura.
El sitio se ha seleccionado porque se estima
que en él podrá estudiarse gran parte de la historia
geológica, además de que, según los investigadores,
presenta huellas que sugieren que pudo haber sido un lago.
“Ahí vamos a analizar si hay
o no compuestos, y descifrar si son de origen biológico o químico”,
precisó.
Navarro recibirá la información
durante los primeros tres meses en el Laboratorio de Propulsión
a Chorro (JPL por sus siglas en inglés) de la NASA en Pasadena,
California.
Después de ese periodo, cada investigador
principal se llevará sus datos a donde fue construido. SAM
fue desarrollado en Maryland y ahí se moverá el centro
de mando de ese equipo. En esa etapa, Navarro recibirá los
datos a distancia desde México.
Curiosity, al contrario que sus
antecesores, no llegará al suelo de Marte protegido por bolsas
de aire, sino que se descolgará desde el vehículo que
lo transportará desde la Tierra.
Pesa cerca de mil kilogramos, tiene un tamaño
similar al de un automóvil compacto, y está equipado
con seis ruedas. Su velocidad máxima será de 90 metros
por hora. Diariamente enviará los datos a los satélites
que orbitan Marte, que los reenviarán a nuestro mundo.
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