• Carlos Tello, doctor en Geografía
Urbana por la UNAM, señaló que para solucionar el
crecimiento sin dirección de ambas urbes es preciso rescatar
sus centros históricos
En 1859, Charles Dickens escribió
Historia de dos ciudades; 152 años después, Carlos
Alberto Tello hizo algo parecido al redactar Revitalización
urbana y calidad de vida en el sector central de las ciudades de Montreal
y México, trabajo que le valió el premio a la Mejor
Tesis Doctoral en Estudios Canadienses que, año con año,
concede el CIEC (Conseil International d’Études Canadiennes).
Contrastar Londres con París permitió
al novelista británico exhibir las similitudes de urbes aparentemente
diferentes, pero con parecidos insospechados, “y hay que valorar
este recurso, pues permite entender ciertos procesos y apreciar matices
que no percibiríamos si consideráramos cada asentamiento
de manera aislada. Por ello, me valí de la misma estrategia”,
señaló el doctor en Geografía Urbana por la Facultad
de Filosofía y Letras de la UNAM.
El resultado fue un trabajo galardonado por
su originalidad, “pues al hacer este tipo de estudios, tanto
los canadienses como los mexicanos siempre tomamos de referente a
una metrópoli de Estados Unidos. Como norteamericanos tenemos
ese vicio; por eso, al ver que había optado por algo diferente,
los quebequenses quedaron sorprendidos; parece que a nadie se le había
ocurrido que se podía hacer algo así”.
A Tello siempre le ha llamado la atención
la manera tan arbitraria de expandirse que siguió el DF, tanto,
que dice coincidir con aquella frase escrita por el cuentista Juan
Villoro en su ensayo El cielo artificial: “La Ciudad
de México es, ante todo, una voracidad de crecimiento, un caos
que nos rebasa a diario con frenética intensidad”.
Para el también arquitecto, esta inercia
es algo que debería causar preocupación. “Recuerdo
hace no mucho haber tomado un autobús en el Distrito Federal.
De aquí a Querétaro sólo percibí una gran
mancha urbana que se continuó por cientos de kilómetros,
la cual vi llegar a su fin hasta que me enfilé rumbo a Guadalajara.
Al constatar eso quedé horrorizado y decidí investigar
sobre el tema”.
Ciudades diferentes, escenarios parecidos
Tello es mexicano, pero tiene un vínculo
especial con Canadá; de hecho, hizo su maestría en Ottawa.
Por ello, decidió tomar dos espacios para él muy familiares
y analizar el porqué de ciertas anomalías que se le
hicieron patentes al vivir en un lugar y en otro.
“Sé que al considerar ambos
países hablamos de culturas y economías muy diferentes,
pero en el fondo todos somos humanos y nuestras necesidades no son
muy dispares, como tampoco lo son nuestros anhelos, de ahí
que tengamos problemas comunes”, argumentó.
Los desórdenes urbanos tanto en Montreal
como en el DF tienen origen en sus respectivos centros históricos,
pues se han hecho viejos y, en consecuencia, inhóspitos. La
gente ha abandonado esos lugares y se ha movido a otros sitios, con
frecuencia a las periferias, lo que genera el caos hoy observado.
Por ello, una medida para aminorar esta expansión sin freno
sería revitalizar estos espacios, es decir, volverlos lugares
habitables y no sólo zona de bodegas y comercios, como pasa
en México.
“Las crisis, sismos y la misma decadencia
han alejado a las personas del primer cuadro de nuestra ciudad, mientras
que, del otro lado, los movimientos independentistas quebequenses
hicieron que los empresarios anglos salieran de Montreal y buscaran
otras urbes dónde invertir, lo que dejó a muchos habitantes
de la región sin trabajo y con la necesidad de mudarse en busca
de oportunidades”.
Por ello, argumentó, deberíamos
adoptar planes para hacer que estos sitios vuelvan a ser habitables
y amigables. Esto repercutiría en un mejor ordenamiento y,
sobre todo, elevaría el nivel de vida.
“Hay mucho por hacer. Las autoridades
deberían enfocar gran parte de sus esfuerzos en rehabilitar
los primeros cuadros. Puede sonar a juego de palabras, pero no lo
es, porque en realidad, cualquier esfuerzo que vaya en este sentido
equivale a ir al ‘centro’ de este problema”.
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