• Se trata de una forma de concebir
al Estado, sus instituciones y ciudadanos, afirmó Paulette
Dieterlen, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de
la UNAM
Paulette Dieterlen, académica del
Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM,
afirmó que en esta materia, la pobreza es asunto de la ética,
particularmente del lado político que observa cómo ésta
excluye a gran parte de la población del ejercicio de ciudadanía.
Para estudiar este fenómeno, precisó,
es necesario tener conocimientos de estadística, fórmulas
y datos, que generalmente el filósofo pasa por alto o están
fuera de su campo de estudio.
Una forma de tratar el asunto es mediante
la justicia distributiva, esto es, la forma de concebir al Estado,
sus instituciones y los ciudadanos, añadió durante la
conferencia Pobreza y justicia distributiva, que ofreció
en el Congreso México hacia el 2012. Reflexiones Humanísticas,
realizado en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras.
El que haya personas en esta condición
es un asunto que compete a la ética y a la filosofía
política. Está, por igual, relacionado con justicia
e injusticia de algunas instituciones, dijo la también presidenta
de la Academia Mexicana de Filosofía.
Dieterlen reconoció que este tema
ha sido tratado desde diferentes aristas por economistas, politólogos
y sociólogos. “Los especialistas han proporcionado líneas
de pobreza, como la capacidad de las personas para adquirir los elementos
que componen la canasta básica, por citar un caso”.
El presupuesto destinado a combatirla, estimó,
debe estar protegido de variaciones económicas. El asunto en
México está contemplado en la Ley General de Desarrollo
Social.
Un aspecto más a considerar, es que
ciertos programas sociales han sido planeados para obtener beneficioso
políticos, por ejemplo, en periodos electorales, sin que las
personas obtengan algo en el plano individual.
Además, agregó Dieterlen, se
debe estar conscientes de que “un gran número de individuos
que nos rodean dependen de la voluntad de otros, sea el Estado, organizaciones
filantrópicas o la caridad”.
Para concluir, alertó del peligro
inminente de acostumbrarse a esta condición, pues significa
negar la oportunidad de todos los seres humanos a bienes y satisfactores.
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