• María Gloria Soldevila,
del IIBm, junto con otros colaboradores, fue distinguida con el
galardón que otorga Funsalud, en el área Básica
• Jak 3 es una enzima que se asocia a receptores de quimiocinas
y permite a los linfocitos moverse en condiciones basales y en inflamación.
Los individuos que no cuentan con ella tienen inmunodeficiencia
primaria severa combinada; además, su sistema inmune no combate
de manera eficiente las enfermedades
Por presentar una propuesta innovadora que
promueve y aporta conocimiento científico, viable y sustentable
relacionado con la molécula Jak 3, y proyectar una potencial
aplicación clínica, María Gloria Soldevila Melgarejo,
del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM,
obtuvo el Premio Nacional de Investigación, que otorgan las fundaciones
GlaxoSmithKline y Mexicana para la Salud (Funsalud).
Aunque la investigación sobre esa enzima
se hizo con un modelo de ratón Jak 3 knock-out, “y
siempre hay un paso grande de la fase experimental del roedor al ser
humano, la idea es que en el futuro sea posible identificar estas herramientas
para ayudar a personas en condiciones de inmunosupresión”,
explicó la universitaria.
Su trabajo Jak 3, una molécula
clave en la migración de los linfocitos T: su papel en la reorganización
del citoesqueleto en respuesta a quimiocinas, en colaboración
con Eduardo Alberto García Zepeda, Horacio Zamudio Meza, Isaura
Meza Gómez-Palacio y Xóchitl Ambriz Peña, obtuvo
el primer lugar en el área Básica.
Jak 3, asociada a receptores de quimiocinas
Con el estudio, explicó Soldevila Melgarejo,
analizamos a Jak 3, enzima que se asocia a receptores de quimiocinas
(citocinas quimioatrayentes), y permite a los linfocitos moverse en
condiciones basales y en inflamación. Los individuos que no cuentan
con ella tienen inmunodeficiencia primaria severa combinada; además,
su sistema inmune no combate de manera eficiente las enfermedades.
La investigadora del IIBm señaló
que no es posible utilizar las células de pacientes, porque éstos
prácticamente no tienen linfocitos T; pero se usa un modelo de
ratón Jak 3 knock-out o ratón KO (modificado
por ingeniería genética para que uno o más de sus
genes estén inactivados mediante una técnica llamada gen
knock-out). Este roedor presenta un timo hipoplásico,
ausencia de ganglios linfáticos y defectos en el desarrollo y
función de los linfocitos T y B.
Lo que hemos determinado, mediante estudios
en el ratón, es que los linfocitos T son incapaces de responder
a las quimiocinas CCL19 y CCL21. Es decir, si la vía de señalización
de esa molécula está afectada, no permite que la célula
reorganice el citoesqueleto para migrar hacia los órganos linfoides
secundarios; entonces, ésta se queda estática y no puede
activarse de manera apropiada y llegar al lugar de la infección.
La académica universitaria refirió
que, recientemente, su equipo de trabajo ha podido visualizar, mediante
videomicroscopía, en tiempo real, los movimientos de la célula
y comprobar que en ausencia de Jak 3, no genera las formas que se llaman
migratorias para poder avanzar.
Además, en un modelo in vitro se
ha detectado que una de las moléculas cuya activación
posiblemente está disminuida, es una enzima GTPasa RhoA (guanosina
trifosfatasa o trifosfatasas de guanosina, una superfamilia de enzimas
con más de 100 proteínas estructuralmente relacionadas
y que regulan diversas funciones biológicas).
Entonces, lo que se hace es reconstituir el
fenotipo de las células que no migran, con una dominante activa,
para ver que ésta posiblemente es la molécula implicada
en el proceso de migración, que está deficiente en las
células carentes en Jak 3.
Así, es posible aislar las células
y ver por microscopía o videomicroscopía cuáles
son las alteraciones para que, en el futuro, sea posible determinar
si es factible reconstituir esta deficiencia mediante la introducción
del gen afectado.
Sin embargo, siempre hay un paso grande de
la fase experimental del ratón al ser humano, pero la idea es
que en el futuro sea posible identificar estas herramientas para ayudar
a personas en condiciones de inmunosupresión.
Relevancia de la ciencia básica
Con 12 años de labor en el Instituto,
la universitaria explicó que este proyecto se inició con
Eduardo García Zepeda, mientras realizaba un posdoctorado en
la Universidad de Harvard, Boston. En el IIBm se ha continuado, para
que en el futuro sea factible identificar posibles blancos terapéuticos.
Asimismo, en el corto plazo esperan publicar este trabajo en una revista
especializada.
Es mucho el trabajo que falta, apuntó,
pero es importante que se reconozca la relevancia de la ciencia básica,
porque no hay muchas personas que sean conscientes de su trascendencia
para diseñar terapias adecuadas, y la inmunología básica
puede contribuir de manera importante a entender los mecanismos que
están alterados en muchas patologías.
Gloria Soldevila comentó que haber
recibido el premio representa una satisfacción personal enorme,
porque es un trabajo de investigación arduo, que ha requerido
mucho tiempo. “Es gratificante decir que finalmente estableces
un laboratorio que produce datos importantes”.
El premio también lo recibieron Camilo
de la Fuente Sandoval (Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía
Manuel Velasco Suárez), en el área Clínica;
Gerardo del Carmen Palacios Saucedo (Unidad Médica de Alta Especialidad
del IMSS, UMAE 25 Monterrey, Nuevo León), en Epidemiológica,
y Laura Cortés Sanabria (Unidad de Investigación Médica
en Enfermedades Renales, Hospital de Especialidades, Centro Médico
Nacional de Oncología), en Economía de la Salud.
A la ceremonia, celebrada en el bloque "B"
de la Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional Siglo XXI,
asistieron, entre otros, los directores del IIBm, Patricia Ostrosky
Shejet, y de la Facultad de Medicina, Enrique Graue Wiechers, así
como Juan José Hicks Gómez, director General de Políticas
de Investigación en Salud de la Secretaría de Salud.
También, David Kershenobich, presidente
de la Academia Nacional de Medicina; Francisco Ochoa Carrillo, titular
de la Academia Mexicana de Cirugía; Mercedes Juan López,
presidenta Ejecutiva de Funsalud, y Gustavo Hernández Verde,
presidente Ejecutivo de la Fundación GlaxoSmithKline.
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