Boletín UNAM-DGCS-613
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 16 de octubre de 2011

 


María Elena Martínez

           

PROYECTAN DIAGNÓSTICO MÉDICO MEDIANTE IMÁGENES DIGITALES DE LA RETINA

 

• Mediante el sistema RISA (Retinal Image multi-Scale Analysis) es posible analizar los vasos sanguíneos que la nutren, para detectar hipertensión, diabetes y retinopatía en recién nacidos prematuros, explicó María Elena Martínez Pérez, del IIMAS de la UNAM

El Retinal Image multi-Scale Analysis (RISA), diseñado por María Elena Martínez Pérez, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM, podría utilizarse en la detección temprana de hipertensión, diabetes, y retinopatía del recién nacido prematuro.

A través del procesamiento digital de imágenes de arterias y venas, el sistema computacional permite el análisis de la morfología de los vasos sanguíneos que nutren a la retina, para detectar cambios en su morfología o topología, causados por los padecimientos referidos.

Adquirir los perfiles es una tarea sencilla, prácticamente no invasiva. Se aplican gotas al ojo para dilatar la pupila y con una cámara de fondo, se toman las fotografías. “Esa parte ocular es una ventana que nos permite analizar los vasos sanguíneos del cuerpo”, explicó la integrante del Departamento de Ciencias de la Computación de la entidad.

“RISA es una aportación novedosa, porque no existía un sistema computacional que extrajera e hiciera esta mediciones, con la capacidad de separar las arterias de las venas, para analizarlas por separado”.

RISA

La retina está integrada por células visuales que nos permiten reconocer luz y colores. Las arterias y venas que la nutren pueden ser estudiadas mediante la vía digital. Su morfología indica la presencia de diversas enfermedades y es útil para determinar su avance.

Con técnicas de procesamiento, es posible segmentar los vasos para medir cambios en su geometría, por algún padecimiento, y conocer su longitud, diámetro y ángulos de bifurcación. Además, el sistema diferencia entre arterias y venas.

Con la figura obtenida del “árbol sanguíneo”, el programa calcula tortuosidad, factores de expansión, simetría, ángulo de bifurcación, y conectividad, por segmento. Con los datos obtenidos, el médico dispone de indicadores que muestran las anormalidades y su evolución.

Retina y enfermedad

En la hipertensión, en el caso de arterias, disminuye el diámetro, se vuelven más largas y los ángulos de bifurcación, disminuyen. Si una persona presenta un cuadro severo, es posible también observar hemorragias en la retina, aunque el sistema actualmente no las mide, sólo detecta los cambios en los conductos sanguíneos.

"La idea es descubrir de manera temprana esos cambios para que, antes de otro problema, el médico diagnostique un padecimiento".

En diabéticos se observan diversos patrones como microaneurismas, exudados y hemorragias; en el caso de los vasos, se angostan y cierran, como un rosario, en un fenómeno conocido como “arrosariamiento”.

En la retinopatía del prematuro, crecen de manera descontrolada, en lugares en donde no deberían hacerlo; incrementan su diámetro y tortuosidad. Con RISA, los expertos tratan de entender por qué ocurren estos cambios, y lo que sucede antes y después de los tratamientos suministrados a los bebés.

“El sistema no es utilizado en clínica, sólo en investigación básica en medicina. La idea es tratar de entender la naturaleza de las enfermedades y realizar seguimiento del tratamiento a pacientes”.

Colaboración

El trabajo con el sistema comenzó en el St. Mary Hospital de Londres, Inglaterra, donde aún se utiliza para el estudio de hipertensión y diabetes. En Estados Unidos, Martínez Pérez colaboró con el Hospital Infantil de la Harvard Medical School, de Boston, y en el Colegio de Cirujanos de la Universidad de Columbia, en Nueva York.

En el país, la científica trabaja con Marco Ramírez, del Hospital Infantil de México Federico Gómez, y Consuelo Zepeda, del Hospital Civil de Guadalajara. Esta colaboración está enfocada a la retinopatía del bebé prematuro.

Durante la investigación con los colegas mexicanos, detectaron que las características que definen este padecimiento, como la diferencia del diámetro y la tortuosidad de los vasos, varía por la presión que involuntariamente aplica el médico o el técnico sobre el ojo, al tomar el perfil de la retina del infante.

Para corregir lo anterior sería necesario contar con un dispositivo con un sensor que pueda medir estas variaciones, y tomar así las imágenes a una presión fija. Debe ubicarse entre el lente de la cámara y el ojo, para calibrar la fuerza ejercida, concluyó.

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Fotos


María Elena Martínez Pérez, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas de la UNAM.