• Adolfo Sánchez Almanza,
del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, consideró
que una forma de superarla es con la intervención combinada
del Estado, la sociedad civil y los empresarios.
• En este sentido, María Cristina Bayón, del
Instituto de Investigaciones Sociales, refirió que esos programas
focalizados han agudizado la segmentación de los servicios
y han profundizado la desigualdad
Los programas para superar la pobreza son todavía
insuficientes, porque su carácter es muy limitado y básicamente
focalizado en los pobres extremos que residen en zonas rurales; dejan
desprotegidos a amplios segmentos de la población urbana que
acceden a los servicios de educación, vivienda y salud de muy
baja calidad, coincidieron investigadores de la Universidad Nacional.
En ocasión del Día Internacional
para la Erradicación de la Pobreza, que se conmemora el 17 de
octubre, Adolfo Sánchez Almanza y María Cristina Bayón,
de los institutos de Investigaciones Económicas (IIEc) y Sociales
(IIS), respectivamente, refirieron que deben establecerse políticas
que ayuden a erradicar este fenómeno.
Sáchez Almanza consideró que
se requiere la intervención del Estado, junto con la sociedad
civil y empresarios: la primera, para la toma de decisiones en organizaciones
comunitarias y, la segunda, para que las ganancias lleguen a la sociedad,
con trabajos dignos y salarios justos.
En tanto haya voluntad política del
Estado, con un diseño socio-económico-ambiental sustentable,
hay posibilidades de enfrentar esta condición social, agregó.
Por su parte, Bayón destacó que
según las estadísticas del Consejo Nacional de Evaluación
de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) correspondientes
a 2010, la mitad de la población es pobre (no alcanza a cubrir
una canasta básica de alimentos, ni vestido, salud, educación,
vivienda y transporte), y dos de cada 10 mexicanos es indigente, (no
logran cubrir ni siquiera la canasta básica de alimentos). Estas
cifras, dijo, son similares a las de 1992, lo que refleja los escasos
avances en la materia en los últimos 20 años.
Con relación a los servicios sociales,
dijo que tanto en educación como en salud, se ha privilegiado
el acceso en detrimento de la calidad. Del 2005 a 2010, ejemplificó,
la cobertura del Seguro Popular creció 250 por ciento, pero la
incorporación de médicos generales a la secretaría
de Salud experimentó apenas un aumento del 40 por ciento, algo
que se agudiza en el caso de especialistas, y evidencia serias limitaciones
de recursos e infraestructura, a la par del ensanchamiento de las brechas
de los servicios entre entidades federativas.
A esto se suman las profundas desigualdades
en el acceso y calidad de los servicios educativos entre los jóvenes
de los sectores menos favorecidos, lo que conduce a que coexistan distintas
calidades de ciudadanía, de primera y de segunda.
Bayón recordó la experiencia
reciente de varios países como Brasil, Argentina y Uruguay, donde
el Estado ha asumido un rol más activo tanto en el terreno económico
como social, a través de políticas sociales universales,
recuperación de salarios mínimos y mayor dinamismo del
mercado interno.
En México, resumió, la superación
de la marginación sólo será posible si la justicia
social, la reducción de la desigualdad y el establecimiento de
pisos mínimos de bienestar pasan a formar parte de las prioridades
de la agenda política.
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