• Es otorgado por el gobierno
de Honduras por su labor en la investigación de la vida y
obra del ilustre hondureño
• Desde hace más de 15 años, las académicas
estudian el acervo del fondo del mismo nombre, que resguarda la
Biblioteca Nacional
María de los Ángeles Chapa Bezanilla
y Ludmilla Valadez Valderrábano, académicas del Instituto
de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la UNAM, obtuvieron
el Premio Rafael Heliodoro Valle, que otorga el gobierno de
Honduras a quienes han hecho aportaciones sustanciales a la investigación
de la cultura iberoamericana.
La distinción consiste en una medalla
y diploma, y se entrega anualmente a través de la Secretaría
de Relaciones Exteriores de ese país.
Desde hace varios años, indicó
Chapa Bezanilla, “nuestro trabajo está enfocado a estudiar
el Fondo Rafael Heliodoro Valle, bajo el resguardo de la Biblioteca
Nacional”.
Este acervo del historiador, literato, periodista
y poeta hondureño, es uno de los más ricos que existen
en Latinoamérica, en cuanto a temática centroamericana.
Tiene alrededor de 38 mil cartas de las que ya han sido clasificadas
y analizadas 36 mil, indicó.
Se trata de mensajes dirigidos a políticos
de la región y a familiares, así como correspondencia
con intelectuales y representantes de la cultura mexicana de la primera
mitad del siglo XX, refirió.
“A mi cargo se encuentra la parte histórica,
literaria y
bibliohemerográfica. Para llevar a cabo este trabajo, nos organizamos
a través del Seminario de Bibliografía Centroamericana”,
abundó.
La bibliografía es muy variada y una
de las más importantes del Fondo Reservado del Instituto. “Hablamos
de más de 40 mil volúmenes sobre historia, literatura,
filosofía, medicina, religión y poesía”.
Además, prosiguió, incluye fotografías
y publicaciones en las que Valle colaboró; periódicos
y revistas de Guatemala, Nicaragua, Honduras, México, Costa Rica,
Venezuela, Colombia y Perú, entre otros.
En vida, Heliodoro Valle dejó todo dispuesto
para que este material fuera entregado al IIB, y su viuda, Emilia Romero,
cumplió esa voluntad.
Sus aportaciones más importantes fueron
en historia y literatura. “Llegó a México en 1908,
aún adolescente. Se dio a conocer por escritos que divulgó
en diarios de Honduras sobre Benito Juárez, Miguel Hidalgo y
José María Morelos”, relató.
En nuestro país, con apoyo de Justo
Sierra, entonces secretario de Educación Pública, estudió
en la Escuela Nacional de Maestros. Durante la Revolución Mexicana
regresó a su tierra natal y poco después inició
su carrera diplomática. Durante el gobierno de Álvaro
Obregón regresó a México y aquí desarrolló
su trayectoria profesional.
“Esto lo sabemos, en parte, por el estudio
de su acervo. Se trata de una labor de más de década y
media, y este año las autoridades hondureñas consideraron
que por este trabajo éramos merecedoras del premio”, concluyó.
--o0o--