- Hoy más que nunca, requerimos
unidad y un gran acuerdo construido desde la ciudadanía,
sostuvo
- La UNAM invistió con el grado de doctor honoris
causa a 11 personalidades de México
y el extranjero
El rector de la UNAM, José Narro Robles,
advirtió que México necesita, con urgencia, cambiar el
ambiente de polaridad, miedo y desencanto en que está sumergido.
Hoy más que nunca, requerimos unidad y un gran acuerdo construido
desde la ciudadanía.
Al presidir la ceremonia de investidura con
el grado de doctor honoris causa de esta casa de estudios,
a 11 personalidades del país y del extranjero, aprobadas en junio
pasado por el Consejo Universitario, consideró indispensable
fortalecer nuestra identidad, reforzar el orgullo nacional y reanimar
el debilitado sistema de valores laicos.
En el patio central del Palacio de Minería,
dijo que muchos confían en la posibilidad de edificar un mundo
en el que los valores cívicos prevalezcan por encima de la corrupción,
la impunidad y las conductas indeseables; en el que se valore debidamente
el saber; en el que niños y jóvenes estén libres
de miedos e incertidumbre, y en el que la política sea distinta
a la que domina en nuestra sociedad.
En ese mundo, abundó el rector, la acción
política no consiste en ver cómo se combate a la contraparte,
cómo se bloquea al interlocutor o se impide que las propuestas
del adversario puedan prosperar. Por el contrario, todos se esmeran
en construir acuerdos, definir fórmulas para progresar, delinear
las mejores leyes y los mejores programas para sacar a México
adelante.
En el marco de la conclusión de las
celebraciones por el centenario de la Universidad Nacional, Narro Robles
refirió que de cara al futuro, la UNAM enfrenta nuevos retos
que asume como suyos, pero que son de todo el sistema educativo mexicano
y del conjunto de la sociedad, y también debieran serlo de los
poderes públicos.
“Académicos y alumnos deben contribuir
a resolver los problemas de siempre: la profunda desigualdad que lastima
la dignidad, la pobreza y la ignorancia que viajan junto a la enfermedad,
e incluso la inseguridad y la injusticia, que han apresado a la sociedad
en la celda del miedo, y que toman fuerza con el debilitamiento de los
valores laicos”, apuntó.
Extraordinarios personajes
En su oportunidad, Mayana Zatz, a nombre de
las personalidades extranjeras, destacó que los hallazgos en
el campo del genoma humano no distinguen a los humanos entre razas.
Por ello, subrayó, los problemas que aquejan al mundo globalizado
deben ser discutidos por todos los segmentos de la colectividad.
La mayor posibilidad en la investigación
genética es encontrar tratamientos médicos y determinar
cómo los hallazgos en la materia impactan nuestra vida. “La
buena noticia para los jóvenes que comienzan su tarea en este
ámbito, es que existen suficientes preguntas para mantenerlos
ocupados los próximos 50 años”, enfatizó.
A nombre de los investidos nacionales, Margo
Glantz Shapiro advirtió acerca de la lucha por despojar a la
educación de su soporte principal, el laicismo. Ésta,
dijo, se despliega en muy diversas formas contra la universidad pública.
La falta de oportunidades de empleo, deserción
escolar y la baja calidad instructiva, configuran una bomba de tiempo
cuya importancia y costo no ha magnificado el Estado. Esta exclusión,
detalló, provocará el aumento en el número de jóvenes
que elijan la migración, la economía informal y la delincuencia.
Al inicio de la sesión, se entonó
el himno universitario Gaudeamus Igitur, a cargo del Coro de
la Escuela Nacional de Música, y el secretario General de la
institución, Eduardo Bárzana García, leyó
el acta de la sesión extraordinaria del Consejo Universitario,
en la que se aprobaron los nombramientos.
También, recibieron el doctorado: Pablo
González Casanova, sociólogo y ex rector de esta casa
de estudios; María Teresa Gutiérrez Vázquez de
MacGregor, geógrafa; Ricardo Legorreta Vilchis, arquitecto; Manuel
Peimbert Sierra, astrónomo; Pablo Rudomín Zevnovaty, neurocientífico;
Carlos Saura, cineasta; Joan Manuel Serrat, cantautor; Fernando Solana
Morales, político y diplomático, y Elisa Vargaslugo Rangel,
historiadora del arte.
Asistieron, entre otros, ex rectores, integrantes
del Patronato Universitario y de la Junta de Gobierno; profesores, investigadores
eméritos, trabajadores, estudiantes, así como directores
de facultades, escuelas, centros e institutos, y representantes diplomáticos.
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