• Le siguen desempleo, corrupción
y narcotráfico, según un estudio comparativo sobre
cómo perciben los consumidores de la Ciudad de México
la situación actual, coordinado por Javier Cervantes Aldana,
FCA de la UNAM
• El 83 por ciento de la gente planea reducir sus gastos en
algunos servicios y productos, como compras en el supermercado y
diversiones
La inseguridad es la mayor preocupación
entre la sociedad. En 2008, el porcentaje de personas en esa condición
fue de 37 por ciento; en 2009, de 42 por ciento, y en junio de 2011,
de 56 por ciento.
Lo anterior, según un estudio comparativo
sobre cómo perciben los consumidores de la Ciudad de México
la situación actual, aplicada a una muestra de 400 sujetos de
las clases media y popular, coordinado por Javier Cervantes Aldana,
de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de
la UNAM.
A la inseguridad (56 por ciento) sigue el desempleo
(18 por ciento); crisis financiera (10 por ciento); corrupción
(siete), y narcotráfico (ocho por ciento).
“Llama la atención que la gente
se preocupe menos por la crisis financiera: de 32 por ciento en 2008,
disminuyó a 10 por ciento hacia mediados de 2011, quizá
debido a que en aquel año Estados Unidos se vino abajo en el
ámbito económico”, estimó Cervantes Aldana.
Incongruencia de los consumidores
Algo que sorprende al universitario es la incongruencia
de los consumidores mexicanos. Dio cifras de ese optimismo en el Distrito
Federal: en 2008 y 2009, fue de 45 por ciento, y en junio de 2011, de
58 por ciento.
En la ciudad capital, un buen porcentaje de
la población siente que le va mejor con respecto al año
pasado: de 24 por ciento subió a 33 por ciento. En cambio, los
que piensan que están peor pasaron de 23 a 24 por ciento.
Con respecto a la situación económica
del país, 76 por ciento pensaba que había empeorado en
2008, pero únicamente, 57 por ciento tiene esta percepción
en 2011.
Ante la estrechez económica se mantiene
la tendencia a reducir los gastos. Ahora, 83 por ciento de los habitantes
planea disponer menos de algunos servicios y productos, como compras
en el supermercado y diversiones (cine, teatro y restaurantes, entre
otros).
Aunque nueve por ciento de las personas dijeron
haber sido afectadas en el rubro de la educación (pago de escuelas
y universidades) en 2009, este porcentaje se redujo a seis (menos gente
cambió a sus hijos a escuelas públicas) en 2011.
Asimismo, la tendencia a acudir a las clínicas
del Seguro Social y el ISSSTE, en vez de solicitar un servicio médico
privado, subió de 24 a 33 por ciento. “Además, en
2008, el 17 por ciento de la población no gastaba en medicamentos
de patente, sino en genéricos intercambiables, hoy, esa cifra
es de 21 por ciento”, apuntó el académico universitario.
Si bien está a la baja, el porcentaje
del ingreso destinado al pago de deudas continúa alto: de 60
por ciento en 2008, pasó a 56 por ciento en 2011. En cuanto a
los individuos con problemas para saldar sus tarjetas de crédito,
en 2008 era de 50, y en 2011, subió a 58 por ciento.
En opinión de Cervantes Aldana, los
mexicanos no aprendemos de las lecciones pasadas. “Volvemos a
caer en los mismos errores. No planeamos para el futuro. Sabemos, por
experiencia, que las crisis económicas son recurrentes y, sin
embargo, no estamos preparados para enfrentarlas”.
Por último, el académico recomendó
una mayor injerencia de las mujeres en la administración de los
ingresos familiares, pues ellas son las que se encargan de “estirar”
el dinero, así como de simplificar los renglones del gasto y
hacer recortes en los que no son indispensables.
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