• Permite consultar los elementos
del clima almacenados en grandes bases de datos, y así contar
con información confiable para la toma de decisiones
Ante el riesgo de que el factor climático
se convierta en una amenaza para el desarrollo social y económico
(lluvias sin precedente, sequías devastadoras y aumentos de la
temperatura), un grupo de especialistas del Centro de Investigaciones
en Geografía Ambiental (CIGA), campus Morelia de la UNAM, diseñó
un software capaz de identificar, de manera sencilla, sus tendencias
de cambio.
“La historia de la Tierra registra modificaciones
del clima. Recientemente, este tema ha cobrado relevancia en ámbitos
científicos, políticos y económicos; incluso, gobiernos
de distintos países han establecido medidas encaminadas a evitar
los daños relacionados”, dijo Francisco Bautista Zúñiga,
edafólogo y coordinador del grupo de universitarios.
En esa perspectiva, plantearon una línea
de investigación sobre la evaluación del cambio del clima
a nivel local. “Es necesaria para que en cada municipio y entidad
federativa se conozcan las tendencias en la modificación de las
condiciones atmosféricas, así como su magnitud y dirección
(a la alza o a la baja)”, afirmó.
Datos georeferenciados
El clima no es igual de un año a otro.
Puede hacerse una observación del comportamiento anual; entonces,
aparecerán periodos secos y lluviosos, de viento y granizo; a
ese registro no se le denominará cambio climático, sino
variación climática.
Por lo contrario, si se encuentra una tendencia
de cambio, sea de manera continua o por impulsos o “saltos”
abruptos es pertinente hablar de cambio climático, aclaró.
Los especialistas del CIGA, junto con profesores
del Instituto Tecnológico Superior de Tacámbaro, diseñaron
la aplicación denominado MOCLIC (Monitoring Climate Change) para
organizar, almacenar y operar datos georeferenciados de los elementos
del clima.
Lograron descubrir que en la nación
hay localidades donde las condiciones ambientales se tornan más
calientes o tienden a enfriarse, y también, sitios sin ninguna
modificación.
“Es necesario conocer los registros históricos
de esos elementos para instrumentar políticas de mitigación
de los efectos negativos de la crisis ambiental, si es que la hay, o
para aprovechar sus efectos positivos”, agregó el investigador.
En una computadora personal
MOCLIC permite consultar y analizar en una
computadora personal, por mes, año o periodos, los elementos
del clima almacenados en grandes bases de datos. De ese modo, los profesionales
de las diversas disciplinas contarán con información confiable
para tomar decisiones.
“Por ejemplo, un médico puede
cruzar información de enfermedades intestinales con la tendencia
climática de periodos específicos, o un agrónomo
obtener cifras de la producción de cereales para relacionarlas
con registros anuales de lluvia y hallar explicaciones de un suceso”.
Con este programa, es posible calcular índices
bio y agroclimáticos (humedad, aridez, erosividad por lluvia
o concentración de precipitaciones), y a partir de los conocimientos
obtenidos, prevenir el impacto de las inundaciones en poblados, de los
movimientos en masa (desgajamientos de tierra en lugares que han sido
deforestados), de la formación de zonas de disolución
de rocas y, consecuentemente, de hoyos en el suelo y subsuelo.
Igualmente, si en una región se advierten
procesos de desecación, MOCLIC será útil para identificarlos;
con ello, los agrónomos podrán considerar el uso de semillas
mejoradas que resistan la sequía, o la optimización de
las técnicas de captación de agua de lluvia, de almacenamiento
o de tipos de riego.
La aplicación “permite generar
datos para el estudio de la variabilidad y del cambio de los elementos
del clima, y su análisis en series de tiempo, así como
advertir las tendencias y magnitud. Pero lo más importante son
las lecturas para abordar el presente”, aclaró Bautista
Zúñiga.
Asimismo, se pueden hacer consultas rápidas
y gráficas, sin la necesidad de revisar miles de papeles. Los
universitarios esperan que pueda ser empleado en todos los centros de
investigación relacionados con el clima.
Ha sido evaluado en el propio CIGA y en el
Centro de Ciencias de la Atmósfera, con datos provenientes de
Yucatán y Michoacán; además, cuenta con un manual
de procedimiento. Está a disposición en el sitio www.ciga.unam.mx/ciga/
Climogramas
Los creadores de este software evitaron
el lenguaje científico que pudiera resultar complicado e introdujeron
categorías de análisis simples, como “índice
de humedad” (cociente de precipitación pluvial) y “evapotranspiración”
(agua del suelo hacia la atmósfera); además, categorizaron
años o meses según su condición: húmedo,
hiperhúmedo, subhúmedo.
“Al elaborar los climogramas con el índice
de humedad, podemos esbozar el clima durante un año con palabras
sencillas. Las gráficas se utilizan para determinar si hay o
no un cambio. El MOCLIC tiene dos formas de probar esto: genera una
recta que todo el mundo puede leer: si es horizontal significa que no
hay cambio; si se eleva quiere decir que el lugar se calienta, y si
va hacia abajo, que se enfría”, explicó.
El grupo del CIGA seleccionó la Estación
Meteorológica de Abalá, en Yucatán, con la hipótesis
de que en ese lugar encontrarían tendencias negativas.
“Con datos de 1960 a 2006, vimos cómo
se formaba una recta descendente tiempo-temperatura, lo que indicó
que hubo y hay una intensidad de cambio climático de tres grados
hacia abajo, lo que se corroboró con la prueba de Mann-Kendall
que, estadísticamente, es significativa. En esa comunidad se
documentó un ejemplo de modificación climática
local, pero a la baja: el lugar se enfría”.
En otra prueba realizada en Uruapan, Michoacán,
el resultado fue en sentido contrario: ascendente, es decir, el lugar
se calienta.
Con esta información, cruzada con registros
históricos de producción y enfermedades, puede plantearse
si hay relación clima-salud humana, clima-producción pecuaria,
clima-producción agrícola, clima-desastres naturales,
inundaciones, o pérdida de cosechas.
Fenómenos identificados
Se tienen registros históricos de inundaciones,
erosiones y movimientos en masa. Pero, desde el punto de vista de Bautista
Zúñiga, el cambio climático se usa para encubrir
otro tipo de efectos ambientales, más de uso de suelo relacionado
con la mala toma de decisiones locales.
Por ejemplo, en Angangueo, Michoacán,
un movimiento en masa sepultó varias casas el año pasado,
como consecuencia del uso inmoderado de la vegetación de las
montañas. Si hay deforestación, la red de raíces
que retiene el suelo se acaba, y si se presenta una lluvia abundante,
el suelo se desplaza y sepulta lo que encuentra a su paso.
“Sí, este fenómeno no es resultado del cambio climático,
sino del mal uso del suelo, propiciado por la presión que se
ejerce sobre los campesinos pobres para que lleven sus cultivos a las
partes altas. Entonces, ellos talan los bosques y esa práctica
se convierte en un asunto de carácter político-ambiental,
encubierto con argumentos del cambio climático”, consideró.
Bautista Zúñiga sostuvo que este
último podría desencadenar efectos previsibles, como una
evapotranspiración ocasionada por el incremento en la temperatura
y, por consiguiente, una menor disponibilidad de agua y una merma en
la producción de cultivos.
Además, los organismos vivos, incluidos
los humanos, tendrían que utilizar energía metabólica
extra para tratar de mantenerse a una temperatura adecuada. Algunos
lo conseguirían, otros no.
“Fenómenos como éstos deben
ser identificados primero, antes de tener una oportunidad de enfrentarlos
con éxito. Nosotros creemos que MOCLIC puede ser útil
en esa tarea”, concluyó.
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