• La incidencia es mayor entre
personas en la tercera década de su vida y en adelante; también
puede afectar a menores de edad aparentemente sanos.
La frecuencia de parálisis facial generada
por algún trauma como un accidente, una caída o una agresión
física, ha ido en aumento en los últimos años.
Un gran número de afectados no se atiende
a tiempo, no termina los tratamientos médicos, o es mal diagnosticado.
Antonio Joaquín Ruiz, académico
de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, indicó que ante el
padecimiento lo mejor es acudir al especialista, y debido a que la mayoría
de los casos corresponden a lesión en la zona del hueso temporal,
el otorrinolaringólogo es el más indicado.
Los principales errores consiste en solicitar
consulta después de varios días de evolución, tratamientos
incompletos, parciales o por sub-diagnóstico.
El problema, dijo, es que si el paciente tarda
en recibir la atención correcta se retrasa un dictamen definitivo
y una posible solución. En tanto, el proceso inflamatorio del
nervio facial puede estar en aumento hasta que ya no tiene remedio,
lo que puede producir parálisis de alguna parte del rostro o
cuello, en mayor o menor grado.
Ruiz Corona comentó que existen diversos tipos: la provocada
por algún trauma como una caída, accidente o agresión
(en aumento el número de casos); pero hay otras cuyo factor de
origen es un tumor, infección del oído o por herpes zóster,
entre otros.
No obstante, la más común es
la Bell, la más benigna, pues incluso puede resolverse
de manera espontánea. Lo preocupante, acotó, es que se
trata de una enfermedad idiopática, es decir, que no se tiene
conocimiento absoluto de la causa, pero ya existen tratamientos.
Aunque no se conocen con exactitud los factores
que la originan, se describió desde el siglo XIX, y desde entonces
se sabe que ocurre la inflamación del nervio facial dentro de
un estrecho canal dentro del hueso temporal.
La incidencia es de aproximadamente 23 personas
por cada 100 mil habitantes, según datos internacionales. Recomendó
estar alertas a manifestaciones como sensación de debilidad en
la cara; fatiga generalizada, como al inicio de un resfriado común;
lagrimeo, entumecimiento del oído u hormigueo de algún
segmento del rostro.
También explicó que es importante
atender esas sensaciones, pues el avance, en ocasiones, llega a ser
muy rápido y puede haber riesgo de perder la función nervio-facial.
Asimismo, hay algunos tipos que sólo
dañan la parte inferior del rostro y pueden tratarse de una afectación
en el cerebro. También llega a sentirse vértigo y pérdida
de la audición.
Antonio Joaquín Ruiz, especialista en
otorrinolaringología, expuso que del total de casos en que el
nervio está afectado dentro de la región temporal, se
tiene documentado que 65 por ciento corresponde a la de Bell; el 13
por ciento a lesiones por traumatismo; 8.6 por ciento, a herpes zóster;
cinco por ciento, es debido a infecciones del oído medio, y cinco
por ciento, es causado por tumor.
Se trata de un padecimiento de inicio súbito,
afecta a hombres y mujeres por igual, puede presentarse en cualquier
etapa de la vida, incluso en los niños, pero sobre todo en personas
en la tercera década de su vida y en adelante.
Respecto a los casos de infantes, pueden ser
a consecuencia de un trauma (golpe o caída), incluso a través
del canal de parto, por factores congénitos, infecciones de garganta,
crónicas y agudas del oído medio.
El nervio facial tiene como función
principal la movilidad de la cara, y sensibilidad en dos tercios de
la lengua, de los sabores, relacionado con la producción de saliva,
función auditiva y la producción de lágrimas.
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