• Universitarios visitaron la
zona afectada por el sismo del 11 de marzo en Japón, con
el fin de recabar información sobre el suceso, sistemas de
alarma temprana para temblores y tsunamis, y del proceso de recuperación
En México, es urgente coordinar esfuerzos
para establecer lineamientos y políticas públicas, orientadas
a mitigar y prevenir daños ocasionados por desastres naturales,
coincidieron académicos del Instituto de Ingeniería (II)
de esta casa de estudios.
Gerardo Aguilar Ramos, Jorge Aguirre González, Jorge Arturo Ávila
Rodríguez, Eduardo Botero Jaramillo y David Muriá Vila,
visitaron las zonas afectadas por el sismo de Tohoku, en Japón,
del 11 de marzo de 2011, para obtener información relevante,
de primera mano y en adición a la que se ha hecho pública
en Internet, sobre el desempeño de estructuras y de la infraestructura
japonesa durante el sismo, así como del proceso de recuperación.
El grupo, encabezado por Muriá Vila,
coordinador de Estructuras y Materiales de la entidad universitaria,
constató, en las prefecturas de Miyagi y Chiba, que los códigos
de construcción y la cultura de prevención en la nación
asiática fueron fundamentales para minimizar las consecuencias
de la catástrofe.
Al respecto, advirtió que es indispensable
establecer en nuestro país un trabajo coordinado entre las instancias
relacionadas con la prevención de desastres, realizar más
investigación en este campo, y orientar recursos para la formación
de especialistas, para que México esté mejor preparado
ante eventos sísmicos.
Aprender para prevenir
El temblor, registrado frente a la costa del
Pacífico de la región de Tohoku en Japón, provocó
un tsunami cuya máxima altura alcanzó, en algunos sitios,
los 40 metros.
Puede ser definido con tres palabras: inmenso,
inesperado e instrumentado, apuntó Jorge Aguirre González,
coordinador de Ingeniería Sismológica del Instituto de
Ingeniería.
El mapa de peligros sísmicos de aquel
país está sustentado en el consenso entre los expertos,
quienes cuentan con gran número de datos, recabados en los últimos
400 años. Con estos antecedentes, evalúan el nivel de
riesgo, revisan reglamentos y estructuras. Cualquier daño detectado,
es reparado.
“Estaban preparados para afrontar el
sismo, antes de que sucediera. De haber tenido los indicios de un gran
tsunami a tiempo, los japoneses hubieran actuado en consecuencia”,
apuntó.
Lecciones de Tohoku
Los especialistas coincidieron en que, a pesar
del tamaño y las consecuencias del sismo, aquella nación
se encuentra en camino a una rápida recuperación, gracias
a sus reglamentos de construcción, sistemas de alertamiento y
cultura de prevención.
Hubo 15 mil 698 muertos, cuatro mil 666 desaparecidos
y cinco mil 717 heridos y fue necesario desalojar a más de 130
mil personas. El impacto económico del suceso se ha estimado
en, al menos, 140 mil millones de dólares, aproximadamente el
2.5 por ciento del PIB de Japón.
Muriá Vila refirió que el desempeño
estructural de los edificios de concreto y acero, puentes y viaductos
ubicados en la zona afectada por el sismo y posterior tsunami, resultó
satisfactorio, ante la magnitud de los movimientos.
A su vez, Eduardo Botero Jaramillo, de la Coordinación
de Geotecnia del Instituto, informó que el grupo encontró
problemas relacionados con efectos de sitio y de licuación en
arenas extensas. Los daños fueron significativos en algunas viviendas
unifamiliares, en la prefectura de Chiba.
El experto destacó que los estragos
contemplados en los mapas de riesgo no se presentaron, en gran parte,
por los cambios en los códigos de construcción, implementados
a partir de 1981.
Fue un gran sismo, con muy pocos percances,
por el diseño de las estructuras, contemplado en la normatividad
que funciona desde hace tres décadas, expuso Jorge Ávila,
adscrito a la Coordinación de Estructuras y Materiales de la
misma instancia.
Al relatar su experiencia, Gerardo Aguilar
Ramos, del mismo departamento, informó que las construcciones
anteriores a 1981 fueron las más dañadas por los fenómenos.
En Sendai, ejemplificó, encontraron salas y auditorios con fallas
de plafones.
Japón está bien preparado para
afrontar una emergencia de este tipo, porque cuenta con reglamentos
de construcción actualizados, basados en la investigación
realizada por instituciones públicas y privadas. Las estrategias
gubernamentales y la educación de la población, les permiten
actuar de manera eficiente para mitigar los daños.
Al respecto, Jorge Aguirre González,
también presidente de la Sociedad Mexicana de Ingeniería
Sísmica, recordó que, gracias a la iniciativa de la comunidad
científica en Japón, después del temblor de Kobe
en 1995, el país cuenta con los mejores sistemas de instrumentación,
indispensables para recabar datos relevantes para la sismología
mundial.
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