• Este desarrollo, que combate la antracnosis, que produce manchas
negras en los mangos e impide su exportación, ha iniciado el
proceso de patente, explicó Enrique Galindo Fentanes, del IBt
• Además, retrasa la maduración del fruto, que
no pierde sus características organolépticas (sabor,
olor, color o textura); esto permite a los exportadores contar con
25 por ciento de tiempo adicional para trasladar su producto
Un grupo de científicos encabezados por Enrique Galindo Fentanes,
del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, con sede en
Cuernavaca, Morelos, creó un biofungicida para combatir la enfermedad
llamada antracnosis, que produce manchas negras en los mangos; así,
se sustituyen fungicidas químicos.
El producto, además, retrasa la maduración
del fruto, que no pierde sus características organolépticas
(sabor, olor, color o textura); esto permite a los exportadores contar
con 25 por ciento de tiempo adicional para trasladar los frutos y llegar
al mercado internacional en condiciones óptimas de calidad, que
no se logran con el uso de las sustancias convencionales.
El principio activo del biofungicida –del
que ya fue iniciado el proceso de patente, no sólo en México,
sino en los principales países productores de mango de América
Latina, como Brasil–, es una bacteria antagonista del hongo que
provoca las manchas, del género Bacillus, aislada de
los campos de mango en Sinaloa, explicó el científico
ganador del Premio AgroBio 2010, que otorga la asociación civil
del mismo nombre.
“De una colección muy grande de
microorganismos aislamos a los que tenían la capacidad antagonista
más alta contra el hongo causante de la antracnosis, para después
producirlos en grandes cantidades, en fermentadores, y aplicarlo en
los árboles”.
Es decir, abundó, se aplica como si
fuera un fungicida convencional; los árboles se “fumigan”,
pero con un producto biológico.
Los resultados durante siete ciclos de cultivo
en Sinaloa han sido muy favorables. “Hemos demostrado que puede
sustituir a los productos químicos e, incluso, es mejor”,
aseguró.
La innovación es resultado de la colaboración
con el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo,
Unidad Culiacán, y del esfuerzo de una década. Se ha trabajado
desde los aspectos de aislamiento de microorganismos, hasta la producción
industrial, en conjunto con productores y exportadores de mango.
Además, ha superado exitosamente las
pruebas de efectividad biológica requeridas por la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación
(SAGARPA) y ahora se negocia con una empresa incubada en el Centro Morelense
de Innovación y Transferencia de Tecnología, que pronto
podría ponerlo a la venta.
De ese modo, indicó Galindo Fentanes,
queda resuelto el problema que enfrentaban los exportadores, que veían
afectados los frutos y hojas de los árboles desde la etapa de
precosecha, y no cumplían con la calidad requerida, o bien que,
por cumplirla, usaban de modo rutinario fungicidas, pero tampoco podían
exportar porque quedaban residuos de químicos que no son aceptados
en los mercados de Estados Unidos, Japón o Europa.
El universitario reconoció que aunque este desarrollo es más
caro que los convencionales, el costo-beneficio es enorme. “Se
pueden lograr mangos de mayor calidad, sin residuos químicos,
por ello, resulta rentable y competitivo para con quienes hemos trabajado”.
Luego de este éxito, se han iniciado
pruebas con compañías interesadas en aplicarlo a otras
plantaciones como papaya o aguacate, atacados por hongos similares.
Los resultados hasta el momento son prometedores, pues “el biofungicida
es de amplio espectro y puede controlar la antracnosis y a otros organismos
en cultivos de frutales o vegetales”.
Otros proyectos
El científico y su grupo tienen otros
proyectos relacionados con control biológico, y han creado productos
para mejorar el rendimiento de los campos de papa, y otro con base en
hongos antagonistas, del género Trichoderma, para tratar
la llamada “rabia del garbanzo”.
Asimismo, desarrollan polímeros microbianos;
principalmente han trabajado con una goma llamada Xantana, empleada
como agente viscosificante en alimentos.
También, procesos para lograr aromas
frutales por fermentación extractiva, de coco y durazno, donde
el logro más importante “es que hemos sido capaces de producir
cinco veces la concentración tóxica del hongo”;
es decir, proporciones elevadas del compuesto de aroma que se usa en
la industria de los alimentos.
Enrique Galindo expuso que es halagador recibir
reconocimientos, pero el mayor de ellos “es hacer nuestro quehacer
cotidiano, a lado de nuestros colegas, estudiantes y colaboradores,
aportar o descubrir algo y compartirlo con los jóvenes”.
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