• Se reconoció su ejercicio profesional,
liderazgo, capacidad, calidad humana, integridad, visión de
futuro, compromiso social y voluntad de servicios
Por los valores éticos que rigen su
ejercicio profesional, liderazgo, capacidad, calidad humana, integridad,
visión de futuro, vocación gremial, compromiso social
y voluntad de servicio, Roberto Meli Piralla, investigador emérito
del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, obtuvo el Premio
Nacional de Ingeniería Civil 2011.
La distinción, otorgada de manera bienal
por el Colegio de Ingenieros Civiles de México, fue concedida
de manera unánime por el jurado y será entregada en la
ceremonia inaugural del próximo XXVI Congreso Nacional de Ingeniería
Civil, a realizarse en noviembre.
Nacido en Roma, Italia, y naturalizado mexicano,
Roberto Meli inició sus estudios en la facultad del área
(FI) en la Universidad Nacional, en 1958, donde obtuvo el título
de Ingeniero Civil y los grados de maestro y doctor en Ingeniería.
En la misma entidad ingresó como profesor de asignatura en 1965
y, desde 1967, es investigador de tiempo completo del II.
Es profesor de la cátedra de Ingeniería
Sísmica en el Programa de Posgrado en Ingeniería de la
UNAM y especialista en Ingeniería Estructural, particularmente
en el diseño sísmico de las estructuras.
Las normas y los criterios que se usan hoy para que las estructuras
resistan sismos de gran magnitud son muy avanzadas; aunque está
en revisión la pertinencia de hacerlas más rigurosas,
dijo Meli. No obstante, el mayor problema de seguridad radica en que
a veces no se interpretan de manera adecuada o no se siguen correctamente
las normas de construcción.
En los últimos meses, comentó,
se ha comenzado un proceso de revisión de las normas por los
sismos registrados en Chile y Japón, donde se han suscitado terremotos
de magnitudes superiores a lo previsto. Es necesario analizar la posibilidad
de que ocurra algo similar en las costas del Pacífico mexicano,
con el fin de determinar si es necesario hacer más estrictos
los requisitos de las construcciones.
Galardonado con múltiples distinciones
(Nabor Carrillo a la Investigación (1982), Universidad
Nacional (1991), Nacional de Ciencias y Artes (1991) en el área
de Desarrollo Tecnológico, Nacional de Protección Civil,
y Ciudad de México), resaltó que la principal preocupación
es que la normatividad no siempre se respeta en su totalidad, sea por
ignorancia de sus edificadores o con el afán de disminuir los
costos.
Por ello, mencionó que junto con un
grupo importante de especialistas, ha participado en una iniciativa
para hacer más estrictos y efectivos los mecanismos para controlar
la calidad de las cimentaciones.
El experto ha dirigido decenas de tesis de
maestría y doctorado, e impartido cursos y conferencias en diversos
centros educativos del país y del extranjero, y ha sido profesor
visitante de la Universidad de Texas y del Politécnico de Milán.
Su producción científica, reflejada en más de 160
artículos de investigación y difusión, ha sido
multicitada en la literatura respectiva.
Precursor y líder mundial en diversas
áreas de estudio, como el comportamiento de las estructuras de
concreto y mampostería y el desarrollo de criterios para diseño
ante efectos de sismo y viento, aseguró que haber recibido el
Premio Nacional de Ingeniería Civil representa una gran satisfacción
porque es concedido por profesionales de la práctica y no por
gente del gremio académico. Además, no sólo es
un reconocimiento personal sino también para el trabajo que se
realiza en el II.
Roberto Meli coordinó los trabajos para
evaluar los efectos del temblor de 1985 sobre las estructuras del Valle
de México, que incluyó aspectos como identificar las relaciones
entre las características y los niveles de daño experimentados,
y evaluar las fortalezas y debilidades de las normas de diseño
estructural y de construcción, entre otros.
Ha participado, junto con otros investigadores
del II, en importantes proyectos mediante estudios técnicos y
asesorías; entre ellos, diversas obras para los Juegos Olímpicos
de 1968, para el Metro, las vías elevadas de la Ciudad de México,
el Viaducto del Bicentenario en el Estado de México.
Además, para las plataformas marinas
de la sonda de Campeche, así como en desarrollos y evaluaciones
de sistemas constructivos para vivienda de interés social, la
rehabilitación del sistema de drenaje profundo y el nuevo Túnel
Emisor Oriente de la zona metropolitana del Distrito Federal.
También, en el desarrollo de planes
de rehabilitación estructural de la Catedral Metropolitana, los
monumentos a la Revolución y a la Independencia, los palacios
Nacional y de Bellas Artes, así como los templos de Santo Domingo,
San Agustín y San Francisco, y otros más, en Zacatecas.
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