• Incluso, se sabrá por qué el nuestro es un mundo
habitable, aseguró Antígona Segura, investigadora del
Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM
• La misión llegará a su destino en 2016, terminará
en 2017, y el análisis de datos comenzará a partir de
2018
Con el lanzamiento de la sonda Juno a Júpiter,
hace unos días, por parte de la NASA (National Aeronautics and
Space Administration), se obtendrá información relativa
a la formación de planetas, no sólo del Sistema Solar,
sino de los que orbitan alrededor de otras estrellas, e incluso, de
por qué el nuestro es un mundo habitable, aseguró Antígona
Segura, investigadora del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la
UNAM.
Además, será la primera vez que
una sonda –cuyo viaje durará cinco años, es decir,
la misión llegará a su destino en 2016, terminará
en 2017, y se comenzará el análisis de datos a partir
de 2018– orbite los polos de ese planeta, “y no el ecuador,
como suele hacerse”, aclaró la experta.
La también colaboradora del Laboratorio
Virtual de Planetas del Instituto de Astrobiología de la NASA,
abundó que otras misiones han sido enviadas a ese destino, como
las Voyager o Galileo; sin embargo, aún se
desconocen muchos aspectos.
Esta ocasión se pretende establecer
si tiene un centro sólido o núcleo, y estudiar su campo
magnético y composición para precisar la historia de su
formación.
Se trata de un “mundo” grande,
300 veces mayor que la masa de la Tierra, y de “ésta nunca
hemos visto el interior, sólo hemos rascado la corteza y del
manto tenemos muestras porque salen en las erupciones volcánicas”.
De Júpiter se puede obtener información
con base en la estructura del campo magnético; de ella depende
lo que puede haber en el núcleo, si es que existe.
El primer planeta en formarse en nuestro Sistema
Solar fue precisamente el que ahora se explorará. Al nacer una
estrella, a partir de una masa de gas que se contrae hasta que en su
núcleo los átomos de hidrógeno se convierten en
helio, se libera energía y comienza el “brillo”,
explicó Segura.
Alrededor de cada sol en formación también
existe un disco llamado protoplanetario, constituido básicamente
de gas y polvo; a partir de éste se crean los planetas.
Pero al comenzar a “brillar”, la
estrella calienta y evapora el gas de ese disco. Júpiter tiene
mucho de ese fluido, y de hecho cuenta con una composición muy
similar en hidrógeno y helio al Sol. Eso significa que debió
formarse antes que el astro rey evaporara el gas del disco, en un lapso
de tan sólo 10 millones de años.
Antígona Segura expuso que existen dos
hipótesis acerca de la formación de ese planeta. Una es
que se creó como una especie de “grumo” en el disco
protoplanetario que colapsó gravitacionalmente. Y la otra refiere
que se formó por partes; primero, se agregaron los materiales
pesados, por ejemplo, silicio o hierro, y luego, los gases.
Si se formó por colapso gravitacional
no tendría un núcleo sólido. De la otra manera,
sí debe contar con uno, probablemente pequeño, del tamaño
de la Tierra. Y el modelo podría repetirse en otros planetas
gigantes, presentes en 12 por ciento de las estrellas donde se han buscado
otros mundos.
De ahí la importancia de entender a
este planeta, que se ubica “cerca” de nosotros, a cuatro
veces la distancia de la Tierra al Sol; además ahora toma menos
tiempo llegar, pues mientras la misión Galileo tardó una
década, la sonda Juno lo hará en la mitad.
Asimismo, podría aclarar por qué
la Tierra es habitable. Al respecto, la universitaria indicó
que en el momento en que los gigantes se forman, “migran”,
se mueven hacia la estrella alrededor de la cual orbitan, o se alejan
de ella.
La hipótesis más reciente, publicada
este año en la revista Nature por un grupo científico
de Francia, encabezado por Kevin Walsh, es que Júpiter se acercó
al Sol y “botó” cuerpos que había entre él
y la zona donde se creó Marte. Luego el gigante, por interacción
gravitacional, se movió hacia afuera.
En este movimiento, Júpiter podría
haber enviado algunos cuerpos ricos en agua hacia la zona donde se constituyó
la Tierra. La misión Juno es importante para entender la formación
de planetas habitables en general.
Dado que la sonda requiere energía para
observar, enviar información y desplegar antenas, entre otras
funciones, usará tres paneles solares de dos por nueve metros.
Con ello, instrumentos como los de observación ultravioleta,
de detección de partículas energéticas, de estudio
de auroras, un medidor de helio o una cámara infrarroja, también
podrán funcionar, finalizó la científica universitaria.
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