• Uno de sus síntomas es
el vértigo y suele confundirse con otros trastornos del equilibrio,
destacó Rogelio Chavolla Magaña, académico de
la FM
• Se presenta con mayor frecuencia entre los 20 y 60 años,
indicó
La enfermedad de Méniere, asociada frecuentemente
al vértigo es, sin duda, uno de los padecimientos más
sobrediagnostocados, pues en el mundo sólo se presentan alrededor
de 15 casos por cada 100 mil habitantes al año, destacó
Rogelio Chavolla Magaña, coordinador académico de la División
de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Si bien puede ocurrir en cualquier etapa de
la vida, en los niños es poco frecuente y la mayor incidencia
se observa entre los 20 y 60 años; en función del sexo,
precisó, es más probable que lo padezcan mujeres, aunque
en hombres se detecta en edades más jóvenes, subrayó
el otorrinolaringólogo.
Se caracteriza por un vértigo de tipo
rotatorio, incapacitante, con náuseas, zumbido de oído,
sordera fluctuante o sensación de taponamiento, porque aumenta
la cantidad de líquido en el laberinto de ese órgano y
hace que se comprima toda la estructura interna, lo que explica el mareo,
dijo.
Entre los factores de riesgo se encuentran
las hiperlipidemias o mal manejo de lípidos, la diabetes, la
sífilis, así como algunos eventos traumáticos y
alérgicos, apuntó.
El diagnóstico debe ser de referencia
y contrarreferencia porque, en primera instancia, el médico debe
percatarse que es un problema en el oído interno y, por lo tanto,
debe remitir al paciente con el otorrinolaringólogo para determinar
que, efectivamente, se trata de esta enfermedad.
Un padecimiento sobrediagnosticado
Se afirma que está sobrediagnosticado,
porque se le asocia al vértigo; muchas veces los médicos
clasifican en esta categoría a todos los trastornos del equilibrio,
y es un error porque no es la causa más frecuente de esta sensación,
mencionó el académico universitario.
El mareo se manifiesta como una alucinación
de movimiento del entorno; los pacientes afectados perciben que éste,
o que ellos mismos, giran, refirió.
Este síntoma puede originarse en el
oído interno, pues una de sus funciones es el equilibrio dinámico,
aunque en otras ocasiones se vincula a problemas visuales o del sistema
nervioso central, abundó.
De hecho, añadió, la causa más
frecuente de este trastorno es la postural paroxística benigna,
que consiste en un desequilibrio de los receptores del oído interno.
Con los movimientos bruscos se desprenden algunos elementos neurosensoriales
compuestos de calcio dentro del laberinto y generan la sensación
de movimiento.
También, prosiguió, existen algunos
de tipo inflamatorio, probablemente de origen viral, que conocemos como
neuronitis vestibular, y origina manifestaciones de vértigo periférico;
en este caso, solamente el equilibrio es el que se ve dañado.
Otra causa es la isquemia, disminución
de circulación que lesiona al oído interno; se pueden
incluir pacientes con problemas en la columna cervical.
Un golpe importante también produce
reacciones de tipo inflamatorio y se manifiesta con desbalance. Finalmente,
acotó, en pocas ocasiones puede ser consecuencia de un procesos
tumoral neuro-otológicos.
Tratamiento
El tratamiento es muy complejo porque consiste
en reposo, diuréticos, sedantes laberínticos, medicamentos
antivertiginosos y, algunas veces, vasodilatadores. Se recomienda una
dieta baja en sal, y si están altos los triglicéridos
o la glucosa, deben disminuir sus niveles.
Una parte importante en la recuperación
del paciente, enfatizó, es la rehabilitación vestibular,
ejercicios de movimiento diario de los ojos y de la cabeza.
Aunque es una enfermedad que no se cura, si
se lleva correctamente el tratamiento pueden pasar muchos años
entre una crisis y otra, concluyó.
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