• Julio César Díaz
Montes, del doctorado en Ingeniería Mecánica de la FI,
elabora un prototipo para hacer eficiente este tipo de dispositivos
• Uno de los retos principales es trasladar la fuerza concentrada
en la palma artificial a los cinco dedos, para dotarlos de un impulso
que apoye la movilidad, explicó
Para desarrollar una prótesis de mano
que sea útil a personas carentes de esa extremidad, Julio César
Díaz Montes, alumno del doctorado en Ingeniería Mecánica,
de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, diseña un
prototipo con la meta de vencer dos de los principales obstáculos
que enfrentan estos desarrollos tecnológicos: falta de fuerza
y precisión.
Las manos tienen mecanismos complejos que involucran
movimiento, fuerza y precisión, difíciles de repetir desde
la ingeniería, sobre todo de manera simultánea, planteó
Díaz.
Hasta ahora, explicó, las prótesis
en varios países son de dos tipos: las pasivas, que no se mueven
y cuyo fin es meramente estético, y las activas, que tienen movimientos,
desde mecánicos hasta mioléctricos, es decir, reciben
señales eléctricas de los músculos del cuerpo.
Díaz Montes indicó que su objetivo
es graduarse con una tesis que planteé criterios para desarrollar
un dispositivo más eficiente. Su proyecto incluye el diseño
y la fabricación de un prototipo, y las pruebas pertinentes de
funcionalidad para que personas con discapacidad prueben su utilidad.
Fuerza de la palma a los dedos
Los aparatos actuales, comentó, aún
carecen de la fuerza necesaria para realizar tareas cotidianas, como
sostener un objeto o insertar una clavija.
Por ello, uno de los retos principales es trasladar
la fuerza concentrada en la palma de la mano artificial hacia los cinco
dedos, para dotarlos de un impulso que apoye la movilidad.
Para lograrlo, es necesario el uso de varios
sistemas; entre ellos, uno de motores y otro de baterías, que
deben acoplarse entre sí; también uno de flexión,
responsable de trazar las trayectorias que seguirán los movimientos
de los dedos.
“Para hacer una prótesis se requieren muchas áreas.
La evolución nos dotó de varias herramientas en las manos,
difíciles de reproducir de manera artificial. Por ejemplo, el
trabajo simultáneo de varios tendones para mover los dedos. En
este desarrollo tratamos de simplificar los procesos y acercarnos a
lo que hace la naturaleza”, añadió.
A fin de obtener precisión, el alumno
de la FI trabaja también con las trayectorias, como seguir la
ruta de un rizo para flexionar cada dedo.
Díaz Montes estudió la licenciatura
y la maestría en Ingeniería Mecánica, y actualmente
cursa el último semestre del doctorado en esa misma especialidad.
Con este proyecto está adscrito al grupo de Mecatrónica
de la FI, que encabeza Jesús Manuel Dorador; aún así,
es multidisciplinario, “porque participamos ingenieros mecánicos,
industriales, mecatrónicos y diseñadores industriales”,
concluyó.
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