Boletín UNAM-DGCS-434
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 24 de julio de 2011


María Cristina Piña

DESARROLLAN EN LA UNAM BIOCERÁMICA PARA FORTALECER HUESOS

 

• El material es útil para prevenir o revertir la osteoporosis, explicó su creadora, María Cristina Piña Barba, del IIM
• La patente fue otorgada por haber logrado que el fosfato de calcio tuviera al magnesio como parte de su molécula

En el Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM, María Cristina Piña Barba, junto con otros científicos, obtuvo la patente para preparar una biocerámica, a base de whitlockita-magnesio, útil para prevenir la osteoporosis.

Se trata, explicó la científica, de un desarrollo en el que se obtiene la molécula de whitlockita-magnesio, que se asimila más fácilmente por el organismo y se transforma en el componente inorgánico del hueso (hidroxiapatita) en el momento en que llega a él, lo que permite el fortalecimiento del esqueleto.

“Se podría ingerir hidroxiapatita (una cerámica presente en la estructura ósea de los mamíferos) en grandes cantidades, sin que llegue a los huesos, porque el metabolismo del organismo no permite que se asimile, la desecha; si en vez de eso, tomamos un fosfato de calcio al que agregamos magnesio, se fortalecen esas piezas”, apuntó.

La patente, cuyo título a favor de la Universidad Nacional Autónoma de México se recibió recientemente, fue otorgada por haber logrado que la whitlockita quedara unida al magnesio y formara una sola molécula.

La whitlockita es un fosfato raro que se encuentra en algunas minas; su fórmula química es Ca9(Mg,Fe++)(PO4)6(PO3OH), y unido al calcio, se puede encontrar el magnesio o el fierro. Está asociada a otros fosfatos, arsenatos y vanadatos, por lo que no se emplea en el organismo humano a menos que sea pura; por ello, es más fácil obtenerla a partir de reactivos químicos de alta pureza, explicó la científica.

Para lograr que el magnesio quede dentro de la molécula de la whitlockita, se llevan a cabo reacciones químicas durante el proceso de obtención. En este caso, se usó un horno horizontal, donde se colocan los reactivos y por el que se hace pasar vapor de agua. Para las reacciones, se emplearon altas temperaturas: de 800 a 900 grados centígrados, durante un tiempo prolongado.

En cuanto al precio de este desarrollo, que podría aplicarse para cualquier hueso de mamífero, Piña Barba expuso que es compensado por los beneficios que implica; además, disminuiría si se produjera a gran escala. Otro factor a favor es que no tendría costos ambientales, como ocurre con la coralina, que se obtiene a partir de corales; la ausencia de éstos en los océanos tiene consecuencias desastrosas en el medio ambiente.

Otros desarrollos

La universitaria también ha conseguido obtener hueso de bovino anorgánico para reparar las piezas humanas. “Diseñamos un procedimiento para limpiarlo y quitar toda la parte orgánica del animal para que no sea rechazado por el cuerpo”.

“Es fácil y barato de producir; se hierve para ayudar a retirar los elementos biológicos. Se ha probado a nivel celular, en animales y, finalmente, en personas, con excelentes resultados”, abundó.

El proceso de reparación, si se implanta al hueso anorgánico, es muy interesante, pues al parecer lo que ocurre es que el cuerpo lo detecta como un objeto extraño al que se dedica a deshacerlo a través de macrófagos (osteoclastos), y después, a repararlo a través de los osteoblastos, como lo indicó Fernando Cueva, quien se ha dedicado mucho tiempo al implante de este material, refirió Piña Barba.

La innovación dio pie a una pequeña empresa que salió del IIM, Biocriss, S.A. de C.V., formada por alumnos de biomateriales que no tenían ofertas de trabajo.

Piña Barba expuso que “somos conejillos de Indias si algo se produce en países desarrollados y se prueba en pacientes de naciones tercermundistas. Para evitar esa situación se requiere formar nuestras propias industrias y contar con lo mínimo indispensable”.

Como la empresa –ya cuenta con los permisos respectivos de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, obtenidos por el trabajo de investigadores que han agotado las pruebas de biocompatibilidad, realizadas desde cultivos celulares, hasta en pacientes humanos–, el producto ya se usa y actualmente hay más de 20 mil pacientes implantados, en su mayoría del área de odontología y algunos más en ortopedia, sin un sólo caso de rechazo o queja.

“Se trata de personas que viven en la Ciudad de México y el área metropolitana, aunque está por comenzar la venta en el resto del territorio nacional”, anunció.

Cicatrización de piel

Otro proyecto importante en colaboración con expertos cubanos fue el desarrollo de una zeolita basada en aluminio y zinc, capaz de ayudar en la cicatrización de la piel sin dejar marcas; la que se obtiene es del mismo color que la original, y en ésta vuelve a crecer el vello.

En su tiempo, se probó en pacientes con pie diabético, con riesgo de amputación, y se logró la cicatrización de sus heridas, “sin embargo no teníamos las pruebas previas reportadas (en células y en animales), lo que causó muchos problemas. Esta investigación no se continuó en México por falta de recursos, sin embargo, en Cuba sí, y actualmente las zeolitas son muy usadas en ese proceso”.

En México, se generan estudios importantes que deberían tener salida a la sociedad; mientras esto no suceda, “seguiremos dependientes del exterior y atrapados en el Tercer Mundo, aunque contemos con científicos de primer nivel”, opinó.

Finalmente, señaló la importancia de apoyar, en las universidades, ese proceso a través de la generación de empresas y laboratorios; de la creación de una carrera que vincule a los investigadores con las compañías, y la formación de recursos humanos para promover el enlace entre estas últimas, las instituciones educativas y el gobierno.


--o0o--

 
 

Fotos


María Cristina Piña Barba, del Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM.