• El material es útil para
prevenir o revertir la osteoporosis, explicó su creadora, María
Cristina Piña Barba, del IIM
• La patente fue otorgada por haber logrado que el fosfato de
calcio tuviera al magnesio como parte de su molécula
En el Instituto de Investigaciones en Materiales
(IIM) de la UNAM, María Cristina Piña Barba, junto con
otros científicos, obtuvo la patente para preparar una biocerámica,
a base de whitlockita-magnesio, útil para prevenir la osteoporosis.
Se trata, explicó la científica,
de un desarrollo en el que se obtiene la molécula de whitlockita-magnesio,
que se asimila más fácilmente por el organismo y se transforma
en el componente inorgánico del hueso (hidroxiapatita) en el
momento en que llega a él, lo que permite el fortalecimiento
del esqueleto.
“Se podría ingerir hidroxiapatita
(una cerámica presente en la estructura ósea de los mamíferos)
en grandes cantidades, sin que llegue a los huesos, porque el metabolismo
del organismo no permite que se asimile, la desecha; si en vez de eso,
tomamos un fosfato de calcio al que agregamos magnesio, se fortalecen
esas piezas”, apuntó.
La patente, cuyo título a favor de la
Universidad Nacional Autónoma de México se recibió
recientemente, fue otorgada por haber logrado que la whitlockita quedara
unida al magnesio y formara una sola molécula.
La whitlockita es un fosfato raro que se encuentra en algunas minas;
su fórmula química es Ca9(Mg,Fe++)(PO4)6(PO3OH),
y unido al calcio, se puede encontrar el magnesio o el fierro. Está
asociada a otros fosfatos, arsenatos y vanadatos, por lo que no se emplea
en el organismo humano a menos que sea pura; por ello, es más
fácil obtenerla a partir de reactivos químicos de alta
pureza, explicó la científica.
Para lograr que el magnesio quede dentro de
la molécula de la whitlockita, se llevan a cabo reacciones químicas
durante el proceso de obtención. En este caso, se usó
un horno horizontal, donde se colocan los reactivos y por el que se
hace pasar vapor de agua. Para las reacciones, se emplearon altas temperaturas:
de 800 a 900 grados centígrados, durante un tiempo prolongado.
En cuanto al precio de este desarrollo, que
podría aplicarse para cualquier hueso de mamífero, Piña
Barba expuso que es compensado por los beneficios que implica; además,
disminuiría si se produjera a gran escala. Otro factor a favor
es que no tendría costos ambientales, como ocurre con la coralina,
que se obtiene a partir de corales; la ausencia de éstos en los
océanos tiene consecuencias desastrosas en el medio ambiente.
Otros desarrollos
La universitaria también ha conseguido
obtener hueso de bovino anorgánico para reparar las piezas humanas.
“Diseñamos un procedimiento para limpiarlo y quitar toda
la parte orgánica del animal para que no sea rechazado por el
cuerpo”.
“Es fácil y barato de producir;
se hierve para ayudar a retirar los elementos biológicos. Se
ha probado a nivel celular, en animales y, finalmente, en personas,
con excelentes resultados”, abundó.
El proceso de reparación, si se implanta
al hueso anorgánico, es muy interesante, pues al parecer lo que
ocurre es que el cuerpo lo detecta como un objeto extraño al
que se dedica a deshacerlo a través de macrófagos (osteoclastos),
y después, a repararlo a través de los osteoblastos, como
lo indicó Fernando Cueva, quien se ha dedicado mucho tiempo al
implante de este material, refirió Piña Barba.
La innovación dio pie a una pequeña empresa que salió
del IIM, Biocriss, S.A. de C.V., formada por alumnos de biomateriales
que no tenían ofertas de trabajo.
Piña Barba expuso que “somos conejillos
de Indias si algo se produce en países desarrollados y se prueba
en pacientes de naciones tercermundistas. Para evitar esa situación
se requiere formar nuestras propias industrias y contar con lo mínimo
indispensable”.
Como la empresa –ya cuenta con los permisos
respectivos de la Comisión Federal para la Protección
contra Riesgos Sanitarios, obtenidos por el trabajo de investigadores
que han agotado las pruebas de biocompatibilidad, realizadas desde cultivos
celulares, hasta en pacientes humanos–, el producto ya se usa
y actualmente hay más de 20 mil pacientes implantados, en su
mayoría del área de odontología y algunos más
en ortopedia, sin un sólo caso de rechazo o queja.
“Se trata de personas que viven en la
Ciudad de México y el área metropolitana, aunque está
por comenzar la venta en el resto del territorio nacional”, anunció.
Cicatrización de piel
Otro proyecto importante en colaboración
con expertos cubanos fue el desarrollo de una zeolita basada en aluminio
y zinc, capaz de ayudar en la cicatrización de la piel sin dejar
marcas; la que se obtiene es del mismo color que la original, y en ésta
vuelve a crecer el vello.
En su tiempo, se probó en pacientes
con pie diabético, con riesgo de amputación, y se logró
la cicatrización de sus heridas, “sin embargo no teníamos
las pruebas previas reportadas (en células y en animales), lo
que causó muchos problemas. Esta investigación no se continuó
en México por falta de recursos, sin embargo, en Cuba sí,
y actualmente las zeolitas son muy usadas en ese proceso”.
En México, se generan estudios importantes
que deberían tener salida a la sociedad; mientras esto no suceda,
“seguiremos dependientes del exterior y atrapados en el Tercer
Mundo, aunque contemos con científicos de primer nivel”,
opinó.
Finalmente, señaló la importancia
de apoyar, en las universidades, ese proceso a través de la generación
de empresas y laboratorios; de la creación de una carrera que
vincule a los investigadores con las compañías, y la formación
de recursos humanos para promover el enlace entre estas últimas,
las instituciones educativas y el gobierno.
--o0o--