• Se han dejado de lado acciones
relacionadas con la educación sexual y reproductiva, así
como el acceso a métodos anticonceptivos, destacó Carlos
Welti, investigador de la UNAM
El abandono de políticas de población
afecta principalmente a los jóvenes, pues se han dejado de lado
acciones relacionadas con la educación sexual y reproductiva,
así como el acceso a métodos anticonceptivos, lo que se
refleja en las tasas de fecundidad, indicó Carlos Welti Chanes,
del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
A nivel nacional, 37 por ciento de las mujeres
en edad reproductiva, mayores de 20 años, tuvieron su primer
hijo en la adolescencia, y este fenómeno es más evidente
si se asocia a factores socioeconómicos.
Es indudable que quienes se embarazan en etapas
tempranas tendrán problemas para encontrar empleo, y si lo hacen,
se les dificultará compaginarlo con la maternidad.
Esto no sólo tiene consecuencias en
el desarrollo personal y profesional de ellas, sino también de
los hijos. Además, la gestación en ese periodo de la vida
influye en la formación y estabilidad de las uniones e impacta
en la salud del género femenino. Por lo regular, las madres no
abandonan la escuela por el embarazo, sino por la unión conyugal,
aclaró el también vicepresidente de la región occidental
de la International Planned Federation.
Causas de la maternidad adolescente
Otro factor que incide en este fenómeno
es el nivel de estudios. Se afirma que de las mujeres que no asistieron
a la escuela, 122 de cada mil tienen un hijo antes de los 20 años,
mientras que la cifra de quienes poseen estudios de bachillerato, es
de sólo 40 por cada mil.
En la actualidad, cada vez es mayor el número
de mujeres que no desean tener más de dos hijos; sin embargo,
existe una clara relación entre el inicio temprano de la maternidad
y el número total de vástagos. El promedio general es
de dos, pero quienes comienzan en la adolescencia, es probable que lleguen
a tener cinco o más, apuntó el demógrafo.
Se considera que hay un conocimiento universal
de los anticonceptivos, pero haber oído hablar de ellos no necesariamente
significa saber usarlos. Aunado a ello, está el hecho de que
los adolescentes no tienen acceso a estos métodos debido al precio,
y a que no hay políticas públicas que posibiliten su adquisición
de manera gratuita, concluyó.
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