• El proyecto, creado por especialistas
del Instituto de Física, busca dar respuesta a incógnitas
del pasado
El patrimonio mexicano es muy vasto y está
integrado por los objetos más diversos. Algunos están
hechos de minerales tan sólidos como el granito, otros de materiales
tan sutiles como el papel, pero todos tienen algo que decirnos sobre
nuestro pasado y también todos deben ser preservados, algo que
en ocasiones pone en una disyuntiva a los investigadores, pues deben
analizar los vestigios, pero muchas de las técnicas que hay para
ello son invasivas e implican cierto riesgo de deterioro.
Conscientes de la situación, especialistas
del Instituto de Física (IF) de la UNAM desarrollaron el proyecto
Análisis No Destructivo Para El Estudio del Arte, la Arqueología
y la Historia (ANDREAH), que busca ser una alternativa para el análisis
de piezas históricas.
A través de éste, es posible
obtener información sobre los materiales empleados y a qué
épocas pertenecen, así como clasificar técnicas
de manufactura o tecnologías antiguas, determinar procedencia
de los objetos, establecer cronologías relativas y absolutas,
señalar aspectos de deterioro y proponer métodos de restauración
y estrategias de conservación preventiva, tanto para colecciones
como para piezas únicas, explicó el director del proyecto,
José Luis Ruvalcaba Sil.
“De esta manera, es posible revalorar
el patrimonio cultural e histórico nacional sin ponerlo en riesgo,
lo que tiene un impacto positivo”.
Se trata de estudiar el pasado y preservar
para el futuro
El objetivo de ANDREAH es claro, desarrollar
metodologías e infraestructuras experimentales para caracterizar,
de manera no destructiva, los materiales de los acervos nacionales que
integran el patrimonio de México, apuntó.
Además, otra de las metas es integrar
grupos de investigación interdisciplinaria y formar recursos
humanos especializados en el estudio no destructivo de nuestro legado
histórico.
“Conforme el proyecto avance, se crearán
bases de información de los materiales y objetos, así
como de las colecciones más relevantes del país”,
agregó Ruvalcaba Sil.
In situ
Una de las características de esta forma
de trabajo, es que los equipos son trasladados al lugar en el que se
localizan las piezas o documentos para un análisis directo del
objeto de estudio, sin toma de muestra, “esto es, el laboratorio
va al museo y no al revés, como es usual”.
Ante lo poco ortodoxo que puede sonar, Ruvalcaba
Sil explicó que en realidad se trata de algo básico. “Analizar
una pieza o documento histórico in situ evita riesgos, deterioro,
pérdida o daño, una posibilidad siempre presente en los
traslados”.
Además, añadió, se trata
de una metodología que se pueden aplicar a un objeto en solitario,
pero también a una colección completa, con la ventaja
de que permite determinar, de entre un muestrario amplio, cuál
de todas las piezas es la idónea para realizar estudios más
detallados, algo que en ocasiones se dejaba a la especulación.
Se trata de un procedimiento meticuloso que
emplea técnicas de registro de imágenes a partir de diversos
tipos de luz, como la ultravioleta, infrarroja y la visible, y equipos
portátiles de fluorescencia de rayos X, espectroscopía
Raman e infrarroja, entre otros.
Temas de investigación
Al estudiar documentos antiguos, ANDREAH se
enfoca a la caracterización de los materiales, es decir, a analizar
tintas, composición de colores orgánicos e inorgánicos,
bases de reparación, soporte y encuadernación. El Acta
de Independencia de 1821, libros de coro del siglo XVII al XIX —tanto
del acervo de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México
como de la de Puebla— y códices prehispánicos y
coloniales, son ejemplo de su aplicación.
También se ha trabajado en la colección
de cascabeles de cobre y piezas áureas de las ofrendas del Templo
Mayor, y en la colección de oro y plata de la Tumba 7 de Monte
Albán, en el Museo de las Culturas de Oaxaca.
Además, explicó Ruvalcaba Gil,
este método de análisis no destructivo es tan versátil
que permite trabajar con obras pictóricas, al revelar técnicas,
evolución artística y materiales empleados.
El especialista detalló que un material
en el que se puede profundizar son las piedras verdes, turquesas y muchos
otros líticos, tan apreciados por las culturas prehispánicas.
Este tipo de análisis se ha desarrollado rápidamente debido
al empleo de espectroscopías (a través del estudio de
la interacción entre la radiación electromagnética
y la materia), métodos que ayudan a identificar los minerales
que componen las piezas.
“Se obtiene información valiosa
para estudios de procedencia, rutas de intercambio y técnicas
de manufactura. Ahora trabajamos con la máscara de Malinaltepec
y otras piezas verdes de Teotihuacan y el área maya, así
como piezas de Tecalli y del Museo Nacional de Antropología”.
En este proyecto interdisciplinario participan
grupos de investigación del Instituto de Investigaciones Estéticas,
Antropológicas, y el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo
Tecnológico de la UNAM, entre otros.
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