• En un proceso de separación
legal, ambos progenitores pueden utilizar a los hijos como “armas”
para dañar al cónyuge, sin percatarse que no sólo
infligen daño a la ex pareja, sino también a los niños,
explicó Andrómeda Valencia Ortiz, de la Facultad de
Psicología de la UNAM
El Síndrome de Alienación Parental
(SAP) es una forma de maltrato a los menores, quienes ven en sus padres
la garantía de seguridad y bienestar frente al mundo exterior.
En un proceso de separación legal, ambos progenitores pueden
utilizar a los hijos como “armas” para dañar al cónyuge,
sin percatarse que no sólo infligen daño a la ex pareja,
sino también a los niños, advirtió Andrómeda
Valencia Ortiz, académica de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM.
Se utiliza información que es falsa
o que está manipulada por un adulto, con la finalidad de obtener
una respuesta específica, en su propio beneficio. En la mayoría
de los casos, las consecuencias para los pequeños son irreversibles
si no son tratados por especialistas.
También debe atenderse a quien ejerce
este maltrato, pues ya perdió el límite entre una batalla
legal y el daño que puede provocar en sus hijos, al utilizarlos
como “elementos de guerra”, puntualizó la también
jefa del Centro de Servicios Psicológicos Dr. Guillermo Dávila,
de la entidad universitaria.
Si uno de los progenitores es señalado
como el culpable de la ruptura familiar, los menores sufren un gran
impacto emocional y entran en confusión por la información
que reciben. La separación altera su rendimiento académico
y su funcionamiento social, al no existir claridad acerca de lo que
sucede.
Así, los niños en etapa preescolar,
entre los cuatro y seis años, confiarán en uno de los
adultos. En fases más avanzadas, se complica la detección
del trastorno. Por ejemplo, padre o madre favorecen esta respuesta emocional,
pueden utilizar el chantaje, bienes materiales y datos falsos para convencer
al vástago de las ventajas de permanecer a su lado.
En general, la situación presiona a
los hijos, altera sus respuestas emocionales, manipula su forma de pensar,
porque se altera la imagen y relación del pequeño con
sus progenitores.
Asimismo, puntualizó que esta situación
repercute a futuro en las relaciones sociales de los menores, quienes
presentan cuadros de ansiedad y depresión.
El síndrome
En 1985, Richard Gardner, psiquiatra y psicoanalista
estadounidense, creó el término Síndrome de Alienación
Parental, después de evaluar diversos casos de divorcios conflictivos
o destructivos, para referir al conjunto de comportamientos que resultan
del proceso por el que la madre o el padre, mediante distintas estrategias,
transforman la conciencia de sus hijos, con objeto de impedir, obstaculizar
o destruir los vínculos con el otro.
Ello implica que el infante tendrá una
idea distorsionada sobre uno de sus padres, contra el que se dirige
el ataque. Se lastima la relación y favorece la aparición
de problemas emocionales, explicó Valencia Ortiz.
El término de este síndrome no
es aceptado por la Organización Mundial de la Salud, ni por la
Asociación Americana de Psiquiatría. Esta última
analiza la posibilidad de incluirlo en la próxima edición
del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales, contemplada para mayo de 2013.
La especialista mencionó que no existen
estrategias para identificar, con claridad, si una persona es víctima
de alienación parental o si los padres simplemente están
desorientados y utilizan cierta información, sin darse cuenta
del efecto que puede tener.
Importancia de lo parental
En la familia adquirimos recursos básicos
de convivencia, control de emociones, autoestima, manejo de problemas
y toma de decisiones. En un ambiente sano, donde los niños se
sienten valorados, amados y seguros, si un integrante provoca aversión,
estos elementos no se desarrollan totalmente.
Valencia Ortiz resaltó que la imagen
de los ascendientes es uno de los pilares fundamentales del desarrollo
emocional de cada individuo. Al ser sana, se favorece el crecimiento
personal. “A nivel neurobiológico facilita la maduración
del sistema nervioso central, relacionado con un mejor funcionamiento”,
explicó.
Legislación
El 7 de septiembre de 2004 entraron en vigor
reformas a los códigos Penal, Civil y de Procedimientos Civiles,
referentes a la Guarda, Custodia y Derechos de Convivencia en el Distrito
Federal. En el Código Civil se incluyó el término
del Síndrome de Alienación Parental, en el artículo
411.
Establecía que quien ejerciera la patria
potestad debería procurar el respeto y acercamiento de los menores
con el otro padre que también ejerza la patria potestad. En consecuencia,
cada uno de ellos debe evitar cualquier acto de manipulación
o alienación parental encaminada a producir en los niños
rencor o rechazo.
En diciembre de 2006, la ALDF aprobó
otra medicación del artículo, que eliminó el concepto
de SAP del Código Civil, por la controversia que suscitó
su inclusión.
Los cambios legislativos incluyeron la figura
jurídica de guarda y custodia compartida, por medio de la que
se establece que las parejas separadas o divorciadas tienen los mismos
derechos y obligaciones con los hijos.
Además, en los cambios legislativos
de 2006, se creó la figura de asistente de menores. Son psicólogos,
trabajadores sociales y pedagogos del Sistema para el Desarrollo Integral
de la Familia (DIF) en el DF, quienes deben brindar protección
psicológica a los pequeños, al hablar a solas con el juez
para exponer su situación familiar.
Niños, los más afectados en el
divorcio
De acuerdo a las cifras del Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal (TSJDF), en 2010 se registró
un aumento de 3.8 por ciento en el número de separaciones; de
enero a octubre de ese año se contabilizaron 27 mil 299 demandas
de divorcio, mil 31 más que las 26 mil 268 celebradas en el mismo
periodo de 2009.
En el país, según las Estadísticas
Vitales 2008, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI), ocurren 13.9 divorcios por cada 100 matrimonios. En 2000, la
relación era de 7.4, y en 1980, de 4.4.
Valencia Ortiz concluyó que en los procesos
de separación debe protegerse a los infantes de los problemas
entre la pareja en conflicto, en particular, si a los padres se les
olvida salvaguardar la integridad emocional de sus hijos.
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