• De fácil interpretación,
integran geoformas y suelos, dijo Francisco Bautista Zúñiga,
del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental
• Son útiles para estudios forestales, agrícolas,
de fertilidad, inundaciones, recarga de acuíferos y riesgo
ambiental
Una nueva generación de mapas que incluyen
las diversas formas de la tierra (geoformas) y suelos del territorio
nacional son desarrollados por Francisco Bautista Zúñiga
en el Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA),
con sede en el campus Morelia de la UNAM.
De moderna cartografía, visibles en
computadora, elaborados con el uso de imágenes satelitales, son
útiles para estudios forestales, agrícolas y pecuarios,
así como para la recarga de acuíferos, zonas de inundaciones
y riesgos ambientales, entre otras aplicaciones.
La metodología para desarrollar estas
herramientas científicas fue desarrollada en 1988 en Holanda
por el científico Alfred J. Zinck, quien la ha probado en varias
partes del orbe.
Zinck y Bautista –doctor en Biología,
experto en edafología y en esa metodología de nueva generación-
junto con Gerardo Palacio y Patricia Quintana, elaboraron con éxito
un primer mapa, referente a la península de Yucatán, que
incluye al estado del mismo nombre, Campeche y Quintana Roo. Ese material
se publicó en la revista Geomorphology, de las mejores
del mundo en esa área del conocimiento.
Actualmente, el investigador universitario
desarrolla otras referentes a la península de Baja California,
Michoacán y el Sistema Neovolcánico, que atraviesa la
zona central del país.
De rocas a suelos y geoformas
Lo mapas del Instituto Nacional de Estadística
y Geografía (INEGI) parten de que la geología y la base
cartográfica es geológica, es decir, describe los tipos
de roca, pero son muy difíciles de leer. Es más conveniente
utilizar un enfoque geomorfopedológico, es decir, la geomorfología
como base cartográfica y la edafología como fundamento
temático, explicó.
Con esta técnica, añadió,
se hacen mejores proyecciones y se pueden leer bien, pues no se necesita
ser un experto para reconocer con facilidad las regiones. “Estos
mapas juntan las formas de la Tierra, como planicies, montañas
y valles, con los suelos”, precisó.
Una de las ventajas es que, además de
distinguir en una zona del territorio nacional una montaña, por
ejemplo, se puede observar el grupo de suelo que la acompaña.
“Vemos si son fértiles, forestales, para conservación
de la biodiversidad; si son suelos para la recarga de acuíferos,
o zonas de deslizamiento o inundación”, añadió.
Se pueden distinguir áreas de inundación
y así estar alertas ante la llegada de eventos naturales cíclicos,
como huracanes. “Son útiles para el análisis de
riesgos ambientales, zonas de productividad, diseño de ciudades,
regiones agrícolas y sísmicas”.
Red por todo el país
Actualmente, Zúñiga impulsa su
realización mediante una red de especialistas en todo el país.
“La hacemos con amigos con quienes elaboramos cartas de Chiapas,
Tabasco y San Luis Potosí, y la DGAPA-UNAM financia el proyecto”.
La idea es cubrir todo el país, pues
se pueden usar imágenes de satélite o radar, pero es necesario
el conocimiento local. “Si tengo una contraparte en cada estado
se facilita el trabajo. Ellos son colegas edafólogos (especialistas
en el estudio del suelo) o geomorfólogos que aprenden o aplican
esta técnica”, señaló.
El mapa completo de México será
de mayor detalle, a una escala de 1:500 mil, y los estatales de 1:250
mil, es decir, permitirán una gran precisión. “En
Yucatán y Michoacán los hacemos a escala de 1:50 mil,
y mejoramos la metodología”.
El universitario explicó que debido
a que la nación tiene todas las formas de relieve y casi todos
los grupos de suelo del mundo, se pueden hacer mejoras al sistema ideado
por Zinck. “En estas proyecciones las personas distinguen un volcán
en Michoacán o un cenote en Yucatán, y si los pueden leer
los van a usar, eso es lo importante”.
Actualmente, Francisco Bautista genera nueva
información científica de suelos, a la vez que prepara
a especialistas con esta tecnología.
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