• Debido a sus privilegiadas condiciones,
podría producir 3.5 millones de galones de etanol por día,
aseguró la investigadora Martha Hernández Baños
Por sus características geográficas
y climatológicas, México tiene el potencial para producir
3.5 millones de galones de etanol por día con la utilización
de su variada vegetación y subproductos forestales que no compiten
con el consumo humano, señaló la catedrática e
investigadora Martha Hernández Baños.
En el auditorio Javier Barros Sierra
de la Facultad de Ingeniería, precisó que en el uso de
bagazo de caña, rastrojo de maíz, cascarilla de arroz,
virutas, aserrín, desechos forestales, higuerilla, jatropha y
algas ricas en aceites, se tiene la amplia posibilidad de producir bioenergéticos
para reducir las emisiones de dióxido de carbono, revitalizar
la actividad agrícola en zonas no aptas para cultivos tradicionales
y frenar la importación de gasolinas que representa una fuerte
sangría económica para el país.
Participante en el Primer Congreso de Alumnos
de Posgrado con el tema La bioenergía en México,
la académica subrayó que, de acuerdo con la reciente evaluación
del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática,
se tienen en el país 18 millones de hectáreas con las
que se podrían producir 20 toneladas de vegetación por
hectárea, lo que permitiría obtener bioetanol a razón
de 80 galones por cada tonelada de biomasa vegetal.
Por esa diversidad en vegetación, subproductos forestales y algas
que no compiten con los alimentos, apuntó, México es considerado
un potencial productor de etanol y, actualmente, al menos dos compañías
han comenzado a desarrollar estudios para aprovechar esos recursos.
Una de ellas es BioFields, que planea invertir
850 millones de dólares en una planta de algacultura que estará
localizada en Puerto Libertad, Sonora, donde mediante el proceso de
fotosíntesis de esas plantas acuáticas ricas en aceites,
se prevé producir alrededor de 100 millones de galones de etanol
al año.
La otra compañía, de origen estadounidense,
PetroSun, pretende establecer una planta de algas en Navolato, Sonora,
que produciría dos mil 500 millones de galones de aceite de alga
al año para la elaboración de biocombustibles.
Hernández Baños recordó
que de acuerdo a la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos
de febrero de 2008, el maíz está exento de ser utilizado
para la producción de etanol, lo que no debe impedir mantener
la estrategia de transición hacia energías verdes y renovables,
debido a la enorme cantidad de recursos y subproductos agrícolas
con que cuenta el país para avanzar en energías limpias
y renovables.
Para contribuir al desarrollo de las comunidades,
dijo, se tiene el ambicioso Plan de Biocombustibles para los Indígenas,
que involucra el cultivo de 100 mil hectáreas de jatropha en
cinco estados del país. El proyecto, que significaría
el rescate de tierras agrícolas erosionadas, se aplicará
en Chiapas, Guerrero, Puebla, Oaxaca y Veracruz, con una inversión
de 50 millones de dólares que aportarían diferentes empresas.
Otros proyectos que permitirán que México
inicie un Programa de Bioenergía consistente y formal, se analizan
en Veracruz y Jalisco, que serán las primeras entidades en utilizar
etanol para los parques vehiculares de sus zonas metropolitanas. A estos
proyectos se suma la planta de biodiésel en Chiapas, recién
inaugurada y que opera con plantas y biomasa.
En los biocombustibles, insistió, México
tiene un gran futuro, lo que obliga a profundizar las investigaciones
para ampliar la gama de la biomasa que puede ser utilizada para producir
energía verde sin deterioro de los recursos naturales o inventarios
de alimentos. “Es en la energía verde, resumió,
donde está el futuro y desarrollo sustentable de las naciones,
y México no puede quedarse atrás”.
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