• Servando De la Cruz Reyna, investigador
del Instituto de Geofísica, indicó que al mes, se registran
hasta tres eventos de ese tipo, sin que impliquen riesgos
Las exhalaciones recientes del volcán
Popocatépetl que generaron una columna de ceniza que alcanzó
una altura de tres kilómetros son manifestaciones normales. Sin
embargo, es imprescindible su constante monitoreo, para tomar precauciones
y estar atentos a cualquier evidencia que dé lugar a un movimiento
mayor.
Así lo expresó Servando De la
Cruz Reyna, investigador del Instituto de Geofísica, quien destacó
que el coloso observa una actividad continua desde 1994, pero fue entre
1997 y 2001 que registró mayor actividad, para después
disminuir.
Asimismo, el 23 de mayo de 2011, registró
una sacudida similar a la del pasado 3 de junio; en esta última
ocasión ocurrió alrededor de las 6:37 horas, y sorprendió
con una columna de ceniza que alcanzó una altura de tres kilómetros
de distancia.
De la Cruz Reyna, investigador del Departamento
de Vulcanología y doctor en Ciencias, refirió que a lo
largo del año han ocurrido cuatro o cinco eventos similares.
“Lo que pasa es que no siempre las condiciones
de visibilidad son tan buenas, pero es un proceso normal. Por ello,
el Cenapred mantiene el semáforo de alerta volcánica en
amarillo”, precisó el investigador.
Se tiene documentado que en el mundo existen
alrededor de 500 a 600 volcanes con movimientos similares.
Los elementos que no se ven se componen de
gases volcánicos, vapor de agua, bióxido de carbono, bióxido
de azufre, entre otros y, en contraparte, lo que se puede apreciar es
ceniza con material sólido de la lava que se pulveriza.
De la Cruz Reyna agregó que los estudios
relativos al Popo involucran diversas especialidades para analizar sus
deformaciones, actividad sísmica, emisiones, trayectoria, manantiales,
composición de las cenizas así como de los gases que emite,
entre otros aspectos.
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