• Para que sea de sólo dos
grados, el consumo para 2050 debe ser al menos 50 por ciento inferior
al actual: Claudia Sheinbaum, del Instituto de Ingeniería
• Blanca Jiménez Cisneros, del mismo instituto, dijo
que entre 1960 y 2007, las precipitaciones pluviales disminuyeron
a un ritmo de 0.4 por ciento anual
Si el consumo de energía continúa
al ritmo de crecimiento que tiene en la actualidad, los escenarios establecen
que dentro de 100 años habrá un aumento en la temperatura
mundial de alrededor de seis grados centígrados, advirtió
Claudia Sheinbaum Pardo, investigadora del Instituto de Ingeniería
(II) de la UNAM.
No obstante, apuntó, si queremos que
sólo haya una elevación de dos grados en las siguientes
diez décadas, el consumo de combustibles fósiles para
el 2050 debe ser por lo menos 50 por ciento inferior al actual.
Al participar en la Semana Verde, organizada
por el II, Sheinbaum Pardo consideró que el esfuerzo del mundo
tiene que ser titánico; es decir, en las próximas cuatro
décadas se deben reducir de manera considerable las emisiones
de gases de efecto invernadero y, en algunos escenarios, se afirma de
hacerlo hasta en 80 por ciento.
En el auditorio José Luis Sánchez
Bribiesca de la Torre de Ingeniería, refirió que hoy día
todavía hay millones de personas en el mundo que no tienen electricidad,
demanda que se debe cubrir. Estudios recientes revelan que si se provee
de electricidad a todos los que carecen de ella, las emisiones de gases
de efecto invernadero sólo se incrementarían 0.8 por ciento.
Por su parte, Blanca Jiménez Cisneros,
investigadora del mismo instituto, comentó que las principales
afectaciones del cambio climático en el tema del agua son: cambios
en patrones de precipitación y de evapotranspiración;
elevación del nivel del mar, que afecta los acuíferos
de las zonas costeras; modificaciones en la intensidad y duración
de eventos extremos, mayores inundaciones y sequías, así
como en la humedad del suelo a causa de la evaporación y en el
derretimiento del hielo.
En términos de la precipitación,
Jiménez Cisneros informó que en las últimas décadas
la tendencia ha sido su disminución; entre 1960 y 2007 se dio
a un ritmo de 0.4 por ciento anual. Si bien las causas no están
bien determinadas, se podría suponer que es por el cambio global.
Adalberto Noyola Robles, director del II, explicó
que la Semana Verde es una acción derivada del proyecto de responsabilidad
ambiental del instituto y forma parte de su plan de desarrollo, lo que
nos ha permitido innovar y ser precursores en este aspecto.
Por su parte, Mireya Imaz Gispert, coordinadora
del Programa Universitario del Medio Ambiente, precisó que la
UNAM lanzó hace casi dos años la estrategia de universidad
sustentable, Ecopuma, que abarca los rubros de energía, movilidad,
residuos y agua. Pero también se abordan otros temas, como áreas
verdes, construcciones, compras verdes y gobierno electrónico.
Al inaugurar el encuentro, el coordinador de
la Investigación Científica, Carlos Arámburo de
la Hoz, destacó que, desde hace varios años, la Universidad
Nacional ha impulsado un enfoque de responsabilidad con el medio ambiente,
mediante la creación de diversos programas y proyectos como Ecopuma
y Pumagua, lo que permite que la comunidad sea más sensible a
este tipo de temas.
Los universitarios, añadió, tenemos
la responsabilidad no sólo de generar conocimiento y formar recursos
humanos en relación a una mejor integración con el ambiente,
sino también promover el desarrollo de la sociedad en un ámbito
equilibrado que permita la sustentabilidad de las nuevas generaciones.
A su vez, Carlos Mena Brito, director ejecutivo
del Centro Mario Molina y catedrático de la Facultad
de Química, indicó que en los últimos 200 años
se ha modificado la composición química de la atmósfera,
por el uso de los combustibles de origen fósil, el cambio del
uso del suelo y la deforestación, entre otras.
La acumulación de bióxido de
carbono en la atmósfera es el principal motivo del calentamiento
global. Ello ha traído como consecuencia el incremento de la
temperatura, aumento del nivel del mar y disminución de la cubierta
de nieve en el Polo Norte.
Por ejemplo, 2010 y 2005 quedaron registrados
como los años más cálidos desde que se empezó
a tomar en cuenta la temperatura promedio mundial (1880), casi un grado
centígrado superior al promedio del siglo XX.
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