• El evento
tuvo lugar el pasado 28 de marzo y fue registrado por el satélite
Swift; los pormenores serán dados a conocer en la próxima
edición de la revista Science
• El director del Instituto de Astronomía de la UNAM,
William Lee, es parte del grupo de científicos que realizó
el hallazgo
Hace menos de dos meses, el 28 de marzo,
el satélite Swift de la NASA localizó una ráfaga
de rayos gamma que proviene de la destrucción de una estrella
que se acercó demasiado a un agujero negro masivo, en el centro
de una galaxia distante, hallazgo que fue dado a conocer por un grupo
internacional de astrónomos en la revista Science,
este 16 de junio.
El satélite Swift lleva casi siete años de
observar el cielo a la caza, entre otras cosas, de destellos de rayos
gamma, la luz con mayor energía que existe, para intentar desentrañar
el misterio de su origen.
Aunque aún quedan incógnitas, los expertos piensan que
la mayoría de ellos se generan si estrellas de muy alta masa
colapsan al término de su vida y forman un agujero negro.
A ello, sigue la emisión de una radiación en forma de
estrecho chorro que dura sólo unos minutos, pero que debido
a su gran intensidad puede ser detectada a pesar de ocurrir en galaxias
muy distantes. Estos destellos pueden desprender en muy poco tiempo
tanta cantidad de energía como la que nuestro Sol ha emitido
desde que se formó, hace cinco mil millones de años.
SW 1644+57: una fulguración sin precedentes
Curiosamente, la ráfaga que detectó el satélite
Swift (denominada SW 1644+57), aunque parecía de rutina,
duró más de lo habitual. Localizada en el centro de
una galaxia en la constelación Draco, a casi cuatro mil millones
de años luz de la Tierra, SW 1644+57 brilló descomunalmente
en los monitores del satélite por días, un récord
para este tipo de fenómenos.
Tras la llamarada detectada, un grupo de astrónomos de instituciones
de Estados Unidos, Europa y México -entre los que se encuentra
William Lee, director del Instituto de Astronomía de la UNAM-
decidieron seguirle la pista y la estudiaron con el telescopio espacial
Hubble y el telescopio de rayos X Chandra, ambos puestos
en órbita y operados por la NASA.
También buscaron información sobre cómo se veía
la galaxia antes de explotar. Todo indica que ésta, como muchas
otras, tiene en su centro un agujero negro muy masivo, en este caso
con un nivel equivalente a un millón de soles, mediano en comparación
con los más grandes, que pueden llegar a pesar hasta mil millones
de astros.
La mayoría de las veces, están tranquilos y permanecen
invisibles, pero si una estrella pasa cerca, puede ser destrozada
por la violenta atracción del agujero negro y ser tragada por
él.
Todos los estudios realizados por los astrónomos indican que
éste parece haber sido el caso de SW 1644+57. Probablemente,
una estrella del tamaño de nuestro Sol habría llegado
a una zona peligrosamente cercana al agujero negro y éste la
habría perturbado fuertemente, deshaciéndola; tragó
buena parte de su material.
Con un proceso similar, pero a mayor escala al que tiene lugar en
los destellos de rayos gamma típicos, parte del material tragado
se reinyectaría a través de un estrecho y potente chorro.
Las partículas en éste viajarían casi a la velocidad
de la luz y producirían la intensa emisión de rayos
gamma detectada por el satélite.
Es la primera vez que un evento de esta
naturaleza es observado en rayos gamma, pero los astrónomos
calculan que en cada galaxia con un agujero negro en su núcleo
puede suceder una situación similar cada 100 mil años,
aproximadamente.
En México, el desarrollo de proyectos de telescopios robóticos
se lleva a cabo en el Observatorio Astronómico Nacional en
San Pedro Mártir, Baja California. A futuro, serán utilizados
para caracterizar y dar seguimiento a esta clase de eventos, y otros
que ocurren de manera regular y de los que apenas hay teorías
hoy en día.
El trabajo, que será publicado en la prestigiosa
revista Science este 16 de junio a través de la sección
Science Express, fue liderado por Joshua Bloom, astrónomo de
la Universidad de California en Berkeley.
La investigación de William Lee es apoyada
parcialmente por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Entre los autores del artículo se encuentran
Dimitrios Giannios, Brian D. Metzger, S. Bradley Cenko, Daniel A.
Perley, Nathaniel R. Butler, Nial R. Tanvir, Andrew J. Levan, Paul
T. O Brien, Linda E. Strubbe, Fabio De Colle, Enrico Ramírez-Ruiz,
Sergei Nayakshin, Eliot Quataert, Andrew R. King, Antonino Cucchiara,
James Guillochon, Geoffrey C. Bower, Andrew S. Fruchter, Adam N. Morgan
y Alexander J. van der Horst.
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